Lección 48: Presentando al Ángel de Luz

Lección 48: Presentando al Ángel de Luz

Pasaje Bíblico: 1 Pedro 5:8 y Pasajes Selectos.

Jesús tiene cuidado del creyente, pero eso no significa que podamos ser descuidados. Hay un enemigo al acecho: un león rugiente llamado Satanás. En este programa, respondemos algunas de las preguntas más críticas que podamos tener sobre este peligroso oponente que quiere más que nada tentar, dividir, engañar y destruir.

Transcripción

Introducción

En su famosa historia de ficción, Cartas del Diablo a su Sobrino, C.S. Lewis advirtió que había dos extremos en los que podemos caer con respecto al diablo y sus demonios. Un extremo es tener un interés desmedido en ellos y el otro extremo es no creer en su existencia. Lewis escribió que el mundo demoníaco se deleita en ambos extremos.

En otras palabras, cuando se trata de Satanás, en particular, algunos sobreestiman sus atributos y lo encuentran debajo de cada piedra, mientras que otros lo subestiman e ignoran su presencia. Ambas perspectivas son peligrosas.

Y como el apóstol Pedro insinúa en su carta, el creyente puede olvidarse de esta realidad y no estar alerta ante el peligro, el engaño del Diablo.

Hace muchos años compartí algo que solía hacer cada año cuando era niño. No es algo que recomiendo, por cierto. Mis hermanos y yo, junto con algunos amigos del barrio nos íbamos a la casa de la esquina al caer la noche. En el jardín había varios árboles de durazno. Y había una hilera de arbustos a la altura de la cintura que bordeaba su jardín y, al otro lado había una calle muy transitada.

Esa hilera de arbustos era el lugar perfecto para una emboscada donde guardábamos un montón de duraznos. Justo cuando un automóvil pasaba a nuestro lado, saltábamos y tirábamos nuestros duraznos.

La mayoría de las veces fallábamos, pero a veces escuchábamos ese gratificante sonido de un golpe y sabíamos que un durazno maduro había salpicado el objetivo. Recuerde que para ese entonces no era creyente – todavía no había sido llamado al ministerio.

De vez en cuando, un automóvil salpicado se detenía de golpe y oíamos a alguien salir, gritando y corriendo hacia nosotros. Obviamente tenían problemas de ira.

Pero teníamos nuestro plan de escape. Corríamos al otro lado del patio, también bordeado por una hilera de arbustos, y nos tirábamos de cabeza sobre esos arbustos, atravesábamos un par de patios traseros y nos dirigíamos a casa, a tiempo para la cena y el devocional familiar.

Creo que, si le pregunta a la mayoría de los cristianos, lo que piensan sobre Satanás, y observa cómo viven al respecto, descubrirá que la tendencia es a imaginar a Satanás como un niño travieso del vecindario que sale de su escondite de vez en cuando y nos lanza unos cuantos duraznos mientras conducimos por la vida. Él hace un desastre de vez en cuando, pero realmente no hace mucho daño. Es como un durazno maduro que da en el blanco.

Si estudia lo que Dios realmente nos enseña, verá una imagen muy diferente. Para comenzar, Satanás no está lanzando duraznos, está disparando proyectiles de fuego, dardos de fuego (Efesios 6:16).

Tampoco tiene cola puntiaguda, un tridente y un mal sentido del humor. De hecho, lo que la palabra de Dios tiene que decir acerca de él nos permite saber que el diablo no está interesado en hacer un pequeño lío, él está interesado en destruir su vida y todo lo que importa en su vida.

La batalla es real, el peligro es grande, y Satanás no está jugando. Cada creyente está en una guerra santa por su testimonio y su integridad y su gozo y su fe fructífera y creciente – cada día, luchando contra tentaciones y engaños, pensamientos, palabras, obras e incluso nuestros propios corazones traidores que a menudo conspiran con él – junto con nuestra naturaleza caída y el sistema del mundo caído que busca llevarnos a la infidelidad, la falta de oración y la pecaminosidad. Esto es más daño del que podría hacer una pequeña pila de duraznos.

Si abre su Biblia en la Primera Carta escrita por el Apóstol Pedro – Primera de Pedro – y encuentra el capítulo 5 verá que Pedro acaba de entregar una promesa increíble – 1 Pedro capítulo 5:7;

Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros.

Lo que sea que le preocupe, quíteselo de encima y échelo sobre Cristo. Echando toda su ansiedad sobre Él, porque Él – y aquí está la promesa – porque Él está continuamente cuidando de usted.

¡Está bajo el cuidado constante de Cristo! ¡Qué más puede necesitar! Así que, ahora puede relajarse y andar sin cuidado por la vida ¿verdad?

Bueno, sin pausa alguna, Pedro continúa escribiendo en el siguiente versículo:

Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar (1 Pedro 5:8)

Justo cuando pensaba que la costa estaba despejada y el agua estaba en calma, suena esta alerta de tornado. Tenga cuidado; Esté alerta: hay un león merodeando por ahí… que tiene el ojo puesto en usted.

Pero pensé que Jesús se preocupaba por mí. Sí querido oyente, Jesús tiene cuidado de usted, pero eso no significa que podamos ser descuidados.

  • El hecho de que Jesús se interese por nosotros no significa que podamos ser indiferentes.
  • El hecho de que Jesús nos cuida no significa que podamos andar desprevenidos.

Pedro está escribiéndole esta advertencia a los creyentes. Y él no está hablando aquí sobre el nacimiento espiritual: ese fue un regalo por el que nunca trabajó. Esto no se trata de su nacimiento espiritual, se trata de su crecimiento espiritual – y eso exige su plena participación.

Él no está escribiendo aquí sobre nuestro nacimiento espiritual, está escribiendo sobre nuestras batallas espirituales.

Es por eso que el Apóstol Pablo describe la armadura que debemos ponernos diariamente al entrar en el campo de batalla (Efesios 6)

Un autor lo puso de esta manera: “Echar nuestra ansiedad sobre Cristo describe nuestro privilegio; estar alerta describe nuestra peregrinación.”[i]

Esto demanda que tengamos alguna comprensión de este león rugiente, nuestro principal adversario hoy en el mundo.

Entonces, lo que quiero hacer, Dios mediante, es pasar los próximos programas exponiendo la verdad sobre Satanás, al estudiar lo que dicen las Escrituras, para que sepamos de qué debemos estar alertas.

Pedro describe aquí a este enemigo como su adversario personal (1 Pedro 5:8)

Tres veces nuestro Señor Jesús lo describe como el príncipe de este mundo (Juan 12:31; 14:30; 16:11)

Pablo le dijo a la iglesia de Corinto que no quería que [Satanás] ganara ventaja sobre ellos, así que no debían ignora sus artimañas. (2 Corintios 2:11).

Entonces, no solo queremos entender a Satanás, queremos entender sus artimañas. La palabra que Pablo usa, traducida artimañas, se refiere a la capacidad intelectual de Satanás para planear, tramar y diseñar estrategias elaboradas contra nosotros.

¿Quién es realmente este gran conspirador? ¿Quién es esta criatura que el Apóstol Pedro describirá como un león rugiente que busca a quien devorar?

¿Cómo opera? ¿Por qué Pedro esencialmente suena la alarma para que estemos alerta a los planes del príncipe de este sistema mundial?

Con eso en mente, quiero ir más despacio a través de este texto – no como si hubiéramos estado corriendo a través de 1 Pedro – pero vamos a tomarnos el tiempo para preguntar y responder algunas de las preguntas más críticas que podamos tener sobre este peligroso oponente que quiere más que nada tentar, dividir, engañar y destruir.

¿Existe realmente Satanás?

La primera pregunta que debemos hacernos y responder es: ¿Existe realmente Satanás? Y la respuesta es absolutamente, ¡sí!

Casi 1 de cada 2 personas menores de 35 años en Estados Unidos cree que Satanás es simplemente una metáfora de una fuerza o energía maligna.

Sin embargo, la evidencia bíblica por sí sola es concluyente en este punto. Si lee Génesis capítulo 3, versículo 1 que nos dice que la serpiente vino para tentar y engañar a Eva en el jardín, y luego 2 Corintios 11:3 donde Pablo escribe:

Pero temo que, como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo.

Encuentra que Pablo está validando el registro del Antiguo Testamento de la tentación de Satanás y la caída de Adán y Eva y luego usa ese relato para advertir al creyente en el Nuevo Testamento.

De hecho, cuando llega al Nuevo Testamento, la evidencia de la existencia de un Diablo real y vivo se vuelve más grande. En 19 libros del Nuevo Testamento, se menciona a Satanás por uno de sus muchos nombres y Jesucristo mismo se refiere a Satanás 25 veces.

Entonces, si él no existe, el Antiguo Testamento está confundido, el Nuevo Testamento está confundido, y el Señor omnisciente del universo está confundido.

Cuatro Verdades Sobre El Origen De Satanás.

Eso me lleva a la siguiente pregunta: ¿Quién es exactamente Satanás? Lo que aprendemos de las Escrituras son al menos cuatro verdades sobre el origen de Satanás.

  1. Satanás fue creado junto con los otros ángeles

El profeta Ezequiel revela algunas de las características de Satanás cuando escribe en el capítulo 28:

Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura… en el día de tu creación (Ezequiel 28:12-13).

Satanás fue creado junto con todas las demás huestes angélicas, antes de que se creara el universo (Job 38:7 nos dice que cantaban mientras Dios creó el universo).

En segundo lugar,

  1. Satanás es del orden de los querubines de seres angélicos

Quizás piense que los Querubines son angelitos gorditos con arcos y flechas de amor. Pero la Biblia nos informa que el querubín es el nombre de una clase u orden particular de ángeles.

Las palabras de Ezequiel continúan en el capítulo 28 con respecto a Satanás;

Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios… Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad (Ezequiel 28:14-15).

Evidentemente, Satanás fue creado como un miembro de la clase de seres celestiales conocidos como querubines, y Satanás estaba excepcionalmente cerca del trono de Dios.

A todo esto, los querubines son los ángeles más estrechamente asociados con la presencia de Dios.

De hecho, cuando se construyó el Arca del pacto y se colocó en el Lugar Santísimo – la presencia misma de Dios en la tierra durante el período del Tabernáculo y el Templo –recordará que el Arca, esa caja cubierta de oro – fue elaborada con dos querubines a cada lado de la tapa o el Propiciatorio – era entre estos dos querubines que la gloria de Dios se encontraba (Éxodo 25:20).

Cuando Salomón construyó su templo, los trabajadores esculpieron el diseño de querubines en las paredes y puertas; de hecho, por orden del diseño de Dios, se bordaron querubines en la misma tela de la cortina que colgaba entre el Lugar Santo y el Lugar Santísimo (Éxodo 36:35).

Sabemos por otros pasajes que los ángeles en general tienen la habilidad de cambiar su apariencia. Algunos en las Escrituras los vieron simplemente como hombres, como en la historia de Sodoma y Gomorra cuando vinieron a advertir a Lot y su familia que Dios iba a enviar fuego y azufre y destruir estas ciudades (Génesis 19).

Otros vieron a los ángeles como criaturas luminosas y resplandecientes (Apocalipsis 15). En las Escrituras vemos que, casi cada vez que un ángel se le aparece a algún ser humano, evidentemente son tan increíblemente únicos y sorprendentes en su apariencia que, como regla general, lo primero que le dicen a la gente es: “No temas, no te asustes”.

Hay tantas cosas sobre los querubines que no se nos dice, y mucho de lo que se nos dice que no podemos comprender.

La Biblia dice que Satanás es un querubín caído, una criatura hermosa y brillante, capaz de disfrazarse para engañar.

Lo que me lleva a mi tercera observación, nuevamente de Ezequiel;

  1. Satanás fue creado como el Querubín de más alto rango.

En el versículo 16 leemos:

A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios… oh querubín protector (Ezequiel 28:16)

Este pasaje indica que antes de que Satanás pecara contra Dios, él era la criatura angelical de más alto rango.

El Nuevo Testamento concuerda con esta verdad, describiendo a Satanás como el líder de todos los demás ángeles caídos que se rebelaron contra Dios. De hecho, los demonios se describen como los ángeles de Satanás. Jesús enseñó en Mateo 25:41 que el infierno fue diseñado originalmente para el diablo y sus ángeles.

Se nos dice algo más sobre los orígenes de Satanás. Número cuatro:

  1. Satanás perdió su alta posición por orgullo y envidia

Las personas a menudo responden a la idea de Satanás con escepticismo. De hecho, usan a este ser creado para cuestionar nuestra fe diciendo cosas como: “¿Por qué Dios crearía a Satanás si sabía que Satanás se convertiría en su malvado enemigo? Y ya que estamos, ¿por qué permitiría Dios que naciera Judas, sabiendo que Satanás algún día lo usaría para traicionar al Salvador?

Dios creó a los ángeles y a todo ser humano con la capacidad y la voluntad de desafiar o amar a Dios. En otras palabras, Dios no creó robots, sin la capacidad de obedecer o desobedecer, odiar o amar.

En realidad, eso habría sido poco amoroso. Él creó ángeles y humanos con la habilidad de ejercer obediencia y sumisión a Él.

La verdad es que no se puede crear luz sin crear la posibilidad de oscuridad; no se puede crear amor sin crear luego la opción opuesta del odio; no puede crear a alguien con voluntad y corazón sin crear el potencial para que esa voluntad desobedezca al creador y ese corazón lo desafíe.

Ezequiel nos dice que eso es exactamente lo que Satanás eligió hacer: hablando de la caída de Satanás, escribe:

Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra…(Ezequiel 28:17)

Por cierto, en ninguna parte de la narración se nos dice que cuando Satanás se rebeló perdió su belleza; su esplendor; o su magnetismo.

De hecho, si Satanás se acercara a nosotros, sin saber quién es, nuestra inclinación natural no sería la de huir de él, sino la de postrarnos y adorarlo.

Satanás es el más deslumbrante de todos los ángeles. Se lo describe como un ángel de luz (2 Corintios 11:14).

Pero todo eso se corrompió cuando eligió desafiar a Dios. El profeta Isaías registra lo siguiente de la caída de Satanás:

¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones.

Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo.

Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo (Isaías 14:12-15).

Imagine, Satanás intentó dar un golpe contra el trono de Dios. Y de hecho convenció a varios millones de ángeles para que lo siguieran en su rebelión. Él fue derrotado con un movimiento de la mano soberana de Dios y enviado a vagar por la tierra hasta su encarcelamiento venidero.

Y, por cierto, él no está más feliz ahora que cuando fracasó. Y usted, querido creyente, se ha convertido en su enemigo. Él lucha contra usted y lo tienta y busca distraerlo mientras intenta deshonrar al Señor y también detener nuestra adoración… que tanto desea para sí mismo.

Él odia a la iglesia, odia el evangelio y a la novia redimida de Cristo.

Nombres de Satanás

Permítame señalar rápidamente varios nombres en la Biblia para el Diablo, que revelan sus planes y estrategias.

  • El querubín grande (Ezequiel 28)

Se lo llama “querubín grande”, como ya hemos visto en Ezequiel 28.

  • Príncipe de este mundo (Juan 12:31)

Se lo conoce como el príncipe de este mundo, en el Evangelio de Juan. Por cierto, la palabra “mundo” es la palabra griega cosmos – se puede traducir como “sistema ordenado” o “reino”. Él es el príncipe de este sistema mundial caído.

  • El príncipe de la potestad del aire (Efesios 2:2)

También se lo llama, el príncipe de la potestad del aire. Podría traducirlo, “el gobernante del imperio de la atmósfera”. Es simplemente una frase que habla de su liderazgo, no solo sobre este mundo caído, sino también sobre todos los ángeles caídos.

  • El dios de este mundo (2 Corintios 4:4)

Se lo llama el dios de este mundo. La palabra para mundo en su pasaje no es cosmos, sino aion (αιων) – se podría traducir como “era” – “dios de esta era”. Hace referencia a las creencias, especulaciones y opiniones de este mundo que son sistemas y filosofías falsas. Satanás es en realidad el que nuestro mundo adora tanto a través de religiones falsas como en la práctica pecaminosa cotidiana.

  • El príncipe de los demonios (Lucas 11:15)

El diablo también se llama el príncipe de los demonios, también conocido como Belcebú. Este nombre tiene su origen en la idolatría cananea, siendo Baal su dios principal.

  • Lucero (Isaías 14:12)

Se lo conoce como Lucero, que hace referencia a su asombrosa belleza y su aura de espléndida luz. Un lucero es literalmente un “portador de luz”. Lo cual revela la trágica caída de este ángel que fue creado como el principal portador de la luz y ahora se convierte en el portador de la mentira y el engaño.

  • Satanás (Job 1:6)

Por supuesto, se llama Satanás, que simplemente significa adversario u opositor. Pedro se refiere a esa característica particular en su advertencia que estudiaremos más adelante.

  • El Diablo (Mateo 4:1)

En el Nuevo Testamento, uno de sus nombres más populares es el Diablo, que significa acusador. El diablo acusa al creyente ante Dios y acusa a Dios ante el creyente.

En su intento de separar al creyente del gozo, la seguridad y el poder de Su Salvador, el Diablo siempre nos está diciendo mentiras sobre Dios, y constantemente le recuerda a Dios acerca de la verdad sobre nosotros. Y siempre le estamos dando al Diablo nueva evidencia que puede presentar ante Dios y decir: “¡Mira, te dije cómo son!”

¿Y cuál es nuestra esperanza? Nuestra esperanza es que haya un abogado delante de Dios, nuestro Libertador (1 Juan 2). Juan escribe esto a los creyentes: si alguno [de nosotros] peca, tenemos un abogado con el Padre, Jesucristo el justo.

  • El Dragón Rojo (Apocalipsis 12:3)

Otro título menos conocido para el Diablo es el Dragón Rojo en Apocalipsis 12:3. Es un término que describe su amor por el derramamiento de sangre y la violencia; su inclinación por la guerra y su deseo por matar.

  • El Tentador (1 Tesalonicenses 3:5)

Él es llamado el Tentador en 1 Tesalonicenses 3:5. Por cierto, déjame recordarle que Satanás no es omnipresente. La Biblia nos dice que Satanás entraba y salía de la presencia de Dios en Job 1.

Pero debido a que Satanás no es omnipresente, no puede estar tentando a alguien en América y a alguien en Europa al mismo tiempo. Pero Satanás es el responsable, ¡Satanás está detrás de toda tentación!

Conclusión

Y con eso, se nos ha ido el tiempo. Tenemos que parar aquí.

“Pastor, nos está dejando un poco asustados… un poco nerviosos.”

Tiene razón. Lo estoy haciendo deliberadamente. Quiero que sea consciente de que está en guerra. Satanás es real. El peligro es grande. Y él quiere destruirle, engañarle, distraerle, tentarle y arruinarle junto con robarle su gozo, su testimonio, su integridad, su esperanza, su adoración y su amor obediente a Cristo.

Pedro les escribió a estos creyentes: Ustedes tienen un privilegio y una promesa asombrosos: pueden echar toda su ansiedad sobre Cristo porque Él se preocupa por ustedes… pero también necesitan estar alerta, están en un tira y afloja espiritual, no por su alma, creyente; Satanás te ha perdido para siempre.

Pero está metido en una batalla por todo lo que Jesús representa y todo por lo que vive y todo por lo que trabaja la iglesia. Así que, Pedro escribe, sed sobrios y velad. Literalmente, despierta… no se deje tomar desprevenido.

Continuaremos nuestro estudio, Dios mediante, en nuestro próximo programa en Sabiduría para el Corazón.

 

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey, predicado el 2018

© Copyright 2018 Stephen Davey

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[i] D. Edmond Hiebert, 1 Peter (BMH Books, 1986), p. 313

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