Lección 8: Santa Preocupación

Lección 8: Santa Preocupación

Pasaje Bíblico: 1 Pedro 1:15-16.

¿Sabía que usted tiene un llamado de parte de Dios? En estos versículos no solo descubriremos cuál es el llamado de Dios para su vida, sino que también la manera en que podemos responder a ese llamado divino.

Transcripción

Introducción

Hace unos 200 años atrás, apareció brevemente, como un meteoro en el cielo, la vida y el ministerio de un joven en Escocia. Su testimonio continúa impactando vidas hasta el día de hoy.

Ingresó al pastorado en 1836 a la edad de 23 años, pero solo serviría en el ministerio por seis años. Murió en una epidemia de tifus cuando solo tenía 29. Aun así, su breve vida influyó miles de personas en toda Escocia y más allá, para que entregaran sus vidas a Jesucristo.

Si lee sobre la vida de Robert Murray McCheyne, quedará con la clara impresión de que él estaba preocupado por Dios.

  • Estaba preocupado por la gloria de Dios.
  • Estaba preocupado por la gracia de Dios.
  • Estaba preocupado por la palabra de Dios.
  • Estaba preocupado por la predicación del Evangelio.

Él pronunció las siguientes palabras en un sermón desafiando a los creyentes, diciendo: “Recuerden, ustedes son la espada de Dios, Su instrumento, un utensilio escogido por Él para llevar Su nombre. En gran medida, según la pureza del instrumento, será el éxito. No es un gran talento lo que Dios bendice tanto como una gran semejanza con Jesucristo. Un cristiano santo es un arma asombrosa en la mano de Dios”.[i]

El Apóstol Pedro diría amén a tal dedicación para buscar la semejanza y santidad de Cristo.

Si estuvo con nosotros en nuestro último programa, recordará que hicimos la pregunta: ¿cómo puede volverse y mantenerse limpio en medio de una cultura impura? ¿Cómo puede buscar la santidad en un mundo impío?

Nos enfocamos en cuatro pasos que encontramos en 1 Pedro capítulo 1. Permítame invitarlo a abrir su Biblia allí nuevamente. Nos encontramos en la primera carta de Pedro capítulo 1, versículo 13.

Ya que hoy continuamos ese tema con el punto número 5, permítanme repasar rápidamente los primeros cuatro.

  1. El primer paso para estar limpio es simplemente este: Controle sus pensamientos.

Pedro escribe en el versículo 13: Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento. Recoja la tela suelta de sus pensamientos y átela para que no se interponga en su camino mientras corre la carrera. Controle sus pensamientos.

  1. El segundo paso para mantenerse limpio es: dominar sus emociones

Pedro escribe a continuación, sed sobrios. Es decir, no se deje llevar por sus emociones. No pierda la cabeza. Sea sensato.

  1. El tercer paso para mantenerse limpio es: Enfóquese en su futuro

Pedro continúa escribiendo en el versículo 13: Esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado.

En otras palabras, los cristianos deben vivir en tiempo futuro, como una pareja de novios que ahorra y planea determinando cada acción y tomando cada decisión en tiempo presente, a la luz del tiempo futuro y sus vidas juntos.

Nosotros, la novia de Cristo, debemos tomar nuestras decisiones y hacer nuestros planes a la luz del hecho de que nuestro novio viene pronto y pronto entraremos en la gloria de Su cielo y para estar por siempre con Él.

  1. Y luego, el paso número cuatro es este: Deshágase de los viejos hábitos.

Pedro escribe en el versículo 14:

Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia.

La palabra deseos es un resumen de los deseos pecaminosos, egoístas, inmorales y corruptos que impulsan a los hijos a la desobediencia. Así llama Pablo a los incrédulos en Efesios 2:2.

Y enfaticé ese comentario muy alentador de Pedro de que, para el creyente, estos son deseos son de antes – pasados – lo que significa que estos hábitos se pueden romper.

Y no quiere decir que un creyente nunca volverá a tener algún deseo pecaminoso. Quiere decir que el creyente ya no elije modelar su vida como un hijo de desobediencia, sino como un hijo obediente, como dice Pedro aquí.

Y hasta allí nos quedamos en nuestro estudio pasado. Prometí que, Dios mediante, veríamos dos puntos más hoy. Pero como tuve más tiempo para estudiar el texto, encontré 5 más. Y si tuviera otra semana, encontraría más, ¿cierto?

¿No es eso tan cierto acerca de este Libro? Mientras estudia un pasaje, o incluso lee un pasaje; siempre hay algo nuevo para aprender y deleitarse. Uno nunca puede llegar al fondo.

Para nuestro estudio de hoy, les daré dos pasos más para volverse y mantenerse limpios en una cultura impura, y lo que haré, para evitar más confusiones, es encajar los otros puntos debajo de mi segundo punto.

Así que aquí está el paso número 5 sobre cómo mantenerse limpio.

 

  1. Tome en serio su llamado

Comenzando en el versículo 15 leemos:

Sino como Aquel que os llamó es santo.

Pause aquí por un momento. Este es un concepto favorito del apóstol Pedro.

La mayoría de la gente piensa que solo los pastores son llamados por Dios; que no hay un llamado especial para todos los demás cristianos.

Eso es exactamente lo que al Diablo le encantaría que piense:

  • Por un lado, desalienta lo que hace en la vida como si fuera de segunda clase – que no tiene significado eterno;
  • Pero peor, esa es la perspectiva que a uno lo permite excusarse. “Es que yo no he sido llamado… Dios no me ha llamado a nada especial”. Eso es para pastores, ancianos y misioneros: son llamados por Dios.

Pedro está escribiéndoles a todos los creyentes esparcidos por el Ponto y Galacia y Capadocia y Asia y Bitinia… dispersos a lo largo de un millón de kilómetros cuadrados. Todos ustedes han sido llamados por Dios para servirle.

De hecho, Pedro usa este concepto de “ser llamado” a menudo en sus cartas:

  • Aquí en el versículo 15 descubrimos un llamado único a la santidad;
  • En el capítulo 2, versículo 9, Pedro escribe que todo cristiano ha sido llamado de las tinieblas a una luz admirable;
  • En el capítulo 2, versículo 21, se nos ha llamado a imitar el dominio propio de Cristo frente al sufrimiento;
  • En el capítulo 3, versículo 9, vemos que todos hemos sido llamados para heredar una bendición futura;
  • Y un día, se nos dará un llamado para que entremos en la gloria eterna de Dios, 1 Pedro 5:10
  • Incluso en su segunda carta, Pedro dice casi inmediatamente que el cristiano ha recibido un llamado especial a una vida de excelencia y santidad en todo lo que haga (2 Pedro 1:3).

Querido creyente, ¡Usted tiene un llamado de Dios! Y el llamado que Pedro enfatiza aquí es un llamado a una vida santa.

Así que tome en serio su llamado. Volvamos a 1 Pedro 1:15.

Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir.

Parte de mantenerse limpio es comprender que Dios lo ha llamado a buscar la santidad. Tendrá que tomarlo en serio porque sin decisiones y disciplinas, simplemente no va a suceder.

El Teólogo D.A. Carson, dijo lo siguiente en una entrevista: [Los cristianos] no se deslizan hacia la santidad. Aparte del esfuerzo impulsado por la gracia de Dios, las personas no gravitan hacia la piedad, la oración, la obediencia a las Escrituras, la fe y el deleite en el Señor. Nos inclinamos hacia la transigencia moral y lo llamamos tolerancia; nos descarriamos hacia la desobediencia y la llamamos libertad; nos desviamos hacia la superstición y la llamamos fe. Valoramos la indisciplina y la llamamos relajación; nos deslizamos hacia la impiedad y nos convencemos de que hemos escapado del legalismo.[ii]

Entonces, el creyente lucha contra la atracción gravitatoria de nuestra naturaleza caída y nuestro mundo caído. Luchamos contra la corriente de la presión mundana. Nos negamos a dejarnos llevar por la corriente de la transigencia moral, asumiendo que no hay una Catarata del Niágara por delante.

Tome en serio su llamado.

Paso número 6:

  1. Descubra la honesta verdad sobre la santidad

Puede pedirles a 100 personas que le digan qué es la santidad y obtendrá 100 respuestas diferentes. Pedro está a punto de dejarlo muy claro. Y lo que quiero hacer aquí es dividir el paso 6 en tres puntos secundarios a medida que Pedro describe la santidad.

Aquí vamos:

Primero, la santidad es integral.

Fíjese nuevamente en la última parte del versículo 15: sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir. Puede traducir la frase, en toda su conducta. En otras palabras, en todas las diferentes áreas y todas las diferentes actividades y todas las diferentes preocupaciones de la vida diaria. Esto es completo, integral.

Ahora bien, esto no significa que tiene que ir al supermercado con una camisa almidonada y una corbata o que debe leer la Biblia mientras cambia las llantas del automóvil de un cliente.

Y no significa que debe escribir una larga lista de cosas que no hará hoy. De hecho, la santidad se trata tanto de lo que hace como de lo que no hace.

Pero tenga en cuenta que si la santidad se trata solo de una lista de lo que se debe y no se debe hacer, entonces en realidad ha perdido de vista su llamado especial. Se ha olvidado del objeto de su santa preocupación:

  • Aquel que lo llama a estar en relación con Él como Señor y Salvador;
  • Aquel a quien desea imitar, amar, seguir y obedecer.

En toda su búsqueda de la santidad, ¡no lo dejes atrás! Y mientras lo busca genuinamente, recuerde que todo le pertenece a Dios – completa e integralmente – lo que significa que no habla de una manera en la iglesia y de otra cuando sale con los amigos o cuando está en el trabajo.

Una de las áreas en donde el tema de la integridad es foco de atención es en la política, ¿cierto?

Uno de los privilegios y responsabilidades como ciudadano es el poder votar por sus líderes. ¡Y es importante que lo hagamos!

No haga lo que hizo un joven que asistía a nuestro seminario. Un día me dijo que escribió en mi nombre en la papeleta. “No ¿en serio?” le dije. “Si, lo hice” me dijo. Ahora asiste a otro seminario.

¡Vote! Ya que como cristianos, Dios nos llama a ser ciudadanos ejemplares donde sea que Él lo ha colocado. Y tenga en cuenta que no solo vota por una persona, está votando por una plataforma, por una visión del mundo, por ideas y proyectos que, oramos, sean consistentes con la Palabra de Dios.

Pero ¿sabe cuál es el problema al votar? Siempre es el mismo problema.

El público no tarda mucho en descubrir que hay ciertas áreas en las vidas de los candidatos en donde no han sido honestos.

No pasa mucho tiempo antes de que muchos de los candidatos pronuncien discursos que efectivamente nos dicen:

  • Puedes confiar en mí en esta área, pero no te preocupes por esa área;
  • Puedes respetarme por lo que dije aquí, pero trata de olvidar lo que dije allá;
  • Soy honesto acerca de este tema, pero simplemente no destaco otro tema.

Y no pasa mucho tiempo antes de que nos decepcionemos de los candidatos.

Querido oyente, especialmente en medio del clima y las noticias políticas, es un gran momento para demostrar el contraste que existe en el estilo de vida del creyente.

La integridad, la honestidad y la pureza no solo aparecen en esta o aquella área, sino en todas las áreas de la vida. No hay armarios… sin rincones oscuros… sin tratos comerciales secretos… nada de conversaciones obscenas… ninguna postura deshonesta para obtener la aprobación del hombre.

Nuestra preocupación apasionada pasa a ser nuestra santidad en cada área de nuestra vida, para la gloria de Dios y el avance del evangelio.

Cuando Justino escribió sus Apologías, su defensa del cristianismo en el segundo siglo, en algún momento antes de ser martirizado (de ahí el nombre Justino Martir), él le escribió específicamente al emperador romano. No solo le dio los argumentos normales para defender las afirmaciones del cristianismo, sino que también desafió al emperador a examinar las vidas de los cristianos y observar su pureza.[iii]

¿Se imagina si ese argumento se utilizara el día de hoy? Se imagina escribirle al presidente, al senador o al director ejecutivo de su banco y decirles: “Escuchen, solo quiero demostrarles la verdad del cristianismo. Lo que tienen que hacer es examinar las vidas de sus ciudadanos o sus empleados cristianos y llegarán a la conclusión de que debido a que son tan singularmente puros, el cristianismo debe ser singularmente verdadero.

El punto es que este debería seguir siendo un gran argumento para defender la fe.

¿Significa eso que los verdaderos cristianos son perfectos? No, eso no es lo que significa la santidad.

La palabra que Pedro usa aquí es la palabra griega, hagios, que en esencia significa ser separado o diferente.[iv]

  • El templo era considerado santo, no porque los ladrillos y los otros materiales fueran de alguna manera místicamente perfectos, sino porque este edificio era diferente de los otros edificios;
  • El sábado era santo, para la nación israelita, porque debía tratarse de manera diferente de todos los demás días de la semana;
  • Asimismo, el cristiano es santo, no porque sea perfecto, sino porque es diferente de los no cristianos que lo rodean.[v]

Usamos ese mismo concepto hoy cuando nos referimos al matrimonio como santo matrimonio. ¿Es santo el matrimonio porque se casó con una mujer perfecta? ¡Ups! ¡Quien puso esta ilustración aquí!

¡No claro que no! Se llama santo matrimonio, porque usted y su esposa, aunque imperfectos, están en una relación exclusiva, diferente a cualquier otra relación que tengan.

Y al igual que estos creyentes del primer siglo, un creyente del siglo XXI tiene una oportunidad fantástica de revelar sus diferencias, que es esta preocupación general por el carácter santo de Dios, y se manifiesta en todas partes.

Un erudito del Nuevo Testamento, escribiendo sobre esta frase, dijo: No debe haber parte de nuestras vidas que no saboree la fragancia de la santidad.[vi]

La santidad no se limita a algunas áreas de la vida; es integral.

Pero no solo es integral:

En segundo lugar, la santidad no es algo nuevo.

Note nuevamente el final del versículo 15: sed vosotros santos en toda vuestra manera de vivir (¿por qué?) porque escrito está.

Esto no es algo que se le ocurrió a Pedro. No se le ocurrió un día que sería una gran idea que la gente buscara la santidad de Dios.

De hecho, él está citando aquí el Libro de Levítico, donde las páginas de su Biblia probablemente están un poco pegadas.

La palabra “santo” aparecerá más veces en ese Libro que en cualquier otro Libro de la Biblia.[vii]

Y en ese Libro, Dios está revelando a través de Moisés todas las leyes y mandamientos y rituales y costumbres y reglamentos que el pueblo de Israel debía seguir.

Y en el centro de todo estaba el deseo de Dios de que Su pueblo revelara claramente su relación con Él a las naciones que los rodeaban.

Y lo que Pedro hace aquí es omitir cualquier mención de los requisitos ceremoniales, dietéticos o sabáticos, las costumbres, festivales o sacrificios y simplemente repite el mandato central.[viii]

Y este mandamiento central es tan relevante en la iglesia como lo fue para Israel bajo la ley.

Sed santos como Dios es santo.

Y Pedro inicia el tema diciendo: “Escuchen, esto fue escrito hace mucho tiempo, pero no ha cambiado… así que no discutan conmigo. ¡discútanlo con Dios!”

La santidad no está limitada a una sola área. La santidad no es algo nuevo.

En tercer lugar, La santidad no es algo que usted crea.

Pedro repite este mandato central – fíjese – Sed santos, porque yo soy santo

La santidad no es algo que crea, es Alguien a quien se asemeja. Su llamado es buscar la conformidad con el carácter de Dios, quien luego obra en usted, para querer y hacer Su buena voluntad, porque le pertenece a Él y usted es Su hijo.[ix]

Los niños deben crecer modelando lo que ven en la vida de sus padres. Lo último que quiere es que sus hijos empiecen a actuar como los otros niños, ¿verdad?

Al crecer con tres hermanos, nunca escuché a mi madre decirle a ninguno de ellos: “Muchachos, ustedes necesitan empezar a comportarse como Stephen. Empiecen a actuar como él”. Eso hubiera sido potencialmente mortal. Pero lo que solía decir era que debíamos crecer y volvernos más como nuestro papá.

Como verá, ese es parte de nuestro problema. Estamos siguiendo el modelo equivocado; lo que significa que, como cristianos, estamos poniendo nuestras miras demasiado bajas. Estamos creando nuestros propios estándares.

Un padre de la iglesia, que escribió en el segundo siglo, lo entendió todo mal. Un joven que quería vivir una vida santa le preguntó qué significaba eso. Desafortunadamente, este hombre empezó a inventar un montón de reglas y perdió de vista el punto principal.

Él le escribió a este joven lo siguiente:

“Abandona la ropa de colores; quita todo lo que no sea blanco de tu armario (¿Me pregunto cómo se hacía eso en el siglo II antes de que se inventara la tintorería? El continúa diciendo:) ya no duermas sobre una almohada suave o tomes baños calientes (es decir, no puedes gozar de ninguna comodidad si quieres ser santo. Continúo) y si eres sincero en seguir a Cristo [en santidad] nunca te afeites la barba, porque afeitarse es un intento de mejorar la obra de Aquel que nos creó”.

Querido oyente, este espíritu sigue vivo el día de hoy. Donde crecí, había gente en el liderazgo que pensaba que era un pecado que un hombre tuviera barba, y este importante líder de la iglesia en el segundo siglo decía que era un pecado afeitarse la barba.

La verdad es que nos doblegamos ante las reglas hechas por hombres en busca de la aprobación de los hombres – y Pedro aquí vuelve a centrar nuestra atención en una relación.

La santidad no es una creación propia, es el fruto de un llamado, y Dios nos ha dado un llamado a Sí mismo… usted le pertenece a Él. En su gran misericordia nos hizo renacer a una esperanza viva; Él le ha dado una herencia que va más allá de su imaginación.

Y con ese tipo de relación entre Padre e hijo como fundamento, Pedro nos dice que crezcamos y actuemos, no como los demás, sino como nuestro Padre Celestial.

Y la verdad es que no sabemos si Dios tiene barba o no, pero buscamos parecernos a Él – no en el color de Su ropa o la suavidad del cojín en Su trono, si es que tiene uno – sino en Su carácter, Sus atributos, Su disposición, Su gracia, Su amor y Su gloria. Él se convierte en nuestra santa preocupación.

Y cuando se lleva a cabo esa demostración, el mundo reconoce que nosotros, como Él, somos inequívocamente santos, diferentes.

 

Conclusión

J. Allan Blair, ahora con el Señor, contó en su comentario sobre una reunión que tuvo lugar entre un líder cristiano que conocía y David Ben-Gurion, el primer ministro de Israel y líder en la formación del estado moderno de Israel. Nació en 1886 y murió en 1973.

El líder cristiano aprovechó la conversación privada que tuvo con Ben-Gurion y comenzó a hablarle de la gracia salvadora de Jesucristo.

Ben-Gurion preguntó: “¿Hay cristianos en el mundo, como los que encuentro en el Nuevo Testamento? He leído todo el Nuevo Testamento y estoy profundamente conmovido por lo que he leído allí. Incluso lo he leído en griego. La enseñanza y el estándar son maravillosos, pero ¿dónde están los que viven a la altura? ¿Hay realmente quienes están viviendo la vida cristiana hoy? ¿Puede este Libro producir lo que expone?”

Este lider cristiano respondió: “Ciertamente puede, Sr. Ben-Gurion” y luego contó su propio testimonio sobre el cambio en su propia vida a través de Jesucristo. “¿Pero hay otros como tú?” preguntó Ben-Gurion. “Sí, millones más”, afirmó el cristiano. “¿Dónde están, entonces?”

“Bueno, están por todo el mundo.”[x]

Puede imaginárselo – “¿Hay verdaderos cristianos en el mundo? ¿Y dónde están?

Y a esto, Dios nos está llamando a usted y a mí para responder esa pregunta.

  • Llamados de las tinieblas a una luz admirable;
  • Llamados a imitar la excelencia de nuestro Dios Creador;
  • Llamados a modelar el dominio propio de Cristo ante la tribulación
  • Llamados a demostrar el carácter distintivo de una vida santa, en medio de un mundo impío

¡Ese es nuestro llamado! ¿Hay verdaderos cristianos respondiendo al llamado?

Encontré a uno en un lugar inusual. Fue en un viaje a la India donde fui a predicar en varias iglesias. Fue un viaje largo y ajetreado. En una ciudad donde nos quedamos algunas noches, estaba predicando en una conferencia a un grupo de más de mil creyentes. Mi predicación fue precedida por 2 horas de música, con coros invitados de numerosas iglesias y cada coro estaba vestido de manera única con coloridos atuendos a juego. Nunca había visto nada parecido.

Pasé la mañana y la tarde en mi habitación estudiando y preparando mi sermón. Una muchacha entró y limpió mi habitación y pude sentir lo que solo podría describir como una sensación de alegría. Hizo un trabajo sobresaliente en su limpieza, muy cuidadosa y educada.

Al día siguiente, ella estaba en el pasillo nuevamente y la saludé – una vez más distinguiéndose por su diligencia y una tranquila sensación de alegría.

Al día siguiente, cuando me iba, tirando de mi maleta por ese largo pasillo, ella estaba de pie junto a su carrito de suministros. Me detuve y le hice una pregunta que podría haberle causado alguna dificultad en el trabajo si nos escuchaban, pero quería preguntarle de todos modos: “Señorita, por la manera excelente en que limpió mi habitación, y la mirada de alegría en su rostro, tengo que preguntarle, en un mundo donde está rodeada de hindúes, antagónicos a todo lo relacionado con el cristianismo, ¿pertenece usted a Jesucristo? E inmediatamente sonrió y dijo: “Oh, sí. Yo soy cristiana”.

¿Qué me lo indicó?

  • Su atención a la excelencia en su trabajo;
  • Y su semblante, que, en ese tipo de trabajo, y en aquel ambiente de gran pobreza, no es común ver un espíritu alegre como el suyo.

Me llamó la atención más tarde que probablemente ella nunca le entregará el evangelio a cientos o miles de personas… ella quizás no sea reconocida por un gran número de creyentes… pero ella limpia habitaciones de hotel y uno puede ver que esa es una demostración de su preocupación por la santidad de Dios – la búsqueda del carácter y la gloria de su Salvador y Señor – viviendo de manera santa, en su contexto en particular.

¿Hay cristianos en esta parte del mundo? ¿Dónde están?

Respondamos eso ahora… con nuestras vidas… dando estos pasos en nuestro deseo de convertirnos y mantenernos limpios.

Como dijo el pastor Robert Murray McCheyne, convirtámonos en armas impresionantes en las manos de nuestro Dios, no por una gran oportunidad o un gran talento, sino por una gran semejanza con Jesucristo. . . nuestro misericordioso y santo Redentor.

 

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey, predicado el 2016

© Copyright 2016 Stephen Davey

Todos los derechos reservados

 

 

[i] Adapted from, “The impact of Robert Murray McCheyne” by J. Harrison Hudson (originally published in the January 1987 issue of Life and Work, the magazine of the Church of Scotland.) & Holman New Testament Commentary (Holman Publishers, 2000), p. 444

 

 

[ii] Adapted from D. A. Carson, quoted in “Reflections,” Christianity Today (7-31-00)

 

[iii] R. C. Sproul, 1 – 2 Peter (Crossway, 2011), p. 46

 

[iv] Fritz Rienecker & Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), p. 748

 

[v] William Barclay, The Letters of James and Peter (Westminster, 1976), p. 188

 

[vi] D. Edmond Hiebert, 1 Peter (BMH, 1984), p. 96

 

[vii] Michael Bentley, Living for Christ in a Pagan World (Evangelical Press, 2009), p. 47

 

[viii] Adapted from John Phillips, Exploring the Epistles of Peter (Kregel, 2005), p. 69

 

[ix] Adapted from Hiebert, p. 97

 

[x] Adapted from J. Allen Blair, Living Peacefully: 1 Peter (Kregel, 1959), p. 31

 

Esperamos que este recurso lo haya bendecido.
Nuestro ministerio es FORTALECIDO por su oración y SOSTENIDO por su apoyo financiero.

SU COLABORACIÓN HACE LA DIFERENCIA