Devocionales Sabiduría

MÁS QUE LECTORES

 

“Sed hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos.” Santiago 1:22

El presidente de una compañía de varios cientos de trabajadores estaba preparándose para un largo viaje de negocios. Antes de irse, él escribió una larga carta detallando los proyectos que esperaba que se realizaran durante su ausencia – los clientes que querían que contactaran y las tareas que esperaba que sus empleados hicieran mientras estaba de viaje. Él terminó de escribirla, se la dejó a la secretaria, manejó hasta el aeropuerto y se subió a su avión.

Cuando regresó varios meses mas tarde, inmediatamente notó que la propiedad estaba descuidada: El pasto obviamente no había sido cortado en semanas, había basura sobre el césped, los arbustos necesitaban ser podados, y las puertas de vidrio estaban tan sucias que apenas se podía ver a través de ellas. Él estacionó su vehículo y se apuró a entrar al edificio. Los empleados estaban sentados, tomando café y conversando, sus pies descansando sobre sus escritorios. La mayoría estaba vestido de manera informal y no de acuerdo al reglamento de la compañía. Una mesa de ping-pong estaba ahora en medio de la oficina, y un montón de video-juegos estaban esparcidos por las mesas y escritorios. Su llegada pasó desapercibida.

Enojado, el presidente convocó una reunión con todo el personal administrativo, y cuando todos hubieron llegado, él empezó su arenga: “¡No puedo creer lo que estoy viendo! ¡Esto es un desastre! Nada es como esperaba que estuviera al volver. ¿Qué ha estado pasando aquí? ¿Acaso no recibieron mi carta?” Al escuchar acerca de la carta, sus rostros se iluminaron, y un empleado respondió, “Si señor, la recibimos. Amamos esa carta. La leemos casi todos los días.” “De hecho,” continuó otro, “yo he memorizado varios párrafos de su carta.” “Es una lectura fascinante,” agregaron otros. Otro dijo, “También hemos organizado algunos grupos de estudio. Nos juntamos al menos una vez a la semana para releer porciones de su carta y asegurarnos de que la hemos entendido bien.”

Confundido, el presidente preguntó, ¿Pero terminaron los proyectos que les pedí? ¿Llamaron a los clientes? ¿Hicieron las cosas que les pedí que hicieran?” Todos miraron hacia abajo. Un hombre finalmente habló de parte del grupo diciendo, “La verdad es que no… como verá, todavía estamos estudiando su carta.”

         

Nuestro problema no es que no podemos entender ciertas verdades bíblicas, sino que no vivimos las verdades que entendemos. 


Nosotros hemos recibido una carta de parte de Dios – una carta inspirada que llamamos la Santa Biblia. ¿Se contenta solamente con leerla, estudiarla, y quizás memorizarla? ¿Cuándo va a ponerla en práctica?

Una cosa es que los cristianos digan, “Creemos en la Biblia” y es otra muy distinta es vivir como si creyéramos en ella. Que nuestras creencias y nuestro comportamiento sean compatibles – para la gloria de Dios. Porque de esa manera no tendremos de qué avergonzarnos… si es que Nuestro Señor regresara hoy. 


Este devocional pertenece a Stephen Davey. Todos los derechos Reservados.