¿Cómo puede ser mala la homosexualidad?

Escrito por Peter Goeman, Profesor del Seminario Teológico Shepherds. Publicado originalmente bajo el título «How Can Same-Sex Relationships Be Wrong?«

¿Cómo es posible que la homosexualidad sea mala si no le hace daño a nadie? Esta es una objeción común a la perspectiva bíblica de que las relaciones homosexuales son pecado (Génesis 2:18-25, Romanos 1:18-32; 1 Corintios 6:9-10, 1 Timoteo 1:8-10, etc.). El argumento es típicamente el siguiente: “Si dos adultos quieren involucrarse en una relación homosexual, y no le hacen daño a nadie, ¿porque les negamos esa libertad?” La implicación de este tipo de argumento es que si algo no es dañino, es bueno (o al menos permisible). Sin embargo, este argumento debería ser rechazado por las siguientes dos razones.

(1) La cuestión del daño es un tema distinto al de la moralidad.

El que algo sea bueno o malo no depende en que sea dañino a otras personas o no. Podemos ver esto simplemente desde un punto de vista lógico. Si una esposa es infiel, y su esposo nunca se entera (por lo tanto nunca es dañado o afectado negativamente), aun es malo y pecaminoso que la esposa cometa adulterio. De forma similar, digamos que un niño miente (y esa mentira no provoca ningún daño a los demás). Esto aun es pecado. Evaluar la moralidad en base al daño es un criterio inapropiado. El único criterio para la moralidad es Dios y su Palabra escrita.

Si sigue el camino de definir la moralidad en base al daño, ¿qué prohíbe el incesto, la pedofilia, o la poligamia consensuada como practicas sexuales válidas? Claramente, el daño no puede ser el estándar de la moralidad, y en ningún lugar la Biblia aprueba tal criterio. El defender la relación homosexual en base a esto es lógicamente ingenuo.

(2) Solo porque algo no parece ser dañino no significa que no lo es.

Hay una variedad de formas en que esto es evidente. Desde un punto de vista cristiano, entendemos que cuando una criatura desobedece al Creador y hace lo que quiere, va a haber un precio a pagar por esa rebelión. En el punto anterior, una esposa que comete adulterio y “se sale con las suyas” sin dañar a nadie ha roto el estándar de Dios para el matrimonio. Aunque no haya daño visible o inmediato, habrá un juicio divino para ese pecado en especifico (ya sea en esta vida o en la siguiente – o en ambas).  Por lo tanto, aunque no haya daño visible en el contexto inmediato, entendemos que el juicio de Dios resultará en daño futuro.

También sabemos que aquellos involucrados en relaciones homosexuales, generalmente se dañan a si mismos desde una perspectiva física (ej. SIDA). Sin embargo, más importante aún, al involucrarse en estas relaciones antinaturales, ellos están dañándose a si mismos desde una perspectiva humana. Ya que Dios desea que sus criaturas disfruten ciertos tipos de relaciones, cuando el ser humano corrompe estas relaciones, no puede disfrutar la plenitud del propósito de Dios, y se daña a si mismo. Por lo tanto, ya que las relaciones homosexuales van en contra del plan de Dios, son inherentemente dañinas.

En resumen, aunque muchos apoyan las relaciones homosexuales sobre la base de que no dañan a nadie más (o sea, “dejemos que los adultos hagan lo que quieran, siempre y cuando haya consentimiento), la verdad es que este argumento es deficiente en más de un aspecto, y debería ser reconocido como tal.

 

 

Este artículo ha sido traducido y adaptado con el consentimento de su autor.
 
Puede encontrar el artículo original en la página web del autor.