Lección 16: El Llamado Sagrado a Trabajar

Lección 16: El Llamado Sagrado a Trabajar

Pasaje Bíblico: Tito 2:9-10
¿Sabía que no solo los pastores y evangelistas tienen un llamado divino? La Biblia nos enseña que, no importa su ocupación, usted tiene un llamado sagrado de parte de Dios para realizar su labor. En este pasaje encontraremos seis características que un trabajador cristiano debe de ejemplificar.

Introducción

Hay una palabra en latin que se convirtió en parte de nuestro idioma, pero que, con el tiempo, perdió su significado.

Se trata de la palabra “vocatio” que significa “llamado,” y de donde proviene la palabra vocación. En el siglo 16 la palabra se usaba para describir a un empleo, un trabajo – una vocación – como un llamado sagrado de Dios.

De hecho, Martin Lutero uso esa palabra para referirse a todas las ocupaciones.

El escribió que Dios podría poblar la tierra al crear cada nueva generación del polvo– pero en cambio, Él instituyó los roles de marido, esposa y padres como vocaciones sagradas. Lutero escribió también: “Todo nuestro trabajo en el campo, en el huerto, en la ciudad, en la casa, en el gobierno –estas son las mascaras, detrás de las cuales Dios se esconde y hace todas las cosas.”[i]

Él incluso escribió: “Dios mismo ordeña las vacas por medio de la vocación del ordeñador.”[ii]

Cada vocación es un llamado sagrado por medio del cual Dios cumple sus propósitos divinos.

Detrás del termino –vocación – estaba la idea de que todo tipo de trabajo legitimo o función social era un llamado divino –donde nosotros utilizamos los talentos y dones que Dios nos da. Dios mismo estaba y esta activo en las labores diarias de la humanidad, incluyendo sus interacciones y responsabilidades.

Juan Calvino escribió hace unos 450 años, que el lugar de trabajo se debe considerar como un lugar de adoración.[iii]

Como verá, lo que estos hombres de Dios estaban transmitiendo, era la idea de que el llamado divino es para toda ocupación y no solo para el pastor o misionero.

Ellos estaban indicando que cada creyente tiene un llamado sagrado de parte de Dios, ya sea un estudiante o un maestro, un artista, una ama de casa o un agricultor.

Entonces, no importa si usted es un cirujano, un jefe de policía, gerente general o un portero o conserje – usted esta llevando a cabo el llamado de Dios –un deber sagrado.

Y para el creyente, este concepto es revolucionario.

Cualquier vocación, cualquier ocupación en la vida, es parte de la obra de Dios. No es tiempo y esfuerzo desperdiciado. Hasta el acto cotidiano de ordeñar una vaca tiene una importancia y un significado magnifico.

Como la historia de los tres hombres en la edad media que se encontraban trabajando. Los tres hombres estaban cortando piedras. A cada uno les preguntaron: ¿Qué están haciendo? El primero respondió –estoy picando piedra. El segundo dijo: “me estoy ganando la vida.” Y el tercero dijo: “Estoy construyendo una Catedral Maravillosa.” – es una cuestión de perspectiva.

Los predicadores de la reforma simplemente estaban ejemplificando lo que el Apóstol Pablo había dicho unos 2 mil años atrás, cuando animó a los creyentes a “hacer todo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que…” “a Cristo el Señor servís.” –Colosenses 3:23-24

Desafortunadamente, en la actualidad, la palabra vocación ha pasado a significar algo común y corriente; hablamos de distintas carreras y vocaciones independientemente de algún llamado sagrado.

En la actualidad, el motivo de trabajar se a reducido a ganarse un salario y el incentivo ha pasado a ser el fin de semana, y la meta final, jubilarnos.

La mayoría de la gente sueña con en el día que no tenga que trabajar mas; el día que no tenga que servir mas a nadie.

El apóstol Pablo va a clarificar para nosotros el significado del trabajo, al dirigirse a un miembro típico de un grupo familiar en la isla de Creta – el sirviente.

Pablo va a explicarle a los esclavos y siervos, que el trabajo cotidiano es una forma de adoración –es una plataforma sobre la cual la gloria de Cristo puede brillar.

Aún los sirvientes eran recipientes del llamado sagrado de Dios.

Le invito a que abra su Biblia en la carta de Pablo a Tito. En el capitulo 2, versículo 9 de Tito leemos: “Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean respondones;

10 no defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador.”

Ahora, cuando Pablo le escribió esta carta a Tito, habían mas de 50 millones de esclavos en el imperio Romano. Los historiadores estiman que al menos 1 tercio de la población en el mundo Romano eran siervos o esclavos.[iv]

En los días de Pablo la gente podía convertirse en esclavo por varios motivos – cuando los capturaban como prisioneros de guerra, por castigo a causa de algún crimen, por alguna deuda que tenían… tristemente, a algunos los secuestraban y los vendían como esclavos, pero habían otros que lo hacían de manera voluntaria, aprendiendo a trabajar en el campo, o como administradores, artesanos, maestros, soldados o incluso médicos.[v]

Eran personas que no tenían derechos personales – podían ser tratados con misericordia o no.

Aristóteles llamaba a los esclavos ‘herramientas vivientes… “una posesión con alma.”[vi]

Sería el evangelio de Cristo que luego destruiría la tiranía de la esclavitud. Y hasta el día de hoy es el evangelio el que produce que una persona trate a otra con dignidad y justicia.

Ahora, en este pasaje, Pablo no hace un llamado a ponerle fin a la esclavitud – o a una rebelión de parte de los esclavos – por lo que muchos han querido desacreditar Pablo. El problema es que ellos no ven la paciencia y sabiduría de Dios en esto.

Lo que Pablo hace aquí es poner el cimiento para la eliminación de la esclavitud. El planta la verdad que eventualmente dará el fruto de libertad en todo país y en toda generación.

El escribe cosas radicales como el hecho que los esclavos creyentes y sus amos creyentes son hermanos (1 Timoteo 6:2); también escribe que a los ojos de Dios, los judíos y los gentiles, hombres y mujeres, esclavos y libres, son uno en Cristo (Gálatas 3:28).

Cuando Pablo se encuentra con un esclavo llamado Onésimo y lo guía a Cristo, luego le escribe a Filemón, quien era el amo de Onésimo y un creyente de la iglesia de Colosas, y le dice que reciba a Onésimo no como a un siervo, sino como a un hermano amado en el Señor (Filemón 1:16).

Cuando el imperio Romano se desintegró y eventualmente colapsó, el sistema de esclavitud colapso también – debido en gran manera al avance e influencia del Cristianismo.

De hecho, antes de su colapso, habían tantos esclavos que estaban siendo liberados, que el Emperador firmo decretos para controlar esa practica.[vii]

El evangelio estaba marcando la diferencia.

Es importante entender que el Nuevo Testamento no enseña cómo revelarse o cómo reformar las instituciones – sino que nos presenta todo lo necesario para reformar el corazón humano.[viii]

Es una cuestión del corazón.

Y el corazón espiritualmente reformado y redimido, va a impactar y reformar a las instituciones humanas.

Ahora, lo que me parece fascinante en este párrafo de Tito 2, es que Pablo desafía, no a los amos, sino a los siervos a tener un cambio de corazón.

Pablo va a decirle a los siervos que su trabajo es su vocación divinamente ordenada, por medio de la cual deben influenciar su mundo para la gloria a Dios.

Y a partir de este pasaje, nosotros, que vivimos en una cultura que no practica la esclavitud, encontramos seis características que van a revolucionar nuestra vocación personal.

De hecho, en esta exhortación, encontramos seis observaciones que aplican para cada empleado moderno.

Vamos a hablar de cómo debemos de enfrentar el lunes por la mañana y este sistema de trabajo de 9 a 5 sabiendo que estamos cumpliendo con nuestro llamado divino.

En primer lugar, todos debemos de trabajar con la característica de la humildad.

La característica de la humildad.

Note nuevamente el versículo 9. “Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos…”

La palabra traducida ‘sujeten’ se usaba en el ámbito militar para designar la relación entre un soldado y su superior.[ix]

Conlleva la idea de un orden de jerarquía.

En otras palabras, ‘exhorta a los siervos a que se aseguren de estar en orden.’

Pero eso suena redundante, ¿no? ¿Para que decirle a un siervo que se ponga por debajo de su amo? ¡Si ese ya era el caso!

Lo que pasa es que Pablo esta usando la voz pasiva en este verbo, indicando que los siervos de aquella época, los empleados en la actualidad, deben de someterse voluntariamente bajo la autoridad de su jefe.

No se trata de que lo sometan a la fuerza, sino que uno debe de hacerlo voluntariamente.

Sin importar cuan difícil sea… sin importar cuan injusto… cuan opresivo, el creyente fiel persevera con humildad y sacrificio todo el tiempo que tenga en ese empleo.

Mientras los demás en el trabajo se quejan del gerente y difaman al jefe y a la compañía, el creyente se queda en su lugar –y voluntariamente trabaja con vigor, independientemente de si el supervisor le agradece o le paga lo justo o no.

De hecho, la palabra que Pablo usa para “amo” en el versículo 9, es la palabra griega despotes, de donde sale la palabra castellana “déspota.” Un déspota es un tirano, un líder autoritario que por lo general actúa sin generosidad alguna, es irracional y dominante.

Pablo nos pinta el peor cuadro posible. Él no esta diciendo “sométanse en su trabajo a su jefe porque este quiere lo mejor para ustedes, o porque lo aman en su empresa, o porque la compañía se va a preocupar de usted.

No, es todo lo opuesto… debemos someternos voluntariamente aun cuando trabajamos para un déspota.

¿Por qué alguien trabajaría voluntariamente y sumisamente para alguien así?

Nadie se somete a un jefe así. Y ese es el punto. Así es como un creyente sobresale – como una vela en una habitación oscura.

El creyente que entiende que el supervisor realmente no es la autoridad final- que su trabajo es un llamado sagrado de parte del Dios vivo, va a trabajar para cumplir Sus propósitos y reflejar Su gloria por medio de su perseverancia humilde y llena de gracia.

Es por eso que Pablo comienza con esta característica que hace sobresalir al empelado cristiano –la característica de la humildad.

Segundo, Pablo hace referencia al distintivo de ser confiable.

El distintivo de ser confiable.

Pablo agrega en el versículo 9, “…que agraden en todo…”

La palabra utilizada para ‘agradar’ se usa en todo el Nuevo Testamento en referencia a agradar a Dios.[x]

Y Pablo nuevamente esta ampliando la visión para todo empleado o trabajador.

Pablo escribió en 2 Corintios 5:9 que su ambición era agradar a Dios.

El Señor es nuestro supervisor supremo.

Ser un empleado tiene que ver con su estatus… ser agradables esta relacionado con nuestro espíritu, con nuestra actitud.

Entonces, un empleado cristiano no tiene excusa para trabajar a medias, para ser holgazán o perezoso. No tiene excusa para ser irresponsable o falto de iniciativa. Una persona con esas actitudes nunca va a agradar a su jefe… y lo que Pablo esta diciendo es que tampoco va a agradar al Señor.[xi]

En una ocasión, un zapatero fue a visitar a Martín Lutero para preguntarle como podía agradar a Dios ahora que era creyente. Lutero le pregunto: ¿De que trabaja usted?  A lo que el hombre respondió: “Soy zapatero.” Para asombro de este hombre, Lutero le respondió: “Entonces haga buenos zapatos y véndalos a un precio justo.”[xii]

Lo que Pablo esta haciendo aquí es enseñarnos que existe un motivo supremo para el trabajo – un estándar de excelencia a causa de la persona a quien representamos.

Un autor lo pone de la siguiente manera: Es por esto que es posible que la ama de casa cocine como si Jesús fuera a comer esa cena o limpiar la casa como si Jesús fuera a ser su huésped. Así es posible que un maestro eduque a los niños, que un medico atienda a sus pacientes, que un vendedor ayude a sus clientes y que la secretaria escriba los correos como si en cada caso en particular estuvieran sirviendo a Cristo.[xiii]

Es por eso que el creyente hace el trabajo más pesado; se ofrece a ir un paso mas allá; trabaja tiempo extra para ayudar a otros.

El cristianismo hace que esa oficina, ese escritorio, esa casa, ese taller o esa cocina sea nada menos que un lugar santo, un templo de adoración al Señor.

Pablo dice: si quieren transformar a su mundo, no lo van a hacer por medio de una serie de sermones que los incrédulos no van a venir a escuchar, sino por medio de un empleado confiable que los demás puedan ver en acción.

Estos van a destacarse a causa de su humildad y su confiabilidad – y en tercer lugar:

Una actitud de complicidad.

Esta debe de ser la mas difícil – Pablo agrega en el versículo 9, “…que agraden en todo, que no sean respondones.”

Pablo escribe una serie de palabras que van a describir lo que significa ‘agradar en todo.’ Para poder estudiarlas bien, vamos a ir por parte.

Primero vemos que Pablo dice: no sean respondones.

Él sigue elevando la vara ¿no es así? El esclavo en aquellos días tenia que ser sumiso – así era la cosa. Pero ahora, la palabra de Dios indica que debe ser confiable – eso es mas difícil. Y ahora, que no debe de quejarse en cuanto a lo que se le manda a hacer.

Esto definitivamente elimina la mayoría de las conversaciones de pasillo en el trabajo ¿No es así? O sea, ¿de que vamos a hablar cuando vamos por un café si no podemos hablar del supervisor, o la compañía o la miseria de salario que nos pagan o del maltrato que recibimos, o lo que sea?

Pablo aquí usa un verbo que significa, literalmente, “hablar en contra de.” Podríamos traducirlo como, “contestar o contradecir.” Conlleva la idea de quejarse en voz alta.[xiv]

El problema no es que está haciendo las cosas mal, o que se rehúsa a obedecer, sino que lo hace… con una mala actitud.

Nunca me voy a olvidar de cuando mis hijos eran pequeños. Ellos tenían que cumplir algunas tareas en el hogar. Mi esposa decidió desde temprano lidiar con sus corazones y no solo con sus acciones. Así que les informó que para ganarse su dinero, no solo tenían que hacer los mandados que mamá les pedía, sino que tenían que cumplir de buena gana.

Ir a sacar la basura cobró una dimensión completamente distinta.

Ahora, en caso de que se lo este preguntando – esta característica no significa que uno no puede expresar alguna inquietud o un reclamo a través de los medios correspondientes. Tampoco significa que debe obedecerle al jefe si eso significa que va a pecar. No involucra hacer cosas inmorales por el simple hecho de que el jefe se lo pidió. Puede que usted necesite encontrar otro trabajo para poder mantener su conciencia limpia.

Pablo aquí se esta refiriendo a un empleado al que se le pide que haga algo que no quiere hacer porque simplemente no quiere. Se trata de un “Esta bien, lo voy a hacer, pero me voy a asegurar de que sepan que no me gusta lo que estoy haciendo.”

Ese tipo de empleado se ha olvidado que tiene una misión sagrada –designada por Cristo, a quien representa en la tierra, y por medio de quien Dios cumple sus propósitos.

Ahora, hay otra característica más.

Pablo lidia con la voluntad de trabajar – al hablar de la humildad

Con el corazón – al hablar de la confiabilidad

Con el espíritu – al hablar de la complicidad

Y ahora va a lidiar con las manos – ya que la cuarta característica de un empelado piadoso es la marca de la honestidad.

La marca de la honestidad

Pablo agrega, en el versículo 10, “…no defraudando…”

Esta es una palabra que describe un fraude – correctamente traducida como ‘defraudar.’ Literalmente significa dejarse algo para uno mismo – algo que no le pertenece.[xv]

La palabra griega también hace referencia a tener ‘dedos ligeros’.[xvi]

Él le está robando a su jefe.

Según el departamento de comercio de los Estados Unidos, la deshonestidad de los empleados le cuesta a los negocios más de 50 millones de dólares al año.

La cámara de comercio dice que uno de cada tres fracasos comerciales son a causa de robo por parte de los empleados.

Y no se trata necesariamente de cosas grandes…sino de muchas cosas pequeñas.

El robo de recursos, el uso personal de equipos de oficina, reportes de gastos falsos, todas esas cosas se suman y hacen un gran daño.

¿Que sucedería en nuestro mundo si todos comenzaran a vivir vidas honestas?

Permítame leerle una descripción de un avivamiento espiritual en Gales a principios del siglo 20.

Más de 100 mil personas respondieron al evangelio y a causa de ello, decidieron arreglar cuentas pendientes –lo que causó un problema impensado en los astilleros de las costas de Gales. A través de los años, los obreros se habían apropiado de todo tipo de cosas. Desde martillos hasta carretillas.

Sin embargo, mientras las personas trataban de enmendar sus malas acciones, comenzaron a devolver lo que se habían robado. Como resultado, los astilleros se encontraron con una abrumadora cantidad de herramientas devueltas. Tanto fue la cantidad de maquinas y herramientas devueltas, que algunos tuvieron que poner letreros indicándole a la gente que dejara de traer cosas. Uno letrero decía: “Si usted ha sido guiado por Dios a devolver lo que ha robado, sepa que la gerencia lo perdona y desea que se quede con lo que se llevó.”

El mundo no sabía realmente como manejar ese avivamiento espiritual.

Tito, ¿quieres impactar a la isla de Creta? Dile a los empleados devuelvan lo que no les pertenece y que no roben más.

Querido oyente ¿trabaja usted con humildad, fiabilidad, complicidad y honestidad?

Pablo agrega algo más a la lista:

Una conducta leal.

El escribe en el versículo 10: “…sino mostrándose fieles en todo…”

La palabra “mostrar” aquí, da la idea de probar o demostrar.

Es decir, uno le prueba a su jefe que tiene las mejores intenciones.

Un comentarista escribió: “El empleado cristiano no debe de dejar su lealtad en duda, sino que debe dar amplia evidencia de ella. Trágicamente, la lealtad y buena fe hacia el jefe y hacia los compañeros de trabajo, es algo que falta en la ética de trabajo moderna, incluso entre creyentes.”

A propósito, esta característica de lealtad es la que elevo a Daniel desde la servidumbre a un puesto importante en el reino de Babilonia.

El rey puso a Daniel por sobre muchos lideres políticos, como dice la Biblia, para que el rey no fuese perjudicado. Daniel 6:2

Esa es una linda forma de decir, “para que no le estuvieran robando.”

El rey necesitaba hombres honestos que fueran leales a el y al reino.

Y uno se pregunta ¿Para que se preocupaba Daniel de esto? ¿Qué le importaba a él este rey y su reino?

A él lo habían secuestrado y llevado cautivo en su adolescencia – él era un prisionero de guerra. Lo hicieron eunuco contra su voluntad, por lo cual permanecería soltero para el resto de su vida; luego lo metieron a estudiar en la academia real para entrenarlo en política y ciencias; y finalmente, el rey Darío de Persia le da un puesto importante en el reino.

¿Por qué? Porque por alguna extraña razón, este muchacho judío hizo todo de la mejor manera posible, aun si eso significaba favorecer a un reino al cual no pertenecía.

¡Daniel nunca volvió a casa!

Pero fue a causa de la lealtad de Daniel a este rey que Dios fue glorificado.

Es más, Daniel utilizaría esa posición para enseñar la Palabra de Dios, y unos 600 años después, su legado espiritual sería evidenciado por los Magos del Oriente que viajaron desde Persia hasta Jerusalén, con la mirra, el incienso y el oro y preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido?” –Mateo 2:2

Antes de decirle al mundo lo que significa el evangelio, tenemos que asegurarnos de que ellos vean la diferencia que el evangelio hace en nuestras vidas.

Con la perspectiva de la eternidad

Entonces, no solo debemos de trabajar con humildad, complicidad, confiabilidad, honestidad y lealtad, sino que, en ultimo lugar, tenemos que trabajar con la perspectiva de la eternidad.

Pablo agrega: “…para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador.”

La palabra ‘adornar’ viene del griego ‘cosmeo’ y nos da la palabra cosmético.[xvii]

Podríamos decir que la vida del creyente sirve como un hermoso cosmético para la verdad de Dios, nuestro Salvador.

Tenemos que vivir vidas que resalten la belleza del evangelio.[xviii]

¿Por qué? Porque su jefe o supervisor necesita al salvador.

Uno debe de trabajar pensando que su jefe, sus compañeros de trabajo y las demás personas, van a pasar la eternidad en algún lugar.

Y solo hay dos opciones- el cielo o el infierno. Y uno no puede ir al cielo sin la doctrina del Salvador.

Justino Mártir escribió en el segundo siglo, que las personas deberían escuchar el evangelio de Cristo, ya sea al observar la vida de un creyente, o al hacer negocios con ellos.[xix]

Y me pregunto cuantas personas estarían más abiertas al evangelio después de hacer negocios con nosotros.

Y esto no significa que tengamos que ir y hacer algo impresionante o grandioso.

Pablo básicamente nos dice, en esta charla familiar, “Solo hagan su trabajo.”

  • Llegue a tiempo
  • Trabaje duro
  • Sonría
  • No se meta en problemas ni ande con los problemáticos
  • No discuta
  • Diga la verdad
  • Viva por mucho más que el fin de semana.
  • Muestre el camino a la salvación cuando tenga la oportunidad.

Hay muchos creyentes dispuestos a hacer grandes cosas por Dios – pero pocos están dispuestos a hacer las cosas pequeñas, los detalles, para el Señor.

Conclusión

Concluyo con la siguiente historia:

Un pediatra llamado David escribió en su diario acerca de su encuentro con una joven llamada Sara. Todo comenzó en una clase de escuela dominical. Su esposa había preparado una lección en cuanto a ser útil para el Señor.

El escribe: “Los niños escuchaban con atención las palabras de mi esposa, y cerca del final de la lección se produjo un momento de silencio. Una niña llamada Sara exclamó: “Señorita, ¿Qué puedo hacer? Yo no se hacer muchas cosas.” Sin esperar esa pregunta espontánea, mi esposa miro de un lado al otro y vio un florero vacío en una de las ventanas del aula. “Sara, ¿puedes traer una flor y ponerla en el florero? Eso seria algo útil – y Dios se agradaría con la diferencia que eso haría en la habitación.’

Sara respondió: “Pero eso no es algo importante” Mi esposa respondió: “Bueno, en realidad lo es, si al final terminas ayudando a alguien –aunque sea un poquito.”

Al otro domingo, Sara trajo una flor y la puso en el florero. De hecho, ella comenzó a hacerlo cada domingo. Sin que nadie le dijera algo, ella se aseguro que cada domingo ese florero tuviera una flor. Cuando mi esposa le contó al pastor acerca de la fidelidad de Sara en esta tarea tan pequeña, el tomo el florero y lo llevo al pulpito y lo uso como una ilustración del servicio a los demás.

A la semana siguiente, David, el pediatra, recibió un llamado de la madre de Sara. Ella estaba preocupada porque Sara parecía tener menos energía y no tenia mucho apetito. David escribe: “Me hice un tiempo para ir a ver a Sara al otro día. Después de haberle hecho varios exámenes, me encontré sentado perplejo en mi oficina. Los resultados de los exámenes decían que Sara tenía leucemia.

De regreso a casa, me detuve en la casa de Sara para poder darle las noticias a sus padres de manera personal. Les explique que, entre la leucemia y las condiciones genéticas de Sara, solo iba a ser cuestión de tiempo antes que la enfermedad tomara su vida. No había nada que pudiera hacer. Creo que nunca en mi carrera tuve una conversación más difícil que esta.

El tiempo pasó y Sara quedo internada. Y luego sucedió – recibí una llamada de la madre para que fuera a verla. Yo deje lo que estaba haciendo y fui inmediatamente a verla. Luego de un breve examen, me di cuenta que no le quedaba mucho tiempo de vida.

Eso fue el viernes a la tarde. El domingo en la iglesia, la reunión comenzó como siempre- las canciones, los himnos, la predicación. Yo estaba triste.

Cerca del final del mensaje, el pastor paró de repente mientras miraba el fondo del auditorio. Todos los presentes se dieron vuelta para ver que estaba pasando – era Sara. Sus padres la trajeron para una ultima visita. Ella estaba envuelta en una manta y tenia una flor en la mano. Ellos pasaron al frente, donde estaba el Pastor, y Sara puso la flor en el florero que estaba frente al pulpito – junto al florero dejó un pedazo de papel.

Al siguiente jueves, Sara paso a estar la presencia del Señor. David escribe: el pastor me pidió que me quedara después del funeral. Una vez que la gente comenzaba a irse del cementerio, nos reunimos y el me dijo “David, tengo algo que quiero que veas.” De su bolsillo sacó un pequeño pedazo de papel –el mismo que Sara había dejado junto al florero en la iglesia. Él me dijo: “Quiero que te quedes con esto.”

Desdoblé el papel, y escrito en letras rosadas estaba lo siguiente:

Amado Dios,

Este florero ha sido el mayor honor de mi vida.

Sara.

Ella lo había entendido… una tarea tan simple como esa, había sido el gran honor de su vida.

Querido oyente ¿Qué logro es el mayor honor de su vida?

Estoy convencido que, un día, en la presencia del Señor, nos sorprenderemos al ver las miles de pequeñas cosas por las que Dios nos dirá, “bien hecho, fuiste fiel.”

Es por eso que de vivir y trabajar de esta manera –mostrando fidelidad, lealtad, honestidad, complicidad, fiabilidad y humildad aún en las cosas pequeñas – para la gloria de Dios.

Hay demasiados creyentes esperando hacer algo grande por Dios. Necesitamos más creyentes dispuestos a hacer cosas simples y cotidianas.

Como poner una flor en un florero para adornar una clase. Algo útil por medio de lo cual, Dios es glorificado.

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey

© Copyright 2012 Stephen Davey

Todos los derechos reservados

 

 

[i] Gene Edward Veith, The Doctrine of Vocation (Modern Reformation, May/June, 1999) 

[ii] Ibid 

[iii] John A. Benton, Straightening out the Self-Centered Church (Evangelical Press, 1997), p. 114 

[iv] Robert Black & Ronald McClung, 1 & 2 Timothy, Titus, Philemon (Wesleyan Publishing House, 2004), p. 241 

[v] David Campbell, Opening Up Titus (Day One Publications, 2007), p. 66 

[vi] R. Kent Hughes, Ephesians (Crossway Books, 1990), p. 205 

[vii] Hughes, p. 206 

[viii] Black & McClung, p. 241 

[ix] John MacArthur, Titus (Moody Press, 1996), p. 98 

[x] MacArthur, p. 100 

[xi] Campbell, p. 70 

[xii] Tullian Tchividjian, Our Calling, Our Spheres, Leadership Journal (Summer 2010), p. 98 

[xiii] Hughes, p. 208 

[xiv] MacArthur, p. 100 

[xv] Fritz Rienecker/Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), p. 654 

[xvi] John Phillips, Exploring the Pastoral Epistles (Kregel, 2004), p. 281 

[xvii] Rienecker/Rogers, p. 654 

[xviii] Black & McClung, p. 242 

[xix] Hughes, p. 211