Lección 1: De Un Esclavo a Otro

Lección 1: De Un Esclavo a Otro

Pasaje Bíblico: Tito 1:1a,4
Muchos hoy en día se hacen llamar “cristianos.” Pero, ¿qué significa realmente ser un cristiano? Al comenzar su carta para su joven hijo en la fe, el apóstol Pablo define el cristianismo verdadero en términos claros y un tanto ofensivos para este mundo. 

Introducción

Durante el reinado del emperador Romano Marco Aurelio, el cristianismo pasó a ser ilegal. La persecución de creyentes estaba al orden del día. La pena por seguir a Cristo era el encarcelamiento, la tortura y hasta la muerte.

Por ejemplo, a un joven llamado Sanctus lo llevaron a juicio ante el gobernador Romano por el crimen de ser cristiano- su vida estaba en juego. Le pidieron en reiteradas ocasiones que renunciara a su fe, pero él, en su corazón, había resuelto permanecer fiel a Cristo.

Cada vez que le hacían una pregunta, el solo respondía diciendo, “Yo soy Cristiano.” No importaba cual fuera la pregunta que le hicieran, él siempre decía exactamente lo mismo, una y otra vez, “Yo soy Cristiano.”

Cuando finalmente se dieron cuenta que no había forma que este joven renunciaría a su fe, lo condenaron a morir en público, en el anfiteatro. En el día de su ejecución, los verdugos lo ataron a una silla de metal calentada al rojo vivo y luego liberaron a las fieras, mientras la multitud observaba el espectáculo.

El historiador Eusebio escribió que a través de la ejecución, los acusadores siguieron intentando que este hombre renunciara su fe, pero lo único que salió de su boca fueron las palabras: “Yo soy Cristiano.”

Para Sanctus, toda su identidad, incluyendo su nombre, ciudadanía y posición social, estaban ligadas a Jesucristo. Lo que lo definía por sobre todas las cosas era la frase: “Yo soy Cristiano.”

El término Cristiano no era solo un titulo –era una forma de pensar; un estilo de vida.[i]

La iglesia, hoy más que nunca, necesita regresar a la Biblia y responder la siguiente pregunta: ¿Qué significa realmente ser cristiano? ¿Qué significa vivir y actuar como tal?

En el mundo actual, el término cristiano ha pasado a ser tan genérico que puede significar cualquier cosa. Una persona puede decir que es cristiana aun sin importarle nada acerca de Cristo.

En la actualidad uno puede considerarse cristiano y negar la deidad de Cristo, el nacimiento virginal, el juicio venidero, el futuro reino milenial, cuyo rey es Jesús, y el infierno eterno para los que no creen.

Es mas, uno hasta puede llamarse pastor cristiano y negar la necesidad de la muerte redentora de Cristo en la cruz.

De hecho, un número creciente de personas que dicen ser cristianos creen que la cruz de Cristo ni siquiera es parte necesaria en la salvación.

En la actualidad uno puede ser llamarse cristiano y pensar que el evangelio es demasiado restrictivo y la Biblia es muy intolerante.

En una encuesta encontré que le 65 % de sus participantes decían creer el mensaje básico de la Biblia y a la vez, creían que otras religiones también dicen la verdad.

De vez en cuanto leo alguna publicación bajo el titulo “cristiano,” o aún “evangélico,” y cada vez me asombro más de cómo el pensamiento secular esta invadiendo la iglesia y la esta llevando a un océano de incertidumbre moral y confusión doctrinal.

Muchas iglesias y denominaciones en la actualidad están convencidas de que nuestra gran comisión como cristianos no solo consiste en salvar personas, sino que también el planeta; salvar el ecosistema.

De hecho, hoy mas que nunca, es posible que a usted le digan que no está actuando cristianamente si no apoya los esfuerzos ecológicos y los derechos homosexuales.

Hace unas semanas atrás, vi un debate en el que un líder evangélico y una líder multi denominacional discutían acerca de la base Bíblica de la homosexualidad y el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Lo que mas me sorprendió fue como esta oradora afirmaba que solo los que estaban a favor de la ideología de género estaban siguiendo los verdaderos valores cristianos y poniendo en practica la naturaleza amorosa de Cristo.

En otras palabras, el llamar las cosas por su nombre –pecado- es ser carente de amor, lo que significa que uno no es un buen cristiano.

Así que la iglesia necesita cambiar su mensaje si es que quiere parecer “cristiana” para el mundo.

Hace un tiempo atrás, un hermano de nuestra congregación me envió un articulo de un periódico local. Este trataba de una entrevista a un pastor de una denominación importante en nuestra ciudad.

A este pastor le preguntaron lo siguiente: ¿Qué le diría a alguien que esta pensando en visitar su iglesia y tal vez no se anima?

El pastor respondió: “Le diría que son bienvenidos sin importar quienes son o lo que crean.” Y agregó: “Nosotros no tratamos de convertir a nadie.”

Así que el periodista le preguntó: Bueno, ¿Por qué cosas su iglesia es conocida en la comunidad? Y este pastor dijo: “Somos conocidos por tener un mensaje espiritual positivo, de manera que la gente se va sintiéndose mucho mejor que cuando vino.”

En otras palabras, no importa lo que usted crea o como se comporte, la iglesia es un lugar para sentirse bien consigo mismo.

El hermano que me mando este articulo escribió en el margen: “pastor, después de algunos de sus sermones, no me siento muy contento que digamos, ¿puede hacer algo al respecto?

Claro que si, ahora voy a tratar de ofender a todos, así no se siente solo.

Hablando en serio, la verdad es que usted puede sentirse muy bien con lo que sea que usted cree, y puede sentirse muy bien acerca de si mismo, solo hasta que abre la palabra de Dios. Una vez que abre la Biblia, va a ver que esta le dice las cosas como son.

La Biblia tiene la habilidad de arruinar su opinión personal; porque el verdadero evangelio cristiano no esta interesado en amoldarse a lo que el mundo cree y desea, sino que el evangelio se interesa en salvar a las personas de este mundo- y a la vez, renovar la mente del creyente que está siendo influenciado constantemente por el mundo en que vive.

Generalmente recibo propagandas de otras iglesias en el correo, y todas dicen lo mismo: “Venga a nuestra iglesia porque nosotros somos relevantes- usted se sentirá a gusto con nosotros; tenemos buen café, buena música y sermones dinámicos.”

Con esto, ellos quieren decir: Nosotros no buscamos provocar a nadie.

Pero ¿sabe que? Yo necesito que me provoquen. Necesito que me desafíen.

  • Necesito que me insten a vivir para alguien más en vez de vivir para mi mismo (Hebreos 10)
  • Necesito renovar y transformar mi mente para no justificar el pecado con tanta facilidad (Romanos 12);
  • Necesito que la Biblia obre como una espada de dos filos para que corte los falsos motivos con lo que pretendo engañarme (Hebreos 4);
  • Necesito comunión con los hermanos que siguen a Cristo con pasión y rendir cuentas ante ellos (Hebreos 10). Necesito ver el ejemplo de otros hermanos en la fe que me desafían a mejorar.
  • Necesitamos estar expuestos a la palabra de Dios, que es útil, y nos enseña en lo que estamos equivocados – que nos exhorta a cambiar y nos indica como vivir y comportarnos correctamente (2 Timoteo 3).
  • Necesitamos que Cristo redefina nuestras vidas.

Le invito, querido oyente, a que abra su Biblia en una epístola del Nuevo Testamento que, en 25 oraciones o menos, se mete en cada área de nuestras vidas para redefinirla.

Se trata de una epístola corta, enviada a un líder llamado Tito. Y en esta carta, Pablo va a redefinirlo todo. Por ejemplo:

  • El va a redefinir la madurez espiritual.
  • Va a redefinir el verdadero liderazgo.
  • Va a redefinir lo que significa ser una persona piadosa.
  • Va a redefinir el hogar.
  • Va a redefinir las relaciones puras.
  • Va a redefinir la pureza sexual.
  • Va a redefinir le testimonio de un cristiano.
  • Va a redefinir el evangelio.

Y todos nosotros necesitamos escuchar esto. Necesitamos que nos clarifiquen estas cosas.

En el Nuevo Testamento, encontramos tres cartas de parte de Pablo a unos hombres que servían como pastores o ancianos. Así que a estas epístolas las llamamos las “epístolas pastorales.”

Estas son Primera y Segunda Timoteo y Tito. Y estas epístolas no eran solamente para el beneficio de los pastores, sino que también para sus congregaciones.

Estas epístolas inspiradas por el Espíritu Santo fueron prontamente reconocidas como tal e incluidas en el Nuevo Testamento. Tenemos evidencia de que, para el tercer siglo, la epístola a Tito ya estaba en la lista de los libros del Nuevo Testamento.[ii]

Muchos creen que Pablo escribió esta epístola después de 1 Timoteo y antes de 2 Timoteo. Entremedio de las dos.

Es interesante notar también que Pablo llama tanto a Tito como a Timoteo “hijo en la fe.”

Ahora, si comenzamos a leer el versículo 1 de esta carta, notará que comienza de una manera distinta a la que nosotros acostumbramos a escribir cartas o correos.

Esta comienza con el nombre del autor –Pablo.

Nosotros, por lo general, concluimos las cartas con nuestra firma –pero en aquella época no era así. En aquella apoca, ni bien uno abría una carta, sabia inmediatamente quien era el autor.

El nombre Pablo, proviene del latín Paulus, que significa, pequeño. El era un ciudadano Romano de nacimiento, así que este era su nombre gentil o romano.[iii]

Su nombre judío era Saulo. Y es interesante ver que el escogió utilizar su nombre gentil. Es más, en Romanos 11:13 el se denomina a si mismo como el “Apóstol a los Gentiles”.

Para cuando Pablo escribió la epístola de Tito, él ya era un misionero, pastor, maestro y teólogo veterano.

Chuck Swindoll dice que, cuando Pablo le mando esta carta a Tito, él ya lo había experimentado todo. Pablo ya había soportado años de malentendidos, controversias, calumnias, traiciones; discípulos que lo entusiasmaron y luego lo decepcionaron, amigos que lo dejaron, iglesias florecientes que luego se sumergieron en la apostasía y demás.

Las congregaciones buscaban su guía y luego se lo agradecían cuestionando su integridad o rechazando su autoridad. Cuando le iba bien, lo acusaban de arrogante y cuando estaba preso, le decían que era un fracaso. Nadie sabía mejor que Pablo cuan frustrante y cuan gratificante puede ser el ministerio. Él sufrió muchas desilusiones con personas… y sus cicatrices, sus dolorosas experiencias serían de mucha ayuda para Tito, que necesitaba escuchar estas cosas mientras él mismo luchaba por estabilizar unas congregaciones en la isla de Creta.[iv]

Nadie podía preparar a Tito para los desafíos del ministerio en Creta mejor que Pablo.

Creta es una isla que se encuentra en el medio del mar Mediterráneo. En aquel entonces, era un puerto importante por su ubicación entre los continentes, y allí vivía una gran comunidad diversa.

Durante los días de Tito, la isla de Creta tenía una población de un millón de residentes, que vivían en unas cien ciudades alrededor de la costa.

Los ciudadanos de Creta tenia la reputación de ser engañosos. De hecho, si uno decía que alguien estaba Cretizando (actuando como un cretense), eso significaba que la persona estaba mintiendo. La expresión “hacerse el cretense con un cretense” significaba que uno había engañado a un tramposo.[v]

El nombre mismo de la isla paso a representar corrupción, deshonestidad, engaño y todo tipo de vicio.

¿Qué tal ese campo misionero? Vaya presión que debe haber sentido este joven pastor.

Tito va a necesitar esta instrucción… estas palabras sabias de un cristiano maduro y sabio.

Como las palabras de Hudson Taylor, quien, como un misionero veterano en China, en una ocasión dijo: “No importa cuan grande sea la presión, lo que realmente importa es lo que hace en ti esta presión – esta puede interponerse entre el Señor y tu, o puede empujarte y acercar mas tu corazón al Señor.”[vi] 

Que buen consejo de un misionero veterano.

En esta carta, Pablo va a instruir a Tito – y a cada persona que está hablando en serio cuando dice “yo soy cristiano.” Él va a ser nuestro mentor. Él nos va a enseñar a lidiar con la presión y permanecer firmes para Cristo.

El apóstol Pablo viene y nos dice: permítanme redefinir lo que significa la vida para el hijo de Dios.

Y, en primer lugar, Pablo nos desafía a redefinir nuestra vida a través de la manera en que él se describe si mismo.

La obligación de Pablo: Un esclavo

El versículo 1 dice: Pablo, siervo de Dios

A demás del nombre ‘cristiano’ la Biblia llama a los creyentes de distintas formas –hijos de Dios, ciudadanos del cielo, embajadores, co-herederos, hijitos, etc. Y todos estos títulos nos ayudan a comprender mejor qué significa ser un cristiano.[vii]

Sin embargo, la Biblia usa un término con mucha mas frecuencia que los demás – una palabra empleada unas 40 veces en el Nuevo Testamento que describe al creyente. Esta es la palabra griega ‘doulos’ que en el castellano, se traduciría como ‘esclavo’.

La mejor descripción de la relación de Jesucristo con el creyente, es la de un amo y su esclavo.

El problema es que, en la mayoría de las versiones de la Biblia, la palabra doulos se traduce de forma mas suave con las palabras siervo o consiervo.

En un intento de evitar que el lector pensara en el maltrato que caracterizó la esclavitud en el siglo pasado, los traductores decidieron usar la palabra siervo.

Ahora, lo interesante es que el idioma griego tiene varias palabras para siervo, pero doulos, no es ninguna de ellas.[viii]

Si bien las labores y obligaciones de los siervos y esclavos son similares, existe una gran diferencia entre los dos: los siervos son contratados, los esclavos son comprados.

Los siervos tenían ciertos derechos personales y la libertad de escoger sus labores y para quien trabajar. Los esclavos no tenían libertad ni derechos. Eran posesiones en vez de personas.

Al leer la palabra siervo en vez de esclavo, perdemos esa sensación de gravedad y solemnidad – no nos ofende porque es un termino mucho mas liviano. No confronta nuestros conceptos equivocados acerca de nuestra autonomía personal como Cristianos. 

A nosotros nos gustaría pensar que tenemos la opción de obedecer a Cristo y de servirle con toda nuestra vida.

Es por eso que nos cuesta entender lo que realmente significa que pertenecemos a Cristo, que somos su posesión, que somos sus esclavos.

Nosotros preferimos creer que podemos negociar con Dios – regatear los términos de su voluntad; que podemos protestar en cuanto a lo que Él decide que ocurra en nuestra vida; que podemos molestarnos por lo inconveniente que puede ser servirle; que podemos cumplir sus mandamientos a medias; que podemos quejarnos por la tardanza de Sus bendiciones o las respuestas a nuestras oraciones.

Como verá, pensamos que hemos sido contratados por Dios.

Con razón, entonces, que nos quejamos de las horas extras de trabajo para Él…del salario. Tenemos la idea de que podemos quejarnos o presentar una demanda al departamento de Recursos Humanos por que las condiciones laborales no están a nuestro gusto.

“¿Quién esta a cargo de los beneficios? Quiero mis horas de vacaciones.”

“¿Se han olvidado acaso…?” le dijo Pablo a los Corintios “…que ya no son dueños de sus vidas?… que han sido comprados por precio… y que su cuerpo y su todo ahora le pertenecen a Aquel que los compró – Dios?” (1 Corintios 6:20)

Charles Spurgeon, el famoso predicador británico del siglo 19, percibió este problema y dijo: “En donde nuestra versión actual de la Biblia dice suavemente, siervos, tendría que decir “esclavos.” Los santos del primer siglo se deleitaban en saber que eran esclavos de Cristo, que le pertenecían por completo, que habían sido comprados por El y que vivían a su disposición.

Pablo incluso se regocijó porque en su cuerpo llevaba las marcas de su Amo (Gálatas 6:17) Él le pertenecía al Señor, y las marcas de los azotes, varas y piedras que recibió en su servicio las consideró como las marcas de que pertenecía al Señor. Si los santos de antaño se gloriaban en obedecer a Cristo, espero que nosotros también podamos hacerlo.[ix]

Pablo esta redefiniendo nuestra libertad. Y la esta poniendo de cabeza abajo.

Es solo cuando una persona se transforma en esclavo del Creador que puede comenzar a experimentar la verdadera libertad. El camino a la libertad es la esclavitud a Dios.[x]

Otro autor del siglo 19 lo puso de esta manera: “La esclavitud a Dios es la única libertad de la vida. Libertad no significa hacer lo que a uno se le antoja, significa hacer lo que uno debe hacer –y disfrutarlo. Esa esclavitud a Cristo es la única nobleza.[xi]

Encuentre a un creyente que discute con Dios sobre los términos de Su voluntad, y verá a un creyente frustrado y desesperanzado.

Pero encuentra a un creyente que dice, firmemente, como Pablo, “Soy esclavo de Cristo,” y verá a un creyente libre, listo para servir y vivir con un gozo contagioso.

Como esa joven que al terminar una conferencia misionera se puso de pie con una hoja en blanco y dijo: “Esta hoja representa mi vida, que acabo de dedicar a Cristo. Esta en blanco y será El quien escriba en ella lo que Él quiera- yo ya he firmado con mi nombre al pie de la página.”

¡Soy un cristiano! ¿Que significa eso? Significa que mi dueño es Cristo. Él es mi amo y Señor.

La ocupación de Pablo: apóstol

Pablo continua diciendo en el versículo 1, Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo…”

La esclavitud hacia referencia a su obligación; el apostolado hace referencia a su ocupación.

La palabra griega traducida “apóstol” significa “ser enviado.” Esta palabra se usaba de manera mas amplia para referirse a un emisario del rey.

Visto de esa manera, el apóstol era un embajador, o incluso un misionero enviado de parte de Cristo y su iglesia, con un mensaje que entregar.[xii]

Pablo incluso usa la palabra apóstol hablando de Timoteo y Tito como mensajeros de la iglesia y colaboradores suyos en 2 Corintios 8:23.

Pero, en este caso, Pablo está usando ese término de forma más estricta. Él esta refiriéndose exclusivamente a un grupo reducido de hombres que fueron comisionados personalmente por el Señor Jesucristo. Estamos hablando del título de apóstol.

La razón por la que Pablo se identifica como un apóstol de Jesucristo es la siguiente: Tito va a necesitar garantías para ir a estas iglesias y hablar con autoridad, designar ancianos, y poner orden en las iglesias.

A Tito, sin duda lo iban a desafiar.  

La gente le preguntaría:

¿Y tu quién eres?

Me llamo Tito.

¿Tito? Ese es un nombre latín -¿eres judío?

No.

¿Gentil?

Si.

Ah, pero imaginamos que fue circuncidado como un judío creyente, ¿no?

No…nunca.

Entonces, lo capacitaron en Jerusalén

No, tampoco.

¿Siquiera conoció a Jesús personalmente?

No.

Entonces técnicamente usted no es un apóstol.

Así es.

Mira jovencito. Los ancianos y pilares de esta iglesia fueron salvos en Pentecostés, allí mismo, en Jerusalén, y escucharon a Pedro predicar en persona.

¿Y quien dices que te envió?

Bueno, permítanme mostrarles –tengo una carta de puño y letra del apóstol Pablo.

“Ah,  a él lo conocemos, pero ¿Te conoce él a ti?”

Claro, fíjense en el versículo 4, “A Tito, verdadero hijo en la común fe.”

En otras palabras, Tito llegó a conocer al Señor como su salvador gracias a Pablo. Y Pablo dice que la fe de Tito es la misma fe que la suya –comparten un vinculo; comparten un mismo Señor.

Esto seguramente debe de haber impresionado a estos ancianos de Creta… que Pablo, un ex Fariseo, judío devoto, rabino fiel, Hebreo de Hebreos, un hombre intachable en seguir las tradiciones judaicas, llame a un Gentil incircunciso, su hijo.[xiii]

En otras palabras, “Tito y yo pertenecemos a la misma familia de Dios; compartimos nuestra fe en Jesucristo.”

Tito probablemente se detuvo allí por un momento  para que estos pastores le tomaran el peso a estas palabras – y luego dijo: “…y miren también lo que dice el versículo 5,

“Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé;”

Listo. Eso habría dejado en claro la autoridad con la que Tito podía llegar a estas iglesias y demandar cambios.

A propósito, Tito era la persona perfecta para esta labor. Pablo lo había enviado antes a Corinto para resolver un gran problema en el que esa congregación se había metido. Y ¡Vaya iglesia la de Corinto! ¡Vaya problemas que habían! ¡cuanta división y escándalos!

Tito fue exitoso en traer unidad a esa congregación y hasta logró mejorar la reputación de Pablo a los ojos de esa confundida iglesia (2 Cor. 7:6-7; 13-16).

Tito se convirtió en el solucionador problemas de Pablo.[xiv]

De hecho, Pablo envió a Tito desde Corinto a una provincia llamada Iliria en donde la iglesia estaba pasando tiempos difíciles a causa de la cultura del lugar.

Según el historiador Romano Polibius, los pobladores de Iliria eran los enemigos de todo el mundo; Ellos no se llevaban bien con nadie. Strabo, un escritor de la época de Tito, dice que, en su gran mayoría, los habitantes de Iliria eran piratas.[xv]

¿Puede imaginárselo?

Todo eso era una maravillosa preparación para luego ir a Creta.

Tito iba a confrontar congregaciones desordenadas con varios años de historia…todos sabemos que no cualquiera puede entrar a una congregación y lograr que esta cambie su forma de pensar. Seguramente, Tito escucharía frases típicas como: “en Creta siempre lo hemos hecho así.”

Cuando leí lo que Tito tenia que hacer – esto es: escoger ancianos y lideres – no pude sino pensar en la confrontación, el rechazo, los egos dañados, los sentimientos heridos al reordenar la congregación. ¡Que desafío!

¡Esto no era para nada fácil!

Aun recuerdo la primera vez que quise introducir un cambio en una iglesia. Estaba en mi último año de universidad y estaba ayudando como asistente en una pequeña iglesia en Tennessee. El Pastor también era un estudiante de seminario, unos años más grande que yo y casado –hacia unos seis meses que estaba como pastor.

El predicaba los domingos a un grupo de 30 personas, y mi rol era hablar los miércoles en la noche a un grupo de diez hermanos. Un amigo me prestaba su auto para que yo fuera hasta allí los miércoles a la noche y le hablara un grupo de diez hermanos fieles.

Había un hombre en esa iglesia que había estado allí por 25 años. Él enseñaba la escuela dominical y estaba prácticamente a cargo de todo. Su esposa tocaba el piano.

En la pared detrás del pulpito, había un cartel inspiracional y creo que incluía un versículo también. Pero este cartel ya estaba en malas condiciones –con los años se había puesto amarillento y hasta en algunos lugares el papel estaba resquebrajado.

Y sea donde fuere que uno se sentaba y miraba al predicador, veía si o si ese cartel.

Recuerdo que hable con el pastor acerca de crear un logotipo para la iglesia y hacer un cartel nuevo. Era hora de darle un golpe de aire fresco a esta iglesia, así que contrate a un artista grafico y comenzamos a trabajar en un diseño para el nuevo cartel.

Para el otro domingo, fui temprano al auditorio y quite ese viejo cartel – desde luego que lo hice con mucho entusiasmo. Recuerdo que estaba parado sobre una silla, colgando el nuevo cartel, cuando este hombre entro al auditorio y gritó: ¿Qué piensas que estas haciendo? A lo que yo respondí: “Estoy poniendo el nuevo cartel.”

El rostro de este hombre se puso rojo como un tomate. Él me miro, completamente enfurecido, y con su dedo índice en alto me dijo: “Joven, ese cartel estuvo allí por 20 años.” A mi me dieron ganas de decirle: “Ah, yo habría pensado que por lo menos unos 100.” Pero el hombre estaba muy furioso. Tan furioso que salió del auditorio y dio un portazo.

Mi amigo que era el pastor fue a intentar calmarlo. Mientras tanto, yo quite el cartel nuevo y volví a colocar el viejo.

Cuando leí que Pablo le pidió a Tito que fuera a estas congregaciones ya establecidas y decidiera qué hombres debían ser los pastores, yo me imaginé ir a hablar con ese hombre enfadado por el cartel y decirle, “Mire, vine a designar un pastor y dos diáconos, y usted no es ninguno de ellos.”

Pablo escribe al final del versículo 4, “…Gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y del Señor Jesucristo nuestro Salvador.”

Gracia para fortalecerte…gracia para orar…gracia para perdonar…gracia para servir…gracia para persistir…gracia para perseverar.[xvi]

Paz para afirmarte… paz en medio de las luchas… paz cuando todo lo demás parezca un caos.

Y la fuente de esta gracia y paz es Dios mismo.

La epístola de Tito es una carta de un esclavo a otro.

Un viejo esclavo con mucha experiencia que le escribe a un esclavo mas joven –y a todos nosotros también – y le dice con la sabiduría de la experiencia y la verdad: “Tito, cuando digas “soy un cristiano – soy un esclavo de Cristo; soy un mensajero de Cristo,” no olvides que, en Jesucristo es que puedes encontrar la fuente divina de toda gracia, misericordia y paz.

En Cristo encontramos la gracia suficiente para cada día de nuestras vidas. Y esa gracia nunca se va a agotar.

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey

© Copyright 2012 Stephen Davey

Todos los derechos reservados

 

 

[i] Adapted from John MacArthur, Slave (Thomas Nelson, 2010), p. 7

[ii] George W. Knight III, The New International Greek Testament Commentary: The Pastoral Epistles (William B. Eerdmans, 1992), p. 3

[iii] D. Edmond Hiebert, Titus and Philemon (Moody Press, 1957), p. 16

[iv] Charles R. Swindoll, Swindoll’s New Testament Insights: 1 & 2 Timothy, Titus (Zondervan, 2010), p. 257

[v] Robert Black and Ronald McClung, 1 & 2 Timothy, Titus, Philemon (Wesleyan Publishing House, 2004), p. 2011

[vi] Swindoll’s Insights, p. 268

[vii] John MacArthur, Slave, p. 12

[viii] Ibid, p. 16

[ix] MacArthur, Slave, p. 20

[x] Gene A. Getz, The Measure of a Christian: Studies in Titus (Regal Books, 1983), p. 17

[xi] MacArthur, p. 222

[xii] Jon C. Laansma, Cornerstone Biblical Commentary: Volume 17 (Tyndale House, 2009), p. 125

[xiii] R. Kent Hughes & Bryan Chapell, 1 & 2 Timothy and Titus, (Crossway Books, 2000), p. 278

[xiv] Life Application Bible Commentary: 1 & 2 Timothy/Titus General Editor, Grant Osborne (Tyndale House, 1993), p. 234

[xv] Swindoll’s Insights, p. 258

[xvi] David Campbell, Opening up Titus (Day One Publications, 2007), p. 22