Lección 18: La Marca de Cada Creyente

Lección 18: La Marca de Cada Creyente

Pasaje Bíblico: 1 Juan 5:4-5.
 Cuando miramos a nuestro alrededor, pareciera que Satanás y el mundo están ganando y que los cristianos están perdiendo; sin embargo, el apóstol Juan declara la victoria de cada creyente. ¿Cómo puede ser esto posible? Descúbralo en este programa.

Introducción

Hace unos cuantos años atrás, cuando nuestros hijos iban a una escuela pública, un día llegaron con unos documentos interesantes. Junto a estos, había una carta del consejo de educación. Ellos estaban comenzando una nueva iniciativa llamada “educación ética.” Empecé a leer la carta, y para mi sorpresa, esta comenzaba diciendo – “…para ayudar a los niños a entender la diferencia fundamental entre lo bueno y lo malo.”

Otra parte de la carta me llamó la atención ya que definía la educación ética con relación a la autodisciplina. Decía, “La autodisciplina es estar en control de tus palabras, acciones, impulsos, y deseos; escoger la abstinencia del sexo antes del matrimonio, las drogas, el alcohol, el tabaco y otras sustancias y conductas perjudiciales.”

20 años más tarde, esa declaración está algo cambiada, obviamente han eliminado la abstinencia del sexo antes del matrimonio.

Pero, aun así, 20 años atrás este material obviamente iba en oposición a lo que nuestra sociedad dice – que todo es relativo, que uno debe seguir su corazón y eso marca lo que es bueno o malo. No podía creer que estas enseñanzas positivas habían llegado de alguna forma a la sala de clase de esta escuela pública.

Así que decidí hacer un par de llamadas telefónicas y finalmente logré entrar en contacto con la jefa del consejo de educación del colegio. Una secretaria respondió y le dije, “mis hijos acaban de traer a casa una información bastante interesante acerca de educación ética y me gustaría hablar con el encargado acerca de eso.”

La secretaria dijo, “bueno, ella está en una reunión ahora mismo.” Y pude notar a partir de su tono de voz que ella estaba pensando, “oh no, no otra llamada de otro padre enojado.”

Así que rápidamente le dije, “oh no… mi nombre es Stephen Davey, y soy pastor de una iglesia en el área y solo quería llamar a su oficina para felicitarles por lo que están haciendo.” Ella suspiró aliviada y dijo, “oh… entonces, mire, ella va a estar en reuniones toda la tarde, pero déjeme darle su número de casa – a ella realmente le gustaría hablar con usted”

Iba a llamar más tarde pero solo para dejar un mensaje. Así que, le dije a la secretaria, “mire, ¿hay alguien con quien pueda hablar mientras tanto y darle mis felicitaciones? Ella me puso en contacto con la directora ejecutiva del programa de educación ética – y después de hablar con esta mujer por un par de minutos le dije, “usted es cristiana, ¿no es así? “Por supuesto” me respondió.

“¿Como es que logró pasar este material a través de las fotocopiadoras del consejo de educación – no se atascan automáticamente cuando tratan de imprimir cosas acerca de abstinencia y carácter ético?

Ella se rio y me dijo, “bueno, la verdad es que, estamos recibiendo un montón de llamadas y cartas” “¿en serio?” le dije. Si, respondió, “la vida de la jefa del departamento ha sido amenazada ya varias veces.”

Le pedí que le entregara mis agradecimientos y mucho ánimo para que continuara con el programa.

Obviamente, los últimos 20 años han visto increíbles ataques contra las virtudes bíblicas, un carácter íntegro y una verdadera sabiduría.

Este programa que llamé para felicitar 20 años atrás ahora se ha convertido en un programa de autoayuda, que se enfoca solo en los logros personales y derechos humanos… que enseña todo el tiempo la terminología de, no ofendas a nadie, cuídate de no ser intolerante y nunca cuestiones lo que es políticamente correcto. Obviamente no podemos esperar nada más del mundo.

Mientras que nuestra cultura continúa perdiendo su compás moral, el cristiano puede animarse y fortalerse para vivir una vida que honra a Dios al estudiar y aprender lo que enseña la Palabra de Dios.

Cuando el Apóstol Juan estaba escribiendo su primera carta – la cual hemos estado estudiando por un buen tiempo, Jesucristo ya había ascendido al cielo hacía unos 60 años atrás. El apóstol Juan también había visto la destrucción total de Jerusalén en manos del general Romano Tito; la persecución de Nerón había traído tribulación a los cristianos en cada esquina del imperio Romano.[i]

A pesar de estas circunstancias increíblemente difíciles, la iglesia florecía. El evangelio se esparcía. Iglesias seguían naciendo por todos lados. Aún habían creyentes en la misma casa de Cesar que con sus testimonios sostenían la luz de la verdad bien en alto (Fil. 4:22); incluso cuando los apóstoles fueron finalmente martirizados y Juan quedó como el último apóstol sobreviviente – el evangelio de Cristo seguía desafiando los bastiones de lo políticamente correcto y la inmoralidad, las falsas religiones, y muchas otras cosas más.

El evangelio siguió siendo proclamando, no gracias a algún movimiento estratégico, sino gracias a la integridad de los cristianos y las iglesias locales…

Y el evangelio sigue siendo proclamado 2000 años después, mientras las iglesias predican la palabra y discipulan a los creyentes y equipan a los santos; y luego el cristiano toma su testimonio en cada área de su vida – ya sea medicina o tecnología o política o educación o negocios – y el hijo de Dios muestra las virtudes inmutables de lo que es bueno sobre lo que es malo – la verdad sobre el error – la luz sobre las tinieblas.

El cristiano vive y testifica el evangelio en cada área de la vida.

Y ¿sabe que? tenemos una base firme que nos da fortaleza para hacer todo lo que hacemos – una base que perdemos y olvidamos fácilmente en nuestra cultura y generación.

Esta base es – y debería ser –nuestra victoria en Cristo. Sin importar la dirección en donde vaya nuestra cultura – el creyente vive sobre el fundamento de que es y será siempre victorioso.

En primera Juan capítulo 5, el apóstol Juan va a usar la palabra victoria una y otra vez – 4 veces en solo 2 versículos.

Antes de sumergirnos en este pasaje, necesitamos entender que en los días del apóstol Juan, la palabra victoria era también el nombre de una diosa. Su nombre era Nike – que a veces pronunciamos Naik o Naiki. También había una ciudad griega, llamada Nicópolis, que significa La Ciudad de Victoria, que fue nombrada en honor a la victoria de Cesar Augusto en la batalla sobre el ejército de Antonio y Cleopatra.[ii]

El mundo romano vivía para Nike – para la victoria. Se enorgullecía en su dominio sobre mundo. se gloriaba en sus logros; disfrutaba su poder.

El slogan del mundo romano de primer siglo habría sido algo como “Roma Reina… Roma gana.”

Y aun, esta es exactamente la perspectiva del apóstol Juan acerca del cristianismo. Incluso aunque los cristianos estaban siendo marginalizados y perseguidos y Juan mismo prontamente seria exiliado de por vida – el apóstol Juan audazmente selecciona esta palabra para definir al cristiano y para definir el cristianismo.

Estas serían unas noticias sorprendentemente alentadoras, desafiantes, y refrescantes para la iglesia en su generación que se sentían de cualquier forma menos victoriosos.

Puede ser igualmente refrescante y desafiante para todos nosotros hoy también.

Primera Juan 5 es donde Juan va a desarrollar este pensamiento. Primero que nada, él va a darnos el fundamento, luego la razón, y finalmente, la declaración de nuestra victoria.

  1. El fundamento de nuestra victoria: Reconociendo la realidad de nuestra victoria en Cristo.

Note el versículo 4. Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo

Juan empieza entregándonos el fundamento de nuestra victoria.

La palabra traducida vencer aquí, viene del griego nike; es el verbo nickao.

Juan va a usar derivados de esta palabra cuatro veces en estos dos versículos. Le invito a subrayarlos en su Biblia.

  • Vence al mundo (versículo 4)
  • Dos veces más en este mismo versículo – esta es la victoria
  • que ha vencido al mundo – allí está nuevamente
  • luego en el versículo 5 – el que vence al mundo – allí está otra vez más.

Dan ganas de subrayar estas palabras con el símbolo de Nike ¿o no? Piénselo – esa es realmente la marca del creyente. Nike es el verbo – es la marca – colocada sobre la vida de cada creyente.

¿Puede imaginarlo?

Nunca lo olvide… desde ahora, cada vez que vea la marca Nike – el símbolo Nike, solo sonría – que sea un recordatorio de que la victoria es finalmente suya. Este es su verbo – victoria.

En los días de Juan, la palabra pertenecía a Roma, pero el Espíritu de Dios a través de la carta de Juan tuvo la gloriosa audacia para reclamarlo únicamente para el cristiano.

Y note que la fuente original de victoria, el fundamento, no es en una diosa romana… el versículo 4 dice, todo lo que es nacido de Dios vence al mundo.

Un traductor lo puso de esta forma, “todo lo que se origina en Dios, vence sobre el mundo.”[iii]

Otro erudito en griego lo traduce de esta forma – “la nueva vida implantada por Dios es la dinámica que vence el mundo.”[iv]

Aquí está la promesa de Dios – este Su principio y fundamento para su vida – sin importar como se vean sus circunstancias somos victoriosos. De hecho, Juan escribe de una forma que debe haber sorprendido a todos los lectores originales de la carta– él usa el tiempo presente – Dios y aquel que es nacido de Dios está ganando incluso ahora mismo.

¿Lo estamos? ¡No lo parece!

Sin importar que está pasando en la cultura, en cualquier generación, ya sea la Roma antigua, o la China comunista, o Corea del Norte, o Vietnam, o Sudán, o en Latinoamérica – si comparte el evangelio con alguien, y ese alguien recibe vida eterna por la fe en Jesucristo, allí puede ver una verdadera victoria. Nada en este mundo se compara con un alma que ha pasado de muerte a una nueva vida, declarando la victoria de Cristo sobre el mundo.

Ahora, ¡eso sí que es ganar!

Así que, ¿quién estaba realmente ganando en Roma en el primer siglo? – ¿Nerón o Pablo y Juan? ¿Quién está ganando en China hoy?  ¿Los cristianos que se reúnen en secreto o los líderes y dictadores del país? ¿Quién está ganando en Latinoamérica hoy? ¿Aquellos que buscan imponer sus nuevas políticas y definiciones de lo que es bueno y malo, o el cristiano que se aferra a las escrituras?

Juan nos diría a todos nosotros – tal como lo hizo a los creyentes de primer siglo – que es tiempo de reenfocar el lente de nuestra visión espiritual.

Dios ha ganado – y aún hoy sigue ganando. ¿Suena extraño no es cierto?

Yo no sé usted, pero este texto llegó en un momento que realmente necesitaba este recordatorio. Dios y todo lo que es nacido de Dios – es victorioso.

Todo es cuestión de cómo define ser verdaderamente victorioso; que es una victoria importante, genuina, duradera, y satisfactoria. No importa que es lo que aparente estar pasando a simple vista en el mundo, la causa de Cristo está ganando lo que más importa.

Como Pablo, podemos decir que hay veces cuando estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos (2 Corintios 4:8-9).

Así que Juan comienza dándonos el fundamento de nuestra victoria como creyentes – todo lo que es nacido de Dios es victorioso sobre el mundo.

Ahora note la razón de nuestra victoria como creyentes.

  1. La razón de nuestra victoria: Confiando en la realidad de la obra de Cristo.

Juan escribe más adelante en el versículo 4. Y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. Juan cambia el tiempo de este verbo aquí para referirse a una victoria basada en, arraigada en una victoria en el pasado.

Juan no especifica cual es el evento al cual se está refiriendo, pero no es difícil para el creyente saber cuál es. Esa es probablemente la razón por la que Juan no quiso gastar tinta y escribirlo específicamente.

La promesa de Dios desde el principio de la historia era que el Mesías vendría de la simiente de la mujer, y aplastaría la cabeza de la serpiente en victoria (Génesis 3:15).

Pablo escribiría a los Corintos “Ahora os hago saber, hermanos, el evangelio que os prediqué, el cual también recibisteis, en el cual también estáis firmes, por el cual también sois salvos… a no ser que hayáis creído en vano.” (1 Corintios 15:1)

Él continúa declarando no solo la muerte y sepultura, sino que la resurrección de Jesucristo – lo que en conjunto representa la suma y la sustancia de nuestra fe.

En otras palabras, usted no está confiando en un muerto. De hecho, incluso antes de que Cristo fuera crucificado, él le dijo con completa confianza a sus discípulos, usando la palabra Nike – en este mundo tendréis aflicción, pero confiad. Yo he vencido al mundo (Juan 16:33).

Para ese entonces no parecía que Jesús estaba venciendo nada. Él fue perseguido y odiado hasta que terminó en la tumba.

Juan dice, solo adelante la historia tres días… y mientras parecía que la muerte había vencido sobre Cristo – un autor lo puso de esta forma – pronto quedo en claro que cuando la muerte había herido mortalmente a Cristo con su aguijón, la muerte realmente se había herido mortalmente a sí misma.

El apóstol Pablo cantaría de esta forma, “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?” (1 Corintios 15:55)

Jesucristo es quien ha ganado durante todo este tiempo. Y esto no es todo. Juan está a punto de entregar las noticias más sorprendentes para todos estos atribulados cristianos de primer siglo.

El creyente tiene un fundamento para su victoria – el ser nacido de Dios. Hay una razón para la victoria del creyente – la obra de Cristo. Finalmente, el creyente puede descansar en esta declaración de victoria que encontramos en el versículo 5.

  1. Nuestra declaración de victoria: Creyendo la verdad de quien es Cristo.

Juan escribe aquí. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

El apóstol Juan vuelve a usar el tiempo presente – ¿quién es el que en este momento vence y está venciendo al mundo? Ustedes quienes creen que Jesús es el Hijo de Dios.

Sin duda, todos los lectores de esta carta habrían estado asombrados de que ellos también llevaban el nombre de vencedores, junto con Cristo, el vencedor. Usted es un vencedor por creer en Jesús como el Hijo de Dios.

A todo esto, Juan está nuevamente exponiendo las mentiras de los falsos maestros en su generación – y en la nuestra también – en estos cuatro versículos. Juan escribió en el versículo 1 que El que cree que Jesús es el Cristo – o sea, que él es el Mesías ungido – es nacido de Dios; y ahora aquí en el versículo 5 – ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

Piense en cuantas sectas y religiones fallan en cumplir con este requerimiento que vemos en estos versículos inspirados. Cuantas creencias quedan expuestas por la verdad que encontramos en este pequeño texto.

Los Gnósticos en Corinto no creían que Jesús era Dios; y los Docetas no creían que Cristo era humano.[v]

Juan descartó todas estas falsas creencias acerca de Jesucristo con estos claros versículos. El dejó en claro que Jesús es ambos el Cristo y Dios el Hijo.

¿Y quién es el vencedor entonces? Aquel que cree estas verdades acerca de Jesucristo.

Hay muchas personas que quieren a Dios, que no tienen ningún problema con la idea de Dios, pero no quieren a Jesucristo.

Juan no permite ese tipo de separación. No debería haberla. Él efectivamente está diciendo que obtenemos nuestra victoria cuando entendemos que el Padre y el Hijo son igualmente Dios – son distintas personas, pero la misma esencia divina. Creemos ambos en la encarnación de Dios en la persona de Jesucristo y en la deidad de Jesús como Dios el Hijo.

Aquellos que creen en ese Jesús son los que vencen.

Permítame detenerme aquí y dejar algo más en claro. Cuando Juan escribe aquí acerca de aquel que vence, él no está hablando acerca de una clase especial de cristianos elite – alguna categoría exclusiva de creyentes. En el Nuevo Testamento, incluida esta epístola, Juan está usando la palabra “vencedor” como un título para cada creyente verdadero.[vi]

Esta no es una etiqueta especial para los cristianos realmente consistentes que parecieran que tienen todo bien en su vida cristiana. Ellos pueden usar gorras y zapatillas Nike en el cielo y todos los demás tenemos que usar Converse o algo así.

No es la cantidad de fe o la consistencia de su fe a la que Juan está refiriéndose en este pasaje – es al objeto de su fe.

Él va a dejar eso muy en claro en la siguiente frase – llegaremos ahí en un minuto.

Pero permítame volver a esa frase que Jesús les dijo a sus discípulos en Juan 16. Él no les dijo “en el mundo tendréis aflicción, pero confiad – ustedes han vencido al mundo si realmente se esfuerzan y ponen todo de su parte.”

No, él dijo, “pero confiad, yo he venido al mundo.” Nuestra confianza no está en nosotros mismos – está en Jesucristo.[vii]

Ahora hay bastantes versículos que nos desafían a vivir vidas puras, y apasionadas para Cristo. Hay muchísimos pasajes que nos enseñan esas verdades. Este no es uno de ellos.

De hecho, un mal entendimiento de este texto ha guiado a algunos creyentes a creer que no van a ser vencedores después de todo, y que van a ser algún tipo de ciudadanos de segunda clase en el cielo.

Pero la verdad es que todo cristiano tiene esta posición de victoria – en Cristo.

Es su fe en esa victoria pasada – en la cruz y la resurrección – que nos permite ser victoriosos en el presente. Y su victoria presente esa totalmente ligada a su fe no solo en lo que Jesucristo hizo – sino también en quien Jesucristo es.

Y ese es el tercer punto que Juan hace aquí en este pasaje; somos declarados de victoriosos por Dios al creer en Jesús, el Hijo de Dios.

En caso de que alguno este confundido o tenga miedo de que lo dejen fuera de esta procesión triunfante de victoria hacia el cielo, Juan agrega esta última frase– v5 ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

El título “vencedor” pertenece a todos los que verdaderamente creen que Jesús es el Hijo de Dios – y todo lo que la Biblia dice acerca de Jesús. Él es el rey de reyes, Señor de Señores, nuestro gran Dios y Salvador, el Príncipe de los pastores… y muchas cosas más.

Conclusión

Ahora, si solo nos fijamos en nuestra cultura en particular y en nuestra generación en particular, no pareciera que la novia de Cristo, la iglesia, está haciendo tal marcha triunfal hacia el cielo, pero la verdad es que si lo está.

No pareciera que Dios estuviera ganado, pero Él sí lo está. No pareciera que satanás, la muerte y el pecado han sido vencidos, pero si lo están.

Una autora escribió: cuando era niña me encantaban los domingos de misiones, cuando los misioneros traían reportes especiales en vez de un sermón… hay una visita que nunca he olvidado. Los misioneros eran una pareja que trabajaban en lo que parecía el medio de una Jungla. Estoy segura de que dieron un reporte completo de las iglesias plantadas o los avances en traducción de la Biblia, pero no me acuerdo mucho de eso. Lo que se quedó para siempre en mi mente es la historia que ellos compartieron acerca de una serpiente.

Un día, una enorme serpiente de entre 3 y 4 metros se deslizó bajo la puerta de entrada de su casa y se metió en la cocina. Aterrados, los misioneros corrieron fuera de la casa y buscaron frenéticamente a un lugareño que supiera que hacer. Un vecino vino al rescate con un machete, tranquilamente entró a su casa y decapitó la serpiente de un solo machetazo.

El vecino salió de la casa triunfante, y les aseguró a los misioneros que la serpiente estaba ya muerta. “Pero hay algo que tienen que saber,” les dijo, “va a tomar un tiempo para que el cuerpo de la serpiente se dé cuenta que está muerta.

Parecido a lo que pasa a una gallina cuando le cortan la cabeza, toma un tiempo para que la serpiente deje de moverse, aun después de que su cabeza haya sido cortada.

Por casi una hora, los misioneros tuvieron que esperar afuera mientras la serpiente se movía y golpeaba todo a su paso, rompiendo muebles, tambaleándose en contra de las paredes y las ventanas, causando estragos hasta que su cuerpo finalmente entendió, por así decirlo, que ya no tenía una cabeza.

En el sofocante calor esperó esta pareja de misioneros, frustrados y un poco asqueados por lo que habían visto, pero a la misma ves animados de que el alboroto de la serpiente no duraría para siempre.

Y mientras estaban esperando afuera, de pronto se dieron cuenta de una realidad espiritual. El misionero dijo. Satanás es muy parecido a esa serpiente; él ya ha sido vencido; es solo que él simplemente no actúa como que ya ha sido vencido. Él está haciendo tanto daño como puede.. pero no olvide… el pronto tendrá que reconocer su derrota.”[viii]

La cabeza del reino de las tinieblas ha sido derrotada – la cabeza del reino de la luz ya ha conquistado.

Querido oyente, nuestra victoria ya ha sido ganada – tiempo pasado – gracias nuestra unión con Cristo, por la fe en su muerte y resurrección; y ahora somos victoriosos (en tiempo presente) porque lo declaramos como nuestro Salvador y Señor.[ix]

Así que no lo olvide, Nike es la marca de cada cristiano verdadero.

 

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey, predicado el día 22/09/2013

© Copyright 2013 Stephen Davey

Todos los derechos reservados

 

 

[i] Roy Laurin, First John: Life at its Best (Kregel, 1987), p. 165


[ii] Herschel H. Hobbs, The Epistles of John (Thomas Nelson, 1983), p. 124


[iii] Hobbs, p. 123


[iv] D. Edmond Hiebert, The Epistles of John (BJU Press, 1991), p. 228


[v] Hobbs, p. 125


[vi] Warren W. Wiersbe, Be Real: First John (David C. Cook, 1972), p. 163


[vii] Ibid


[viii] Carolyn Arends, “Satan’s a Goner: A lesson from a Headless Snake,” Christianity Today (February, 2011)


[ix] David Walls and Max Anders, Holman New Testament Commentary: I & II Peter, I, II, III John, Jude (Holman, 1999), p. 223