Lección 37: El Diablo en Diótrefes

Lección 37: El Diablo en Diótrefes

Pasaje Bíblico: 3 Juan 9-10.
A través de la carta del apóstol Juan, Dios usa a Diótrefes como un ejemplo del pecado del orgullo… un pecado del que debemos estar alerta, tanto en los demás como en nuestras propias vidas porque, entre otras cosas, puede intimidar y desanimar al cuerpo de Cristo. Este estudio nos anima a cumplir nuestro llamado a ser servidores sabios y humildes, no buscadores de estatus y poder.

Introducción

El escritor Mark Twain dijo con humor en una ocasión: «Si alguna vez logro ser humilde, seguro que estaré orgulloso de ello».[i]

¿No es esa la naturaleza humana? «Si alguna vez logro ser humilde, ¡seguro que estaré orgulloso de ello!»

Es por eso que la humildad es ese atributo que, en el momento que piensa que lo ha conseguido, acaba de perderlo.

En su obra maestra de ficción que trata con la tentación y el pecado y la naturaleza humana caída, el autor británico C.S. Lewis compuso una serie de capítulos basados ​​en el consejo de Escrutopo, un demonio malvado de alto rango, a su sobrino Orugario sobre cómo hacer tropezar a un cristiano. El libro se llama Cartas del diablo a su sobrino.

El capítulo 14 trata sobre cómo inflar el orgullo del cristiano que se le ha asignado a al demonio Orugario para que no progrese en su caminar espiritual.

Escrutopo le escribe este consejo a Orugario:

Tu paciente se ha vuelto humilde; entonces, ¿le has llamado la atención sobre ese hecho? Todas las virtudes son menos poderosas contra nosotros una vez que alguien se da cuenta de que las tiene. Y esto es particularmente cierto en el caso de la humildad. Así que atrápalo en el momento en que es realmente humilde de espíritu, y métele de contrabando a su mente el pensamiento: “¡Caramba! Estoy siendo humilde”, y casi inmediatamente aparecerá el orgullo, el orgullo de su propia humildad. Si se da cuenta de este peligro y trata de sofocar esta nueva forma de orgullo, trate de hacer que se sienta orgulloso de su intento de sofocarlo, y así sucesivamente, tantas veces como te plazca. (C. S. Lewis –– Cartas del Diablo a Su Sobrino)[ii]

Me dio gracia la expresión: «Caramba, estoy siendo humilde». pero en el momento en que dice eso, es el momento en que lo pierde… es el momento cuando a tropezado… enredado por el orgullo.

En nuestro pasaje de hoy, mientras continuamos exponiendo la tercera carta del Apóstol Juan – le invito a que abra su Biblia allí conmigo – Tercera carta de Juan; Juan está a punto de presentarnos a un hombre que tiene su orgullo en etapa 4, y Juan esencialmente nos dará los síntomas de esta enfermedad espiritualmente devastadora.

Continuemos nuestro estudio en el versículo 9.

Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. (3 Juan 9).

Ahora, observe aquí por un momento que Juan ha escrito una carta que evidentemente no tenemos el día de hoy – no fue una carta inspirada por Dios. El Señor en Su providencia tampoco preservó esta carta en particular.

La mayoría de los eruditos del Nuevo Testamento creen que la carta a la que Juan se refiere aquí, no es Primera de Juan o Segunda de Juan, sino otra carta que trata específicamente del problema con este hombre orgulloso llamado Diótrefes.

Y evidentemente él la había escrito a la iglesia en general. Fíjense: yo he escrito a la iglesia…

Es bastante fácil suponer que Diótrefes, quizás el anciano principal de esta iglesia, ocultó la carta o tal vez incluso la destruyó.

Por eso, muchos creen, que Juan ahora está escribiendo otra carta – esta carta – y se la envía a Gayo para que la guarde y se asegure de que se comparta en la iglesia. Diótrefes no va a poder perder esta carta en el contenedor de basura ni pasarlo por la trituradora.

Ahora, tenga en cuenta que Juan nunca nos dice explícitamente la posición de Diótrefes en la iglesia. Algunos han intuido que era un diácono importante, o un hombre adinerado e influyente, o el pastor/enseñador de la iglesia. Personalmente creo que es el pastor, pero que también que es un hombre adinerado e influyente. Hablaremos sobre eso más adelante.

Pero creo que es bueno que Juan no nos haya dicho exactamente qué posición ocupaba Diótrefes en la iglesia, para que todos podamos aplicar la advertencia por igual. Porque es posible que cada uno de nosotros podamos ser infectados con este tipo de pecado.

Describiendo a Diótrefes

Ahora lo que Juan hace a continuación es darnos un número de frases o palabras que describen lo malo que es este pecado y la situación en la que se encontraba este hombre.

Y si se está preguntando, ¿por qué el Señor preservaría una carta en la que el 15% del contenido describe a alguien atrapado en el orgullo? ¿Y por qué dedicar todo un sermón a exponer lo que dice sobre un hombre como el cual nunca querríamos llegar a ser? Bueno, esa es la respuesta: Dios nos ha dado esta descripción inspirada para que podamos ver el tipo de persona en la que nunca queremos llegar a convertirnos – o advertirnos si es que ya nos estamos pareciendo a él.

Permitame darle cinco observaciones categóricas a partir de este texto, primero:

  1. Su motivación era egoísta.

Juan escribe que a Diótrefes… le gusta tener el primer lugar (3 Juan 9a).

Juan usa una palabra para decir todo eso – es una palabra compuesta en el idioma original – una combinación de la palabra filos(amor) y protos (primero).[iii]

Literalmente, ama ser primero. Tiene que ser el primero en la fila en el recreo o no va a estar feliz en el patio.

Luce muy bien y suena piadoso y parece realmente preocupado por el bienestar de la iglesia, pero debajo de todo eso hay un deseo egoísta, hambriento de poder y ansioso por ser el rey de la montaña.

Juan usa el tiempo presente aquí para indicar que la ambición de ser el primero es continua. En otras palabras, Diótrefes nunca se rinde.[iv]

El simplemente tiene que ser el primero.

Alguien le preguntó una vez a un director famoso: «¿Cuál es el instrumento más difícil de tocar en la orquesta?» y rápidamente respondió: «Segundo violín».

Diótrefes no está dispuesto a ser un segundo violín – él quiere ser el violín principal. Él no quiere ser el número dos – ni siquiera aunque sea debajo de un anciano apóstol llamado Juan.

Hablando de eso, hay una pista maravillosa en el nombre de Diótrefes. Es un nombre griego que literalmente significa «nutrido o criado por Zeus». Este no era un nombre común, como Gayo o Juan. De hecho, este nombre era típicamente reservado para miembros de la nobleza. Lo utilizaban las familias nobles y antiguas. Es muy probable que Diótrefes fuera miembro de la aristocracia griega.[v]

¿Por qué la iglesia se había acobardado tanto ante este hombre? Varios comentaristas creen que él era naturalmente intimidante debido a su estatus y posición en la comunidad, y debido a que el nunca había tratado con los pecados que había albergado en su corazón debido a su estatus y poder, los había traído a la iglesia.

La verdad es que nos cuesta entender que no hay aristócratas en la iglesia.

No hay un estatus especial en la iglesia para solo algunos y los demás son cristianos de segunda clase.

¿Alguna vez ha pensado en el hecho de que si David hubiera matado a Goliat ayer, nunca hubiera regresado a casa debido al locura de los medios, la gira de conferencias, las sesiones de fotos y las entrevistas en la radio y la televisión cristianas? David nunca habría tenido tiempo de escribir ninguno de sus salmos.

No hay celebridades en la iglesia, solo hay pecadores redimidos que pertenecen a Alguien, el Rey de reyes y Señor de señores, ¡Él si es alguien!

Juan desenmascara el asunto y revela la gran verdad: Diótrefes quiere ser ese alguien… y debido a ello, él y la iglesia están en grave peligro.

En segundo lugar:

  1. Su mente no era enseñable.

Note nuevamente el final del versículo 9

No nos recibe (3 Juan 9c). Lo que Juan quiere decir aquí es que Diótrefes esta menospreciando o rechazando abiertamente la autoridad apostólica – hasta el punto de ignorar o incluso tirar a la basura una carta apostólica.

Nuevamente, Juan usa el tiempo presente para describir a esta persona que no acepta ni reconoce ninguna autoridad que no sea la suya.

Sus oídos están cerrados y su mente es imposible de enseñar.

Salomón escribió: No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca; Corrige al sabio, y te amará. (Proverbios 9:8).

Bueno, no hay ningún amor aquí de parte de Diótrefes.

Diótrefes esencialmente está escarneciendo y diciendo: “¡¿Juan quién?! ¿Quién te crees que eres? No tienes ninguna autoridad por aquí. De hecho, usaré tus cartas para adornar mi bote de basura».

Esta es la respuesta de un hombre necio que solo odia más a Juan, porque Juan lo ha reprendido.

Desafortunadamente, el espíritu de Diótrefes está vivo y coleando.

Individuos ambiciosos, egoístas y hambrientos de poder que quieren reinar en su mundo pero que probablemente nunca lleguen a la cima, por lo que vienen a la iglesia para intentar que esto suceda allí.

A.T. Robertson fue un erudito del Nuevo Testamento y profesor en el Seminario Bautista del Sur en Kentuky hasta el día de su muerte en 1934. En una ocasión, escribió un artículo sobre Diótrefes en una revista cristiana. Semanas después, el editor le informó que 25 diáconos habían cancelado su suscripción a la revista porque se sintieron atacados personalmente. Si le queda el saco… [vi]

Solo para equilibrar la balanza y hacer que los diáconos se sientan un poco mejor, también escribió en una ocasión que la mayor prueba de que la Biblia está inspirada es que ha sobrevivido a tanta mala predicación. Tampoco me pareció gracioso. . . ¡si le queda el saco!

Una de las marcas de un individuo sabio no es que sepa más, es que está dispuesto a que le enseñen más – incluso si la verdad desafía quién es y qué está haciendo, lo que nos permite saber que esta iglesia local en 3 Juan está en manos de un hombre muy insensato.

Su motivación era egoísta.

Su mente no era enseñable.

En tercer lugar, Juan escribe que:

  1. Su boca era calumniadora.

Versículo 10:

Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros (3 Juan 10a).

Juan no está diciendo «si yo vengo» porque tal vez no lo haga; esta frase en griego indica que Juan va a venir, pero no está seguro de cuándo llegará.[vii]

Y cuando llegue, se ocupará de las acusaciones falsas de Diótrefes.

Pero note aquí que Diótrefes no solo está interesado en ignorar la orden de Juan, Diótrefes está intentando difamar el carácter de Juan.

Y Juan describe las acusaciones aquí como malignas, ¡estas son palabras malignas!

De hecho, Juan usa esta misma palabra “maligno” cinco veces diferentes en sus cartas para describir al Diablo – Juan llama al Diablo el maligno – es su palabra favorita para describir la naturaleza vil del diablo… él es completamente malvado.

A nadie se le habría escapado esta referencia en la asamblea. Este es el diablo en Diótrefes. Diótrefes está permitiendo que el diablo use su boca, su orgullo y su ego para dividir la iglesia.

Y no pase por alto el hecho de que a pesar de que Juan descarta todas sus acusaciones tildándolas de calumnias infundadas. Quizás en lugar de la palabra “parloteando”, su traducción diga correctamente, “nos acusa injustamente”. Esos son chismes falsos. ¡Pero no se pase por alto que todavía se están diciendo cosas!

Diótrefes esencialmente está hablando mal de Juan, estaba difamándolo.[viii]

Y aunque lo que decía no era cierto, hay pocas dudas de que a Juan le dolió. Juan podría haberse rendido… podría haber desechado a esta iglesia como una causa perdida.

En cambio, él le advierte al rebaño y se enfrenta a su acusador y anuncia valientemente que se presentará y revelará las mentiras.

Hay una cuarta frase descriptiva sobre Diótrefes:

  1. Su actitud no era hospitalaria.

Juan escribe en la mitad del versículo 10:

y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos (3 Juan 10b).

En otras palabras, Diótrefes se niega a cuidar de estos obreros y plantadores de iglesias, de estos maestros y evangelistas de los que ya hemos hablado durante un tiempo y que estaban siendo recibidos por Gayo en su casa y atendidos generosamente por la iglesia.

Estos son los socios del apóstol Juan. Lo que significa que Diótrefes ve a estos hombres como una amenaza a su poder en la iglesia; no los quiere cerca de la gente. Ciertamente no los quiere en el púlpito.

Así que se niega a ofrecerles la cortesía de la hospitalidad. No los recibe. Él, personalmente no es hospitalario.

Pero eso no le pareció suficiente para proteger su territorio, hay una característica más y es esta:

  1. Su método era inflexible.

Note el final del versículo 10.

y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia. (3 Juan 10c).

Si descubre que alguien ha actuado a sus espaldas y ha cuidado de uno de estos ministros del evangelio, en realidad los va a echar de la iglesia.

Piense en cuán tergiversado se ha vuelto todo este asunto. Él se niega a recibir a personas piadosas y echa a las personas piadosas.

Diótrefes se ha convertido en todo un equipo de demolición que está destruyendo esa iglesia. Él era obstinado, cabeza dura, pendenciero, agresivo y, francamente, nadie está a salvo a su alrededor.

Lástima por la mujer que les trae algo para comer a uno de estos misioneros. Lástima por la pareja que invitó a uno de estos predicadores viajeros a pasar la noche en su casa. ¡Ahora están en problemas!

Entienda la ironía de esto: Diótrefes está practicando la disciplina de la iglesia con las personas que están haciendo lo correcto.

Así de tergiversada puede volverse una persona irresponsable, orgullosa e inflexible cuando Orugario convierte la humildad en orgullo y el orgullo en ansia de poder.

Juan usa un verbo aquí en el versículo 10 cuando dice los expulsa de la iglesia, que es un verbo que literalmente puede expresar una acción de violencia física contra ellos.[ix]

Es la misma palabra que se usó cuando Jesús expulsó a los cambistas del templo (Juan 2:15). Diótrefes de manera maliciosa se está apropiando exitosamente de esta iglesia local y está literalmente ahuyentando a aquellos que están caminando con Dios.

Y el Apóstol Juan, conocido como el Apóstol del Amor, así apodado en sus últimos años, va a aparecer y revelar por qué Jesucristo lo apodó años antes, hijo del trueno.

Y va a haber un pequeño trueno. Puede escucharlo en la distancia… se acerca la llegada del hijo del trueno.

Y el trueno no va a caer sobre la pequeña señora que les preparó la comida a estos hombres.

La verdad es que Diótrefes está enredado y tropezando en su propio orgullo. Es un hombre que trágicamente se está autodestruyendo; su motivo es egoísta, su mente es imposible de enseñar, su boca es deshonrosa; su actitud no es hospitalaria, su método es inflexible.

Él se encuentra en más peligro de lo que jamás podría imaginar.

Aplicación

Ahora sería fácil cerrar nuestras Biblias y salir diciéndonos a nosotros mismos: “Vaya, que malo que era ese Diótrefes ¿no? Que desastre. Bueno, y ahora ¿que podemos comer?

No creo que el Señor haya conservado esta inspirada postal para que nos sintamos superiores a Diótrefes, o sentimos lástima por esta iglesia y luego sigamos con nuestro día como si nada. Eso no es todo lo que debemos sacar de este pasaje.

No, este espíritu de Diótrefes, puede estar en mi… puede estar en usted. Este problema del estatus, el poder y el orgullo en la iglesia puede estar en su iglesia.

Permítame poner unas advertencias en forma de preguntas antes de concluir nuestro estudio. Personalicemos y apliquemos la lección.

¿Asisto a la iglesia por lo que puede hacer por mí?

O ¿busca usted involucrarse y servir en la iglesia?

Escoja un ministerio y ofrézcase como voluntario. Casi todos los ministerios, cada aspecto de la obra necesita voluntarios. Siempre hacen falta obreros. Desde personas que ayuden acomodando y limpiando el templo, hasta personas que organicen los distintos programas; personas que cuiden a los niños, que enseñen en la escuela dominical, que participen en el ministerio de evangelismo y discipulado. Siempre se necesitan más personas que ayuden… y siempre hay más ministerios y servicios que podemos iniciar, mejorar y dedicar nuestras fuerzas.

Una de las mejores cosas que puede hoy es conversar con algunos hermanos encargados de distintos ministerios en la iglesia, hacer algunas preguntas, y elegir un ministerio. Forme esas conexiones. Encuentre un ministerio y sirva al Señor.

La otra cara de la moneda es la actitud incorrecta.

Es mas o menos así: cuando llego a la iglesia, quiero marcar todas las casillas que necesito si esperan que siga viniendo:

  • Buen lugar para estacionar o acceso fácil y rápido en transporte público – listo.
  • Personas amistosas que me saluden al entrar y que me sepan acomodar en mi asiento – listo.
  • Varios asientos para elegir en el fondo – listo.
  • La música es de mi agrado – listo.
  • El sermón fue muy bueno – listo.

Esta iglesia creo que va a funcionar para mí. Estoy aquí porque esta iglesia me acomoda; que es otra forma de decir, esta iglesia trabaja para mí. Estoy aquí para que me sirvan y suplan todas mis necesidades.

¿Estoy dispuesto a servir en esta iglesia incluso si nadie me de un reconocimiento o se da cuenta?

Algunas personas piensan: “Esta iglesia es lo suficientemente grande como para que la gente no me note. No necesito hacer nada ya que nadie se va a dar cuenta”; o «Esta iglesia es lo suficientemente grande como para que hayan muchas cosas que pueda hacer para llamar la atención – y muchas personas para que me vean y reconozcan».

¿Soy una persona enseñable cuando me desafían o corrigen la forma en que pienso o actúo?

Corrige al sabio, escribió Salomón, y te amará. . . ¿Le queda ese saco?

¿Tengo que tener siempre la razón? ¿Siempre tengo que ser el primero? ¿Tengo que estar siempre al frente?

Seamos advertidos… y más que eso, seamos sabios. Seamos sabios al caminar con Cristo y servirnos unos a otros y juntos alcanzar a nuestro mundo con el evangelio de Aquel que personificó la humildad, que se despojó de sí mismo, tomando forma de siervo. . . Se humilló a sí mismo al hacerse obediente hasta la muerte, incluso muerte de cruz (Filipenses 2:8-9).

Si Él demostró tanta humildad al redimirnos, ¿cómo podemos nosotros, los que hemos sido redimidos, demostrar tanto orgullo?

Tenga cuidado… alguien va a resultar herido.

Un autor ilustró muy bien el peligro de esto cuando escribió: «El orgullo es la gallina bajo la cual se incuban todos los demás pecados».[x]

El orgullo es la gallina bajo la cual se incuban todos los demás pecados.

Así que estamos advertidos… tenga cuidado. Apartémonos del orgullo y vivamos vidas sabias.

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey, predicado el 2019

© Copyright 2019 Stephen Davey

Todos los derechos reservados

 

[i] Douglas Sean O’Donnell, 1-3 John (P & R Publishing, 2015), p. 194

[ii] Adapted from C.S. Lewis, The Screwtape Letters (New York: The Macmillan Company, 1961), p. 71

[iii] John MacArthur, 1-3 John (Moody Publishers, 2007), p. 256

[iv] Fritz Rienecker and Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), p. 801

[v] Sam Gordon, 1, 2, 3 John: Living in the Light (Ambassador, 2001), p. 279

[vi] Ibid, p. 336

[vii] Hiebert, p. 338

[viii] David L. Allen, 1-3 John (Crossway, 2013), p. 273

[ix] Hiebert, p. 339

[x] David Walls and Max Anders, Holman New Testament Commentary: I & II Peter, I, II, III John, Jude (Holman, 1999), p. 253