Lección 23: Trayendo la Sabiduría al Trabajo

Lección 23: Trayendo la Sabiduría al Trabajo

Pasaje Bíblico: Eclesiastés 8:2-8
Llevar la sabiduría de Dios al ámbito laboral es un reto. Salomón, en Eclesiastés 8:2-8, ofrece principios clave para navegar este desafío. Primero, obedecer a la autoridad, reconociendo que toda autoridad proviene de Dios. Segundo, ser paciente y no apresurarse a actuar con enojo. Tercero, mantener la lealtad al cargo y no caer en la tentación de rebelarse. Salomón también advierte sobre las limitaciones del poder humano y la inevitabilidad de las consecuencias del pecado. Él nos anima a enfrentar los desafíos laborales con fe, integridad y la sabiduría que solo Dios puede proporcionar.

Introducción

Hace años, la revista devocional “Nuestro pan diario”, ilustró con una historia la necesidad que tiene cada cristiano de afrontar sus problemas y desafíos en la vida con la confianza de que Dios está obrando detrás de escena.

Durante la Segunda Guerra Mundial, una familia de Sussex, Inglaterra, envió un poco de dinero a una organización misionera y adjunto una carta diciendo que querían dar más, pero la cosecha en su finca estaba siendo amenazada por la poca lluvia.

También temían que bombas alemanas cayeran en el área, poniendo en riesgo sus granjas y cultivos, sin mencionar sus propias vidas. La familia pidió que las personas en la misión oraran para que no cayeran bombas en su terreno.

El director de la organización misionera respondió la carta y sabiamente dijo que, mientras no creía que podían orar exactamente como les pedían, ellos ciertamente orarían para que la familia confiara en la voluntad de Dios para sus vidas independientemente de lo que pasara.

Poco después, un misil alemán cayó en su propiedad. Ningún miembro de la familia fue herido; y el ganado, la casa y el granero estaban intactos.

Pero esa bomba se hundió tanto en el suelo que liberó un arroyo subterráneo. Esa nueva corriente proveyó suficiente agua para regar toda su propiedad como la de los vecinos.

“Nuestro Pan Diario” finaliza esta ilustración escribiendo: “A veces, incluso las bombas son bendiciones. Caen del cielo, hacen un mucho ruido, y liberan dentro de nosotros una nueva corriente de confianza y fe en la provisión de Dios. Dios tiene una manera de usar cada inconveniente, cada prueba y cada dificultad para hacernos más sabios y acercarnos más a Él“.

Quizás una de las áreas más difíciles de navegar con sabiduría en la vida es el ámbito laboral. Tal vez tenga que manejar problemas delicados que pueden explotar en cualquier momento; demandas irrazonables; tareas difíciles.

¿Cómo puede uno llevar la sabiduría de Dios al trabajo? ¿Cómo se ve la sabiduría en el ámbito laboral? ¿Cómo responder a los que tienen autoridad sobre usted mientras está de turno?

Salomón va a abordar este tema y proveerá algunos consejos inspirados para navegar por el mundo laboral con sabiduría divina.

Comencemos leyendo el versículo 2 de Eclesiastés capítulo 8.

Yo digo: Guarda el mandato del rey por causa del juramento de Dios. Eclesiastés 8:2

Ahora, ya que Salomón es un rey, va a ilustrar cómo responder sabiamente ante una persona con su nivel de autoridad. Desde el rey hacia abajo.

El comienza en la cima, con la autoridad más alta en la tierra.

Y ese es un buen lugar para sacar algunas ideas, porque si sabe cómo responder a las autoridades superiores de la tierra, sabrá cómo responder a todas las demás. Todos estamos rodeados de autoridades en todo momento, ya sean funcionarios de gobierno, padres, maestros, entrenadores, supervisores, directores y jefes.

El primer principio que Salomón nos da aquí es:

El principio de obediencia a la autoridad

Salomón plantea la cuestión fundamental de que el mandato del rey, traducido literalmente, la boca del rey, debe obedecerse. ¿Por qué? Salomón escribe: Por causa del juramento de Dios. En otras palabras, porque Dios delegó esa autoridad al rey.

Obedecemos los mandamientos del rey porque, en última instancia, Dios está en control de ese rey. Puede que no lo parezca, pero Salomón escribe en Proverbios 21:1, que el corazón de ese rey está en la mano de Dios, llevando a cabo Sus planes divinos en última instancia.

Puede parecer que estás obedeciendo a una autoridad terrenal, pero no es así. En realidad, como Pablo escribió a los Colosenses, servimos a nuestros amos terrenales, nuestros supervisores y autoridades terrenales, sabiendo que de esa manera servimos al Señor (Colosenses 3:22).

Eso no lo significa que será fácil, o conveniente.

Es posible que lo convoquen para servir como jurado y usted había planeado unas vacaciones; Es posible que tenga que pagar más impuestos de los que esperaba; Es posible que se enfrente a restricciones de zona y normas que son costosas.

Por ejemplo, nuestra iglesia aquí en Carolina del Norte, tuvo que cumplir con cientos de códigos de construcción y ordenanzas municipales.

  • Las puertas de nuestro edificio debían tener un cierto de ancho.
  • Tuvimos que instalar algunos mecanismos de seguridad en caso de incendio;
  • las ventanas debían tener un cierto grosor;
  • Las aulas en el segundo piso no se pueden usar para niños menores de dos años, tienen que estar en el primer piso;
  • Los espacios del estacionamiento debían tener un ancho determinado;
  • Tuvimos que plantar un cierto número de árboles y plantas;
  • El letrero de la iglesia en el frente solo podía tener ciertas medidas. Es por eso que el letrero de nuestra iglesia es absolutamente inútil y la mayoría que pasa por el frente de la propiedad cree que es un colegio.

Pablo escribe:   Sométase toda persona a las autoridades superiores; (y este es el mismo principio que Salomón enseña también)porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.” (Romanos 13:1).

Y quizás piense, pero estos son días terribles. Estoy de acuerdo, el cristianismo genuino está experimentando una cultura cada vez más hostil.

Pero todavía no estamos donde se encontraba la iglesia primitiva hace 2000 años, cuando cubrían a los creyentes de alquitrán y los usaban como antorchas para iluminar las fiestas en el jardín de Nerón.

Todavía no estamos como los anabautistas hace 500 años, que rechazaron el bautismo por aspersión a los bebés, y creían que solo aquellos que confiaban en Cristo personalmente podían ser bautizados por inmersión; así que las autoridades de la ciudad dijeron: “Bueno, si tanto quieren sumergirse, los vamos a ahogar”, y muchos murieron de esa forma.

Hace varios cientos de años, en Escocia, los creyentes liderados por John Knox el Reformador, sufrieron a causa de su fe; les cortaron las orejas o las manos; Algunos fueron asesinados y sus cuerpos empalados en los campanarios de las iglesias como advertencia a otros creyentes protestantes.

Hasta el día de hoy, en algunos países, ser cristiano es una cuestión de vida o muerte.

Uno de los problemas que enfrentamos los creyentes que vivimos en países que gozan de libertad religiosa, es que olvidamos que somos extranjeros. Creemos que estamos en casa. Tratamos de sentirnos cómodos en la sala de estar equivocada. Somos ciudadanos del cielo, asignados a la embajada de la tierra, por el momento. No somos colonos, somos peregrinos.

Y más que nunca, necesitamos sabiduría para aplicar correcta y bíblicamente este principio de obediencia a la autoridad.

En segundo lugar, Salomón nos enseña:

El principio de la paciencia en el proceso

Leamos la primera frase del versículo 3;

No te apresures a irte de su presencia. Eclesiastés 8:3a

Lo más probable es que Salomón se está refiriendo al respeto que se demuestra ante una persona en autoridad. El subordinado demuestra su respeto al ser paciente – a no tomar una acción precipitada en un arranque de enojo cuando sale pegando un portazo.

Solomón dice esencialmente aquí: “No renuncie. Disminuya la velocidad. Tranquilo. Aguante. No salga refunfuñando”.

Salomón no está hablando tanto de moverse lentamente, sino de responder lentamente. Actúe con respeto y con cuidado con su autoridad. No reaccione. Sea paciente.

En tercer lugar, él nos da:

El principio de lealtad al cargo

Leamos la última parte del versículo 3;

…Ni en cosa mala persistas; porque él hará todo lo que quiere. Pues la palabra del rey es con potestad, ¿y quién le dirá: ¿Qué haces? Eclesiastés 8:3b-4

Básicamente, Salomón nos está recordando aquí que, en un nivel muy práctico, si no le gusta la palabra del rey, no caiga en la tentación de rebelarse.

Muestre respeto por el cargo de esa autoridad: ese entrenador, maestro o funcionario de gobierno.

Y Salomón escribe aquí también: no persistas en cosa mala – o no te metas en una causa malvada. En otras palabras, no devuelvas el golpe haciendo algo pecaminoso. Como dice romanos 12:      No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal. No responda de mala manera. No se rebele.

Cuando su supervisor diga o haga algo desagradable, no busque una oportunidad para socavarlo. Cuando su vecino le grite, no le conteste con más gritos. Cuando alguien lo insulta o difama, no entre en el mismo juego.

Así es como funciona el mundo. Las personas compiten por el poder, y para escalar ¿Qué hacen? Buscan socavar a la competencia. Insultan y difaman a los demás para tomar su posición.

Y Salomón advierte a los que están bajo autoridad aquí que, si luchan contra la autoridad, probablemente les saldrá el tiro por la culata.

Hace poco leía sobre las batallas políticas durante los últimos 200 años en Estados Unidos.

Encontre que, cuando Grover Cleveland, de la ciudad de Buffalo, Nueva York, se postuló para presidente a finales de 1800, se descubrió que tenía un hijo ilegítimo. Su oponente, James Blaine, se aseguró de que el escándalo fuera noticia de primera plana e incluso apodó a Cleveland “La Bestia de Buffalo”.

El partido de Cleveland tomó represalias creando un cantito para insultar a Blaine. Decía: Blaine, Blaine, el gran mentiroso del estado de Maine.

El partido de Blaine tomó represalias creando su propio canto que hacía referencia a la inmoralidad de Cleveland; Lo cantaban en las movilizaciones y lo pegaban en carteles: hacía la pregunta: “Mamá, mamá, ¿dónde está mi papá”.

Pero luego Cleveland ganó las elecciones y su partido tuvo la última palabra al agregar una línea a ese cántico y decía: Mamá, Mamá, ¿dónde está mi papá? está a la Casa Blanca, ¡ja, ja, ja!”.

El proceder del mundo siempre ha sido devolver el golpe y gritar más fuerte y lanzar un insulto más grande. Pero ese no es el proceder del sabio. Eso es lo opuesto a lo que la persona que teme a Dios debe hacer.

Salomón refuerza sus comentarios sobre el proceder de una persona añadiendo un par de prohibiciones.

La prohibición de pecar contra Dios

Mire el versículo 5:

El que guarda el mandamiento no experimentará mal. Eclesiastés 8:5a

O sea, si desobedece a la autoridad, puede esperar castigo de su parte; pero, si obedece, si guarda el mandamiento, le va a ir bien. Es un principio bastante simple.

Y es en este punto que debemos recordar que tenemos más de una autoridad. Es decir, el que teme a Dios reconoce el principio fundamental de los límites de la obediencia a los mandamientos de su autoridad terrenal.

Obedecemos el mandamiento de la autoridad terrenal siempre y cuando su mandato no requiera que violemos el mandamiento de nuestra autoridad celestial.

Los apóstoles les informaron respetuosamente a sus líderes en Hechos 5:29: “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres“.

Debemos guardar primeramente el mandamiento del Señor, para no experimentar su castigo y corrección. Pero eso significa que, en ocasiones, por obedecer a Dios vamos a sufrir el castigo de la autoridad terrenal que está desobedeciendo a Dios. Y, a todo esto, esas autoridades un dia van a rendir cuentas a Dios por lo que han hecho.

Hay creyentes que han perdido sus trabajos porque reusaron desobedecer la Palabra de Dios. No iban a hacer transigencias morales.

Relaciones se terminaron; carreras y promociones se disolvieron porque, como fiel creyente, simplemente prefirió obedecer los mandamientos de Dios.

Prohibición de hablar fuera de turno

Continuemos en la última parte del versículo 5:

El corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio.   Porque para todo lo que quisieres hay tiempo y juicio; porque el mal del hombre es grande sobre él; pues no sabe lo que ha de ser; y el cuándo haya de ser, ¿quién se lo enseñará? Eclesiastés 8:5b-7

En otras palabras, busca el momento adecuado, el lugar adecuado y la forma correcta de hablar, si es que es sabio hablar.

El corazón sabio elegirá permanecer en silencio, no simplemente para permanecer en silencio, sino para pedirle al Señor el momento adecuado para hablar, para tener el mensaje correcto cuando hable; y tener el motivo correcto cuando lo haga.

Y eso viene de un entendimiento de lo que Salomón nos recuerda aquí en el versículo 7: que no sabemos lo que Dios está planeando hacer en el futuro.

No importa lo mal que se vea, no tenemos idea de lo que el Señor está planeando. “Señor, lo peor en mi vida en este momento sería que una bomba cayera sobre mi granja”. ¡Y cae, y emerge una corriente de agua que Dios había planeado sacar a la luz!

Salomón ahora termina este tema recordándoles a todos que no importa cuán poderoso pueda ser alguien, todavía son pequeños y limitados en su poder.

Salomón enumera aquí cuatro limitaciones. Esta es la primera limitación:

Nadie puede controlar el viento

Mire la primera frase del versículo 8:

No hay hombre que tenga potestad para refrenar el viento. Eclesiastés 8:8a

Quizás, su traducción diga que no hay hombre que tenga potestad para refrenar el espíritu. Esto es porque la palabra traducida “viento” en el idioma hebreo es la misma palabra que se puede traducir como “espíritu”. El significado específico se lo da el contexto. Ya que algunos asumen que esta frase va con la siguiente que habla sobre la muerte, entonces afirman que hace referencia a la incapacidad de una persona de controlar su muerte. De esa manera retiene su espíritu.

Aunque eso es teológicamente cierto, estos son proverbios separados, y la interpretación más simple contextualmente es que esta es una referencia al viento.

Entonces, este es el punto: ¿qué tan poderoso es ese jefe, ese maestro o ese supervisor que lo puede estar volviendo loco?

Recuerde, ¡no pueden mover una nube en el cielo!

Un autor sugirió que Salomón se está refiriendo específicamente al clima. En otras palabras, la persona más poderosa de la tierra no puede hacer que sople la brisa o que se detenga un huracán.

O sea, no tienen tanto poder como parece. Aún ellos están sujetos a las fuerzas de la naturaleza que solo la máxima autoridad del universo puede controlar.

Nadie puede determinar la duración de su vida

La siguiente frase dice:

Nadie tiene potestad sobre el día de la muerte. Eclesiastés 8:8b

No importa cuán poderoso sea una persona en vida, no tiene el poder de mandar a la muerte.

Solo Dios tiene la autoridad sobre la vida y la muerte, están enteramente en la mano de Dios.

Cuando el rey Luis XIV estaba muriendo, llamó a su hijo a su habitación y sus últimas palabras fueron: “Hijo, aprende de mis errores y recuerda esto: los reyes mueren como cualquier otro hombre”.

Nadie puede escapar de las batallas de la vida

Salomón escribe aquí en la mitad del versículo 8:

No se da licencia en tiempo de guerra. Eclesiastés 8:8c

Podría traducirlo: ‘No hay exención para salir de en medio de la batalla’.

Probablemente Salomón se refiere principalmente a una batalla militar, pero el concepto también se aplica a todas las batallas y desafíos de la vida.

Salomón esencialmente dice aquí que incluso aquellos que lo tienen todo, no pueden escapatoria de las dificultades de la vida.

Nadie puede eludir las consecuencias del pecado

Salomón escribe en la última parte del versículo 8:

Ni la impiedad salvará a los que la practican. Eclesiastés 8:8d

Traducido literalmente: la maldad no librará a sus amos.

Las personas en el poder pueden llegar a ser amos de la maldad, pero por mucho que se enorgullezcan y se jacten y pequen contra Dios y contra los demás, no podrán eludir las consecuencias del pecado. El día del juicio se acerca.

Y, por cierto, la única esperanza para cualquiera de nosotros es el perdón de nuestros pecados a través de la muerte y resurrección de Jesucristo, quien pagó nuestro castigo y nos ofrece el regalo de la salvación.

Y Él no solo nos da el don de la salvación, sino que, como Santiago capítulo 1 nos dice, Él también nos da el don de la sabiduría.     

 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.  Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Santiago 1:2–5.

Él Señor puede darle sabiduría para su trabajo: sabiduría para responder a aquellos en su vida que están en puestos autoridad – especialmente cuando son difíciles.

Él nos da sabiduría para entender que aunque una bomba caiga en su vida, Dios tiene razones. Podría estar abriendo nuevas corrientes de aguas profundas; nuevas profundidades de carácter, confianza y sabiduría.

Conclusión

Termino con la letra de una canción que nos recuerda de los planes profundos de Dios:

Oramos por bendiciones,
pedimos paz
Comodidad para la familia,
que nos protejas al dormir

 Salud pedimos
y prosperidad
que Tu mano poderosa
alivie todo el sufrir

Cada petición, Tú escuchas sin cesar
pero, en tu inmenso amor nos das lo que es mejor.

¿qué si bendices con tormentas?
¿Qué si Tu sanas con lágrimas?
¿Y si mil noches en desvelo necesito para acercarme más a Ti?
¿Y si las pruebas de esta vida es Tu misericordia en un disfraz?

Pedimos guía,
Tu voz oir
Lloramos de impotencia
cuando no podemos sentir

de tu amor dudamos,
y tu bondad
Como si tus promesas
no fueran verdad

Cada petición, Tú escuchas sin cesar
pero, en tu inmenso amor nos das lo que es mejor.

¿qué si bendices con tormentas?
¿Qué si Tu sanas con lágrimas?
¿Y si mil noches en desvelo necesito para acercarme más a Ti?
¿Y si las pruebas de esta vida es Tu misericordia en un disfraz?

 

Copyright 2020 Stephen Davey

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