Lección 32: Cómo Tratar con un Hereje

Lección 32: Cómo Tratar con un Hereje

Pasaje Bíblico: 2 Juan 7, 10-11.
Los falsos maestros no solo estan deambulando por el mundo sino que buscan constantemente infiltrarse en su iglesia y meterse en su propia casa. ¿Está preparado para enfrentar esas situaciones? ¿Qué nos dice la Biblia en cuanto a las actitudes y acciones que debemos tomar al encontrarnos con un hereje? Descubra las respuestas a estas preguntas en este estudio de la segunda carta de Juan. 

Introducción

En 1977, un vendedor de pescado que viajaba por Sudamérica descubrió un pescado que nunca había probado. Se conocía como el pez diente y los lugareños lo disfrutaban. A él también le gustaba, pero sabía que nunca lo podría vender en Estados Unidos con el nombre de pez diente. Así que le cambió el nombre a “Lubina Chilena” y hoy es tan popular que está al borde de la extinción.

En la década de 1960, un importador estadounidense de productos agrícolas les cambió el nombre a las grosellas chinas (que en inglés suena a “fruto de ganso de China”) a Kiwi… y su popularidad aumentó de inmediato.

Los canadienses desarrollaron un aceite de cocina a partir de una planta llamada Colza. En inglés solía llamarse “rapeseed” que sonaba igual a decir “semilla de violación”. Así que, no pasó mucho tiempo antes de que se dieran cuenta de que era necesario cambiar el nombre del producto. Hace unos 20 años, la agencia de regulación de alimentos aprobó que le cambiaran el nombre a “aceite de canola,” y las ventas se dispararon inmediatamente.

Cuando la junta de agricultores de California se dio cuenta de que las palabras “ciruela” (prune en ingles) y “laxante” estaban conectadas para siempre en la mente estadounidense, en el año 2000, le cambiaron el nombre a plums, y las ventas nunca han sido las mismas. De hecho, leí en una encuesta que las personas insisten en que prefieren el sabor de los plums a los prunes, aunque son exactamente lo mismo – ciruelas.

Uno tiene que aprender qué se vende y cómo promocionarlo mejor.

Entonces, a las religiones falsas se las llaman “otros tipos de adoración”; cambiamos la palabra herejía a “otras creencias”; redefinimos la moralidad y la llamamos “gusto personal”; comenzamos a hablar de la doctrina como “estrechez de mente”, y ya que estamos en eso, vamos a llamar al pecado un “estilo de vida alternativo”. De hecho, esperamos que nadie haga preguntas cuando el mundo comienza a llamar al aborto “proelección” o “derecho a decidir”.

Leí recientemente que, en las instalaciones de una universidad un letrero estuvo colgado en la pared durante algún tiempo que anunciaba el dogma de nuestros días. Decía: Está bien que piense que tiene razón; no está bien que piense que alguien más está equivocado”.

Está bien que piense que tiene razón… pero no está bien que se atreva a sugerir que alguien más podría estar equivocado.

El gran pecado de nuestra generación es el de pensar que alguien más podría estar pecando.[i]

Y, por supuesto, eso finalmente redefine la autoridad de Dios. Quiero decir, si Dios es lo suficientemente estrecho de mente como para decirle a alguien que es un pecador, entonces no es un Dios digno de adorar.

El problema es que este tipo de perspectiva no se limita a unos carteles en las universidades o los menús de los restaurantes que venden lubina chilena.

Este problema ahora se ha infiltrado en la iglesia y, en muchos casos, se ve aún detrás de los púlpitos. Por eso es que hace solo unos meses un pastor oró para dedicar la apertura de una nueva clínica de aborto. El artículo decía que la ceremonia de dedicación fue “[una] celebración de la conciencia y la capacidad de tomar decisiones morales. Este evento incluyó bendiciones interreligiosas, oraciones y testimonios sobre cómo recibir y brindar servicios de aborto.[ii]

¿Cómo puede uno cambiar la palabra aborto a “un acto de recibir o brindar cuidados”? Es un lugar donde comienza el dolor, la culpa y la tristeza. Ahora tenemos evidencia documentada de que 3 de cada 4 mujeres luchan abiertamente en cuanto a la decisión que tomaron. De hecho, leí recientemente que 3 de cada 4 mujeres tomaron su decisión debido a la intensa presión de otras personas: esposos, novios y padres.

Entonces, tal vez cambiar las palabras nos ayude a sentirnos mejor. De hecho, este artículo continuó hablando sobre los intentos de una organización que provee abortos de cambiar su imagen al usar palabras como “santo” y “bendito” e incluso “sagrado”.

Parece que alguien está comiendo un fruto de ganso de China y lo llama Kiwi.

Querido oyente, una cosa es que el mundo – y el mundo religioso, se equivoque trágicamente cuando se trata de cuestiones morales y éticas que pueden afectar toda la vida…

Pero otra cosa es equivocarse cuando se trata del evangelio de Jesucristo, que ofrece perdón para todos nosotros, sin importar lo que hayamos hecho. Otra cosa es predicar un evangelio diferente que puede determinar, no solo la trayectoria de la vida de una persona, sino su destino eterno en el cielo o el infierno.

En otras palabras, una cosa es cambiar los nombres de los pescados y las frutas para que la gente los coma…  otra cosa es vender mentiras y engaños acerca de Dios y Su palabra y esperar que la gente se lo trague por completo.

Lidiando Correctamente con los Falsos Maestros

¿Le sorprendería saber que Dios ha asignado a cada cristiano, no solo a los pastores / ancianos y diáconos, sino a cada creyente, en cada generación, la responsabilidad de estar alerta, discernir y ser valiente en cuanto a las falsas enseñanzas?

De hecho, hay una pequeña carta en la que el apóstol Juan le dice a una madre soltera que esta también es responsabilidad suya…

Le invito a abrir su Biblia en la segunda carta de Juan y continuemos nuestro estudio donde lo dejamos en nuestro último programa.

Mientras encuentra su lugar en la Biblia, le recuerdo que, en uno de nuestros estudios anteriores, aprendimos a identificar a los falsos maestros y la falsa doctrina porque todos cometen el mismo error fundamental: todos, de alguna manera, redefinen a Jesús.

Saben que la gente no va a comprar su producto si lo llaman pez diente o fruto de ganso de China, por lo que eligen una terminología más digerible, más aceptable.

  • Jesús no es “Dios eterno”, es un “humano exaltado”;
  • Jesús no es “Señor soberano”, es un “buen hombre”;
  • Jesús no es “el único camino al Padre”, es “uno de los muchos caminos al cielo”.

Si vuelve al versículo 7 de 2 Juan, encontrará la verdad que debe recordar – no necesita convertirse en un experto en todas las religiones falsas, pero debe saber que todas se salen del camino en esta misma intersección; note lo que escribe Juan,

Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. (2 Juan 7)

Ahí lo tiene. Ellos no creen que sea el ungido – el Cristo – el Mesías; Él no es el Dios encarnado que vino a la tierra. Entonces, en algún momento, van a fabricar un Jesús diferente.

Entonces, ¿qué hacemos al respecto?

  1. Mantenga los ojos abiertos.

Lo primero que tenemos que hacer es mantener los ojos bien abiertos – versículo 8, lo estudiamos detenidamente en nuestro último programa.

Cuidado… Manténgase alerta. No deje que nadie lo distraiga de correr la carrera y recibir su galardón completo al final de la misma.

Primero, mantén los ojos abiertos.

¡Así es como puede lidiar con un hereje!

Mantén tus ojos bien abiertos… y ahora, aún más específicamente, en segundo lugar;

  1. Mantenga su puerta cerrada.

Versículo 10:

Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa. (2 Juan 10)

En esta postal, Juan entrega tres órdenes… solo tres.

“Cuidado, mirad por vosotros mismos” en el versículo 8; y ahora, en el versículo 10, encontramos la segunda orden: “no lo recibáis en casa,” y puedes escribir un signo de exclamación al final de esa frase.

¡No lo recibas en tu casa! Ahora podría pensar que esto sería de mala educación – ser grosero.

Especialmente en la época de Juan, cuando viajar era difícil y peligroso, se valoraba mucho la hospitalidad. Habían pocas posadas disponibles para los viajeros y eran caras, estaban llenas de gente… y a menudo eran lugares peligrosos.[iii]

La hospitalidad también era una característica de buena voluntad cristiana. Incluso el escritor de Hebreos les dijo a los creyentes que mostraran hospitalidad a los extraños porque quizás podrían terminar hospedando a un ángel. (Hebreos 13:2)

Eso es cierto, pero Juan está advirtiéndole al cristiano aquí que podría terminar hospedando a un diablo.[iv]

Entonces, ¿cuál es el equilibrio? Bueno, Juan nos da un par de pistas para que determinemos cuando la hospitalidad es una mala idea.

Primero, él usa un verbo traducido venir al principio del versículo 10. “Si alguien viene a usted,” refiriéndose a alguien que viene a su casa con un propósito en mente.[v]

En otras palabras, su llegada es a propósito. No solo están pasando por allí y necesitan un lugar para pasar la noche… y no los deja entrar porque no pueden pasar su prueba teológica.

No, están llegando a su puerta con el propósito de engañarle.

De hecho, la gramática de esta frase nos indica que esta no es una pequeña posibilidad… sino que van a llegar a su puerta.[vi]

No es “si vienen… y probablemente no llegarán”, sino “si vienen y de hecho llegarán”. Van a llamar a su puerta y están llegando con la misión de hacer discípulos.

Y ahora Juan nos da la razón más obvia por la que debe mantener la puerta cerrada. Note, ellos llegan a su casa y no traen esta doctrina.

Ahí es cuando la alarma debe sonar en su mente. ¡Alerta!

Ellos no traen esta doctrina. Esa palabra se refiere a las verdades entregadas a través de Jesús y sus apóstoles.[vii]

Esta es la misma palabra que usó Mateo cuando escribe sobre el sermón en el monte: Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina. (Mateo 7:28)

El apóstol Pablo terminó su carta a los creyentes en Roma usando esta misma palabra cuando les advirtió:

Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos (Romanos 16:17).

Nuevamente, esta es la misma palabra y la misma advertencia.

Estos falsos maestros vienen con diferentes enseñanzas con respecto a Jesucristo: Su deidad, Su nacimiento virginal, Su vida sin pecado, Su pago perfecto por el pecado en la cruz, Su resurrección física de la tumba; Su ascensión al cielo donde está a la diestra del Padre y pronto volverá.

Si vienen a usted con algo que no sea el Jesús correcto, no los reciba. Y tal vez ahora se esté preguntando cómo va a llevar a la gente a Cristo si no puede invitarlos a su casa.

¿Significa esto que no puede invitar a los incrédulos a comer?

No, lo que Juan le está ordenando a esta mujer es que se niegue a ofrecer hospitalidad continua al falso maestro que esencialmente quiere establecer una clase en su sala de estar.

En otras palabras, una cosa es que un incrédulo venga a su casa para enseñarle a usted; pero otra cosa es que invite un incrédulo a su casa para que eventualmente pueda compartirle el evangelio.

En ese caso, usted es el hacedor de discípulos.

Escuche las palabras de Ignacio, un líder de la iglesia del primer siglo en Antioquía, quien probablemente conoció personalmente al viejo apóstol Juan.

Ignacio escribió de forma viva y colorida y les dio la misma advertencia a los creyentes de su época. El escribe:

Me enteré de que algunas personas pasaron por allá con falsa doctrina, pero no permitiste que la sembraran entre ti. Se taparon los oídos para evitar recibir las cosas sembradas por ellos… Los estoy protegiendo de antemano contra estas bestias salvajes en forma humana – hombres a quienes no solo no debes dar la bienvenida sino, si es posible, ni siquiera conocer… son perros rabiosos que muerden por engaño; debes estar en guardia contra ellos, porque su mordedura es difícil de curar.[viii]

Ignacio –– 35-108 d.C.

En otras palabras, del mismo modo que no va dejar entrar a un perro rabioso en su casa, no permita que un falso maestro se meta en su sala de estar. No les abra la puerta. Mantén esa puerta cerrada.

Así es como se trata a un hereje.

No solo debe mantener los ojos abiertos y la puerta cerrada; en tercer lugar, el apóstol Juan nos ordena:

  1. Mantenga su billetera cerrada.

Note la última frase en el versículo 10.

Ni le digáis: ¡Bienvenido! Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras. (2 Juan 10b-11)

Ahora, quizás esté pensando que ni siquiera puede decir hola. Haga lo que haga, ni siquiera los salude. Si los ve en el supermercado, evite el contacto visual, finja que no los vio. No. A lo que se refiere Juan es a un saludo afectuoso que implica aprobación.[ix]

Es una palabra que no solo se refiere a un saludo, sino que incluye el elemento de alegría y compañerismo.[x]

Así es como Santiago comienza su carta a los creyentes judíos, esparcidos por el extranjero, ¡Saludos! (Santiago 1:1) – es la misma palabra en griego.

Esta misma palabra se usa en el Nuevo Testamento no solo como un saludo, sino como una despedida. Podemos traducirla “adiós”, que viene de la expresión “a Dios (seas)” y quiere decir “te encomiendo a Dios”.

No los despida encomendándolos a Dios, lo que equivalía entonces a darles dinero. No gaste dinero en cuidarlos, lo que significa que no va a abrir su billetera.

Eso es lo que realmente buscan. De hecho, a fines del primer siglo, se acuñó la frase “traficante de Cristo” para describir a estos falsos maestros que querían sacar provecho de los seguidores de Cristo. 9*

Prometen algo que no pueden cumplir. Lo están haciendo hasta el día de hoy… tienen toda una programación en la televisión.

Me puse a ver a uno de ellos en la televisión una noche… Obviamente tenía demasiado tiempo libre. Tenía curiosidad por saber qué iba a hacer… y efectivamente, comenzó a pedir dinero con la promesa de que podría sanar a las personas como el apóstol Pablo cuando las personas venían y tocaban su pañuelo, lo que sucedió en Hechos 19. Cualquier persona enferma que tocaba los paños o delantales de los Apóstoles o alguna otra prenda de su ropa eran sanados.

Bueno, este tipo dijo que tenía el mismo poder apostólico que Pablo y prometió que le enviaría a cada uno de los que ofrendaran uno de sus propios pañuelos para que pudieran tocarlo y sanarse inmediatamente.

Sabía que la afirmación era falsa, porque sé que el papel del apóstol y profeta cesó después de que la iglesia terminó de establecerse, y se terminó de escribir las Escrituras (Hebreos 1:1-2).

Pero la afirmación de este hombre era tan audaz que me pregunté cómo es que iba a enviar todos esos pañuelos a la gente por correo. Quiero decir, eso le costaría una fortuna. Y estaba bastante seguro de que no quería gastar una fortuna; quería hacer una fortuna.

Así que envié un dólar solo para ver qué pasaba. Quiero decir, tenía un resfriado común. Efectivamente, unos días después, recibí un sobre y cuando lo abrí encontré una carta agradeciéndome por mi ofrenda y luego me invitaba a sostener el pañuelo adjunto para mi sanarme, lo que terminó siendo un pequeño pedazo de papel cuadrado impreso con patrón de cuadros como para imitar un pañuelo. Un pedazo de papel.

No pude evitar reírme de esta estafa. Su promesa era tan falsa como su pañuelo. Y todavía seguía resfriado.

Pero no pude evitar pensar en todas las personas que enviaron dinero, esperando de todo corazón una curación milagrosa.

Juan nos dice: “No saludes a estas personas… no compre sus libros… no les envíe dinero”.

De hecho, permítame hacer una aplicación más específica. No se siente en sus congregaciones mientras niegan la palabra de Dios.

No sabría decirle cuántos cristianos están poniendo dinero en el plato de la ofrenda, saliendo de la iglesia después de estrechar la mano del pastor, diciéndole “adiós, bendiciones pastor”, mientras por dentro están turbados en su espíritu por el hecho de que él está:

  • Negando las normas morales de Dios,
  • Negando la inspiración de las Escrituras,
  • Negando las afirmaciones exclusivas del evangelio,
  • Negando la eternidad del infierno,
  • Negar la venida literal de Cristo por el creyente,
  • Negándose a ser firme en cuanto a la verdad y en contra del pecado.

Y cristianos bien intencionados ponen dinero en la ofrenda y le pagan el salario de ese tipo y le dan la mano al salir y le dicen: “Buen sermón”, sabiendo todo el tiempo que están yendo y apoyando a una iglesia y un liderazgo de la iglesia que no defenderá la verdad.

No sé con cuántas personas he hablado a lo largo de los años que me han dicho: “Me encantaría asistir a su iglesia, pero solo necesito ser una luz en mi iglesia liberal”.

Querido oyente, Dios nunca tuvo la intención de que los cristianos entraran al campo misionero cuando van a la iglesia.

Puede decirle a todos los que quiera que yo lo dije y lo sostengo: No apoye a esa iglesia descarriada o a ese pastor que no es bíblico. . . hágalo pasar hambre.

No los bendiga. No les de la bienvenida. Mantenga su billetera cerrada.

Como verá, al invitar a estos falsos maestros a su casa, esta mujer habría tenido que alimentarlos, darles una habitación, darles la oportunidad de hablar con la iglesia que probablemente se reunía en su casa. No es de extrañar que Juan le ordenara tan apasionadamente: No los apoye, ¡signo de exclamación!

Si lo hace, escribe Juan aquí, se convertirá en partícipe de sus malas obras. La palabra que Juan usa traducida partícipe es la palabra griega koinonia, comunión cristiana. Está fomentando la difusión de falsas enseñanzas con su apoyo.

Eso sería como decirle a esa persona de esa secta que vino a tocar su puerta: “Oiga, déjeme orar para que Dios lo bendiga mientras continúa visitando mi vecindario”.

No. me gustaría decirles: “No van a lograr engañar a nadie en mi casa, y todos mis vecinos son peores que yo”.

Un autor puritano escribió sobre este texto hace unos 200 años:

No tengas ninguna conexión religiosa con él, ni lo presentes a otras personas haciéndoles creer que lo reconoces como un hermano.[xi]

Adam Clarke –– 1760-1832

No los aliente… o ayude, lo cual, Juan nos enseña, es participar con ellos en su malvada misión de hacer discípulos de su falsa doctrina.

De nuevo, esto no significa que no puede invitar a un incrédulo a su casa para la cena, sino que lo tiene que hacer sentar en el patio; o que no puede invitar a alguien a la iglesia, sino que se tiene que quedar afuera; o que nunca puede invitar a un escéptico a su casa para una discusión transparente sobre las afirmaciones de Cristo, o incluso ir a cenar a la casa de un incrédulo, lo que Jesús hacía a menudo.

Esto tiene que ver con darle una oportunidad a un falso maestro… en el caso de esta mujer, dándoles una base de operaciones para hacer y llevar a cabo sus planes de hacer discípulos y alejarlos del evangelio.[xii]

Antes de concluir, me gustaría agregar que todo esto nos muestra la importancia de conocer la Palabra. Cuan esencial es estudiarla con pasión y precisión doctrinal para que podamos vivir con discernimiento en un mundo que está de cabeza… un mundo lleno de estafadores espirituales.

Recientemente leí acerca de un hombre cuya profesión es “catador”. En particular, él es un catador de café. Sus papilas gustativas han sido certificadas por su estado natal. Tan refinado a lo largo de años de práctica es su perspicaz sentido del gusto que incluso con los ojos vendados, puede tomar un sorbo de café y decirle no solo que es de Guatemala, sino a qué altitud se cultivó y en qué montaña.[xiii]

Uno se vuelve competente en lo que practica… y lo que estudia.

Sea un estudiante de la Palabra. El apóstol Pablo escribe, aprenda a estudiarla bien e interpretarla y usarla correctamente, para que no sea avergonzado ni se desvíe… y termine distraído o, peor aún, engañado (2 Timoteo 2:15).

John Wesley, el fundador del metodismo a principios de 1700 escribió esto en su diario:

Dios se ha dignado a enseñarme… Lo ha escrito en un Libro. Oh, ¡dame este libro! A cualquier precio, dame el libro de Dios… déjame ser un hombre de la Palabra de Dios.[xiv]

John Wesley –– 1703-1791

¿Quiere saber cómo tratar con un hereje?

  • Mantenga sus ojos abiertos;
  • Mantenga su puerta cerrada;
  • Mantenga su billetera cerrada;
  • Y mantenga su Biblia abierta.

 

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey, predicado el 2019

© Copyright 2019 Stephen Davey

Todos los derechos reservados

 

 

[i] Adapted from Erwin Lutzer, Ten Lies About God (Word Publishing, 2000), p. 25

[ii] https://pjmedia.com/faith/liberal-pastor-to-ask-gods-blessing-on-abortion-clinic-at-planned-parenthood-holy-ground-event/

[iii] John Phillips, Exploring The Epistles of John (Kregel, 2003), p. 203

[iv] Adapted from Phillips, p. 203

[v] D. Edmond Hiebert, The Epistles of John (BJU Press, 1991), p. 308

[vi] Adapted from Gary W. Derickson, Evangelical Exegetical Commentary: 1, 2 & 3 John (Lexham Press, 2014), p. 631

[vii] Gerhard Kittel, translated and abridged by Geoffrey W. Bromiley, Theological Dictionary of the New Testament (Eerdmans, 1985), p. 166

[viii] Quoted in Derickson, p. 632

[ix] Hiebert, p. 309

[x] Gerhard Kittel and Gerhard Friedrich, Theological Dictionary of the New Testament: Volume IX (Eerdmans, 1974), p. 367

[xi] Quoted in David Guzik, 1-2-3 John and Jude (Enduring Word, 2005), p. 108

[xii] Adapted from Douglas Sean O’Donnell, 1-3 John (P&R Publishing, 2015), p. 182

[xiii] Leonard Sweet, The Gospel According to Starbucks (Waterbrook Press, 2007), p. 54

[xiv] Quoted in David R. Helm, 1-2 Peter and Jude (Crossway, 2008), p. 69