Lección 1: Ganando la Segunda Generación

Lección 1: Ganando la Segunda Generación

Pasaje Bíblico: Jueces 1-2

El libro de Jueces en el Antiguo Testamento es la historia de una nación enloquecida por el pecado y la rebelión. Una generación serviría a Dios, pero luego las que le siguieron inmediatamente se alejaron de Él. ¿Qué salió mal? ¿Por qué los hijos no siguieron la religión de sus padres? Descúbrelo ahora mientras Stephen comienza su estudio sobre los jueces de Israel.

Introducción

Nadie puede negar que estamos enfrentando una enorme crisis moral y espiritual en nuestros tiempos. Estamos siendo inundados en un diluvio de inmoralidad, donde cada persona pareciera estar diciendo, “si crees que está bien, entonces debe estar bien.”

Esta no es una nueva filosofía de vida. Podemos encontrarla en la antigüedad en el pueblo de Israel, especialmente en el libro de Jueces. Este libro comienza después de la muerte de Josué, en un tiempo donde había mucha inmoralidad en el mundo.

Me acuerdo de una vez que vi un dibujo animado en la tele, donde un sofisticado estudiante de universidad estaba hablando con un misionero. El estudiante le dijo, “¡no entiendo como lo hace!” ¿Que hace cuando no ya no puede soportar más la inmoralidad, la superstición y la violencia? “Es fácil” respondió el misionero, “solo me subo a un avión y voy de vuelta al campo misionero.”

Ahora, nosotros no podemos simplemente subirnos a un avión y largarnos. Dios lo ha llamado a hacer su obra en su generación, en su país, en su ciudad. La pregunta es, “¿cómo vivir?” Como podemos vivir en esta alocada sociedad, sin mimetizarnos. ¿como podemos ser de impacto?

Le invito a abrir su Biblia en un libro del Antiguo Testamento que nos entrega algunas pautas en cuanto a cómo vivir en tiempos de descontrol – este es el libro de Jueces. Quiero comenzar leyendo el ultimo versículo del último capítulo de este libro.

En Jueces 21:25, en la última frase se nos da el diagnostico de parte de Dios. Allí se nos dice del pueblo de Israel que “… cada uno hacía lo que bien le parecía.”

Hay otro versículo clave que quiero que notemos. No solo sirve como explicación para todo el libro, sino que también va a ser el enfoque de nuestro estudio el día de hoy. Vayamos a Jueces 2:10. Allí dice que,

Toda aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel.

Podríamos parafrasearlo también como, “ellos sabían acerca del Señor, pero realmente no conocían al Señor.”

Ahora hay un montón de cosas que podríamos comentar de los primeros dos capítulos de Jueces. Sin embargo, mientras leía y releía este pasaje, tratando de discernir lo que el Espíritu de Dios quería que estudiáramos, lo que más me llamó la atención fue esta frase. Y es que me surgió la siguiente inquietud.

¿Como pudo la primera generación ser tan fiel al Señor y la siguiente ni siquiera lo conoció?

La pregunta para nosotros hoy es, ¿por qué es que la segunda generación falla tan frecuentemente en seguir el ejemplo de fe de la primera generación?

Este problema también existe en la iglesia. ¿Porque es que la iglesia promedio no permanece firme por más de dos o tres generaciones? Recientemente leí una investigación que concluía que la iglesia promedio llega a su punto más alto de efectividad, alcance, y entusiasmo a los 12 años de edad. A partir de ese punto, si esta es una iglesia promedio, se encuentra a medio camino de la tumba.

La pregunta es entonces, ¿como podemos permanecer en el espíritu y la pasión de la primera generación de fe?

Jueces capítulos 1 y 2 van a darnos algunas respuestas. No nos va a dar todas y aun va a provocar en nosotros algunas preguntas más; pero Dios nos revela lo suficiente como para advertirnos y desafiarnos a vivir correctamente.

Problemas Relacionados con ser Parte de la Segunda Generación

Al parecer, hay algunos problemas fundamentales relacionados con ser parte de la segunda generación. Vamos a empezar considerando los puntos negativos de pertenecer a la segunda generación en los primeros dos capítulos de Jueces; las razones por la que la segunda generación no siguió al Dios de la primera generación. Así que permítame sugerirle cuales son estos problemas a partir de este pasaje.

  1. La segunda generación puede ser influenciada por la obediencia parcial de la primera generación.

Hay que dejar algo en claro desde un principio, y es que la primera generación que siguió a Josué a la tierra prometida no fue perfecta. Las primeras generaciones cometen errores. Y si está tratando de dejar una herencia de fe y piedad en su hogar; si usted es parte de la primera generación de creyentes en su familia, necesita reconocer que va a cometer errores. El problema es que la segunda generación parece estar bastante alerta y ser bastante sensible a la obediencia parcial – o desobediencia de la primera generación.

Permítame señalar algunos comentarios más bien preocupantes que se encuentran al principio de este libro. Vayamos a Jueces 1:19,

Y Jehová estaba con Judá, quien arrojó a los de las montañas; mas no pudo arrojar a los que habitaban en los llanos, los cuales tenían carros herrados.

Ahora esto parece lógico – Judá no tiene la cantidad de armas que los cananeos tenían. Sin embargo, el problema es que ellos se compararon a sí mismos con los cananeos y vieron que obviamente estaban en desventaja; ellos no compararon a los cananeos con su Dios. El problema de Judá nunca fue su falta de armas; su problema fue su falta de fe en su poderoso Dios.

Hay, de hecho 7, referencias a la obediencia parcial de esta primera generación, lo cual es en efecto desobediencia.

  • Jueces 1:27 dice, Tampoco Manasés arrojó a los de Bet-seán, ni a los de sus aldeas… y el cananeo persistía en habitar en aquella tierra.
  • Jueces 1:28, Pero cuando Israel se sintió fuerte hizo al cananeo tributario, mas no lo arrojó.
  • Jueces 1:29, Tampoco Efraín arrojó al cananeo que habitaba en Gezer, sino que habitó el cananeo en medio de ellos en Gezer
  • Jueces 1:30, Tampoco Zabulón arrojó a los que habitaban en Quitrón, ni a los que habitaban en Naalal, sino que el cananeo habitó en medio de él, y le fue tributario.
  • Jueces 1:31-32, Tampoco Aser arrojó a los que habitaban en Aco… Y moró Aser entre los cananeos que habitaban en la tierra; pues no los arrojó.

Hay más de estas referencias, pero vamos a detenernos aquí. Seguramente ya captó la idea.

La impresión que nos entrega Jueces capítulo 1 es que hay control, pero no una conquista completa. Hay victoria y una aparente obediencia a Dios, pero hay también una persistente desobediencia en otros aspectos. La siguiente generación tomó nota de ese mal ejemplo

Una ilustración contemporánea puede ser una pareja que va manejando a la iglesia y discutiendo todo el camino. El marido se queja acerca de tener que gastar su tiempo libre en la iglesia. La pequeña Lucy, sentada en el asiento de atrás está escuchando. Llegan a la iglesia, salen del auto y saludan a todos, “hermano, que alegría verle.” Después de la reunión, el marido saluda al pastor y le dice “oh, ese sermón fue de tanta bendición.” La pequeña Lucy está mirando y pensando, “mentiroso, hipócrita, ni siquiera quieres estar acá.”

Una de las piedras de tropiezo más grandes para los jóvenes cristianos no es la oposición del mundo, sino la desobediencia de sus referentes cristianos.

  1. Un segundo problema fundamental es que la segunda generación está frecuentemente aislada de las experiencias de fe de la primera generación.

Mire Jueces 2:8-10.

Pero murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, siendo de ciento diez años. Y lo sepultaron en su heredad en Timnat-sera…Y toda aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel.

La siguiente generación está mirando a mamá y papá como si dijeran, “bueno, su religión les sirvió a ustedes, pero no es lo mío.”

El problema es que esta nueva generación no ha incorporado la fe de sus padres a su propia vida. Nunca se sintió involucrada; por lo tanto, tampoco aprecian lo que Dios hizo en el pasado. Ellos solo se sintieron obligados a ir a la iglesia, a escuchar los sermones y aceptar una serie de creencias, pero nunca compartieron la convicción de sus padres.

¿Recuerda que en Josué 22, un par de tribus de Israel estaban tan preocupadas de que sus hijos entendieran lo que Dios había hecho en sus vidas que construyeron un monumento conmemorativo? Este monumento iba a ser una herramienta pedagógica para compartir con sus hijos todo lo que Dios había hecho en sus vidas. De esa forma, ya no sería solo algo que Dios había hecho en la primera generación, sino que sería algo que impactaría a la segunda generación también.

¿Cuan bien comunicamos nuestra visión y nuestra misión espiritual? ¿Estamos incluyendo a la segunda generación y recordándoles de la gracia y el poder de Dios?

  1. Un tercer problema fundamental es que la segunda generación puede llegar a ignorar el poder y la preeminencia de Dios.

Mire Jueces 2:11-13

Después los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales. Dejaron a Jehová el Dios de sus padres, …Y dejaron a Jehová, y adoraron a Baal y a Astarot.

Astarot a todo esto es una diosa.

Era ya lo suficientemente malo que esta segunda generación se había alejado del verdadero Dios, pero peor aún, ellos escogieron reemplazarlo con dioses extranjeros. Esto revela lo poco o nada que sabían del poder soberano de Dios.

Permítame agregar un poco de información acerca de Baal, para dar un mejor entendimiento de lo que estaba pasando. Baal era supuestamente el dios de las tormentas y la fertilidad. Él era responsable por la fertilidad de las plantas, el ganado y la familia. Baal naturalmente tenía una compañera mujer; esta era Ashtoret, o Astarot. En la teología cananea, la fertilidad dependía de la relación sexual entre Baal y Astarot. La vida y la naturaleza supuestamente dependía de la intimidad entre Baal y su amante.

Sin embargo, los feligreses cananeos no solo se sentaban y esperaban que sus dos dioses se llevaran bien. Un cananeo, por ejemplo, iría a un santuario de Baal y tendría relaciones con una de las prostitutas sagradas del templo. El hombre cumpliría el rol de Baal y la mujer cumpliría el de Astarot. La idea era que lo que hacían el feligrés y la prostituta del templo animaban al Sr. y la Sra. Baal a hacer lo suyo también; y así, la lluvia, el trigo, el vino y el aceite empezarían a fluir.

¿Así que imagine en que se había involucrado esta segunda generación de israelitas? Esto era mucho más que comprar una estatuilla de buda, decir unas oraciones y darle un poco de arroz. Ellos se habían metido en la forma más degenerada de adoración. Ellos estaban metidos en prostitución, rituales de fertilidad que incluían borracheras, orgias, idolatría, adoración de serpientes, homosexualidad e incluso sacrificios humanos.

Yo creo que esta segunda generación había llegado tan lejos porque habían estado aislados del Dios de sus padres.

¿Y cuál cree que fue la respuesta de Dios cuando vio lo que esta segunda generación estaba haciendo? Dijo acaso, “bueno, se hace lo que se puede.” “Unos se ganan y otros se pierden, es la ley de la vida”

No. Mire Jueces 2:14. Y se encendió contra Israel el furor de Jehová…

Este no es un simple enojo porque los israelitas hirieron sus sentimientos; Esta es la ira santa de un Dios justo en contra del pecado, la traición y la idolatría. Él reconoce que su pueblo está prostituyéndose con otros dioses.

Esta segunda generación sufriría de ser esclavos 6 veces en un total de 114 años. Y es que el pecado trae esclavitud.

Algo maravilloso que encontré mientras leía estos dos capítulos varias veces es que Jueces 2:16 revela la increíble gracia de Dios. Mire lo que dice ese versículo.

Y Jehová levantó jueces que los librasen de mano de los que les despojaban.

Así, el libro de Jueces es la historia del ciclo de Israel que cae en pecado, esclavitud, desesperanza, y arrepentimiento; pecado, esclavitud, desesperanza y arrepentimiento; una y otra vez. Dios, en su misericordia y gracia, va a usar hombres y mujeres llamados jueces, para librar a su pueblo y traerlos de vuelta hacia él.

Sugerencias Prácticas para Ganar “Segundas Generaciones”

Ahora que hemos descubiertos las influencias negativas de la primera generación que ayudaron a perder la segunda generación, ¿Cuáles son los aspectos positivos de la primera generación que vemos en Jueces 1 al 2? ¿Que podemos aprender de ellos para influenciar a la segunda generación – a experimentar la fe de sus padres y hacerla personal? ¿Como ayudar a nuestros hijos a no caer en el síndrome de la segunda generación? Permítame sugerirle dos formas claves para mantener a la segunda generación en la fe de la primera generación.

  1. La primera generación necesita cooperar con la segunda generación.

Permítame darle dos formas de hacer esto.

  • La primera forma de desarrollar cooperación con la segunda generación es a través del trabajo.

¿Alguna vez se ha preguntado porque los hijos de misioneros crecen y vuelven a donde sus padres sirvieron de misioneros? Es porque ellos estuvieron muy involucrados en el ministerio de sus padres – tanto que se convirtió en su propio ministerio.

¿Enseña usted en una clase de escuela dominical? ¿ayuda con la limpieza y el orden del templo? Involucre a sus hijos si puede; involucre a un creyente de la segunda generación – un joven creyente que puede estar discipulando. En cualquier área que este sirviendo a Cristo, piense en involucrar a la segunda generación para que trabaje junto a usted.

  • La segunda forma de desarrollar cooperación con la segunda generación es a través de la oración.

Si está pasando por algún problema, involucre a toda su familia en oración – especialmente involucre a sus hijos más pequeños. Ellos lo van a asombrar con su pasión y transparencia en la oración; ellos lo van a sorprender también con su expectación por la respuesta de Dios.

¿Tiene algún problema? Ha tomado alguna vez a alguien de la segunda generación – ese estudiante universitario, ese creyente joven que esta discipulando; a ese adolescente de su iglesia por el que ha estado orando y le ha dicho, “¿necesito que ores por mí”?

Un par de semanas atrás estaba bastante enojado por una decisión que habían tomado en la junta municipal. Llegué a la casa de la reunión a medianoche y desperté a mi esposa. Le expliqué toda la historia mientras daba vueltas en la habitación. Ella simpatizó y escuchó. Luego me recordó de la soberanía de Dios, lo que no quería escuchar en ese momento. Quería que ella compartiera mi histeria y mi enojo.

Mi esposa hizo otra cosa también la mañana siguiente. Ella llevó a los niños a la escuela y en el camino les pidió que oraran por papi. Ahora, un momento. No me molesta orar con mis hijos, pero se sintió un poco raro que ellos oren por mi – especialmente porque estoy teniendo problemas y estoy un poco enojado. Llegue esa tarde a casa sin saber lo que había pasado. Los niños me dieron grandes abrazos, lo cual afortunadamente es algo normal. Pero note que me estaban mirando distinto. Estaban como concentrados en mí, y me preguntaba que estaba pasando. Mi esposa me contó más tarde que les había pedido que oraran por mí.

Los niños estaban viéndome de forma totalmente distinta: “Papi necesita ayuda.” Quizás mis hijos estaban dándose cuenta de que su papa es humano que también pasa por problemas.

Caemos frecuentemente en el error de creer que la primera generación necesita ser un modelo perfecto. Por eso no compartimos nuestras dificultades.

Y no solo deberíamos involucrarlos en nuestras peticiones oración, sino que también en nuestros motivos de agradecimiento. Les enseña a nuestros hijos, a la segunda generación; a nuestros discípulos y nos recuerda a nosotros mismos que la fuente de poder y gracia, y bendición es Dios.

Adorar, alabar, agradecer y orar a Dios son la protección más grande en contra del síndrome de la segunda generación.

  1. La segunda sugerencia para mantener a la segunda generación en la fe de la primera generación es desarrollar una buena comunicación con la segunda generación.

Leí un estudio recientemente que decía que el padre promedio gasta menos de 5 minutos a la semana hablando con sus hijos. La comunicación en casa es realmente deficiente.

No estoy sugiriendo hablar por hablar. Queremos que la segunda generación se contagie con nuestra pasión, nuestra visión, nuestra misión. Queremos que entiendan que Dios es real; que él es personal. Queremos que ellos se den cuenta que Dios puede ser cercano, que él se preocupa por nosotros, que él tiene cuidado de nosotros. Permítame darle dos temas muy importantes de qué hablar.

  • Primero, deberíamos comunicar eventos espirituales en nuestras vidas.

Si ha hablado de Cristo con un vecino o un compañero de trabajo, cuéntele a la segunda generación acerca de eso. Cuéntele que es lo que dijo. Cuéntele como respondió la persona. Cuéntele lo que deseó haber dicho después que se fue. Déjele saber que Dios está haciendo en su vida y a través de su vida. Comparta eventos espirituales. Se va a sorprender de cuan poco saben acerca de lo que usted hace para el Señor.

Hace un año atrás, me di cuenta de que estaba cometiendo este error con mis hijos. Y reconocí el problema cuando una vez mis hijos se colgaron de mis piernas diciendo, “no papi, no vayas a otra reunión.” Me di cuenta de que no había estado comunicando la misión a la segunda generación.

Los miércoles por la noche es cuando salgo a hacer evangelismo. Lo que empecé a hacer fue comunicarles a mis hijos lo que realmente iba a hacer. Ya no les decía que tenía otra reunión, sino que les decía, “voy a contarle a unas personas acerca de Jesús esta noche”

¿oh, en serio?

Si, y eso es muy importante ¿no es así? hay personas que no conocen al Señor así que quiero compartirles de Cristo.

Eso hizo toda la diferencia. De hecho, eso afectó como empezaron a actuar. Un par de semanas atrás, uno de mis hijos llegó a la casa y nos contó que le había contado a uno de sus amigos del jardín acerca de Jesús.

Él está agarrando la visión.

Frecuentemente, la segunda generación no escucha que está pasando en nuestras vidas porque nosotros simplemente no compartimos con ellos. Luego, con el pasar del tiempo, se aíslan más y más de lo que está pasando en nuestras vidas. Necesitamos comunicar eventos espirituales.

Quiero sugerir que esta es una maravillosa forma de compartir no solo nuestras creencias, sino nuestras convicciones con nuestros hijos. Por ejemplo, ¿lo han invitado a una fiesta por el trabajo o su compañía? Usted fue por cortesía… allí tuvo que rechazar los interminables ofrecimientos de tragos, tuvo que alejarse varias veces de algunos grupos que estaban contando historias que no quería escuchar, y tuvo que decirle que no varias veces a las secretarias que lo invitaban a bailar. ¿Recuerda cómo se sintió? ¿Ha considerado cuan poderosa puede ser esa historia para sus hijos? Ellos reciben muchísima presión en el colegio y en la universidad. Ellos piensan que usted no lo entiende, que usted no vivió lo mismo, y que de alguna forma no luchó nunca con ese tipo de cosas. Cuan poderoso seria compartir, sus luchas, sus victorias y como Dios lo está utilizando en donde sea que Dios lo ha colocado.

Cuéntele a la segunda generación lo que Dios está haciendo en su vida.

  • En segundo lugar, deberíamos comunicar nuestros sueños espirituales para sus vidas.

Es un trágico error de parte de los padres cristianos creer que, de alguna forma, la segunda generación va a saber lo que pensamos como por osmosis. Nuestros hijos no son adivinos.

Ahora, a todo esto, Buenos padres piadosos pueden tener hijos rebeldes que rehúsen seguir a Cristo. No podemos garantizar que obedezcan de corazón; o que van a adoptar nuestros valores y nuestra fe; sin embargo, aun es nuestra responsabilidad compartir nuestra fe con ellos.

Una de las formas que puede compartir y tocar las vidas de la segunda generación es tomando un tiempo con su hijo, o con ese nuevo creyente, o con esa persona que esta discipulando y diciéndole, “quiero que sepas que aprecio tal y tal cosa que veo en tu vida, Dios puede usarte grandemente.”

¿Enserio?

Si.

No podemos predecir como Dios va a usar a esa persona, pero podemos decir, y destacar aspectos positivos de la persona y comunicar como Dios puede usar todo eso para su gloria. Anime constantemente en el Señor a la segunda generación. No caiga en el error de creer que ellos ya lo saben, o que pueden percibirlo de alguna forma. Comuníqueles cuan especiales son en el Señor.

Permítame concluir con una pregunta. ¿De cual generación es usted? Es usted de la primera generación o la segunda generación. Espero que todos nos podamos identificar con la primera generación que permaneció firme en la fe, aunque literalmente seamos la segunda, tercera, o cuarta o quinta generación. Espero que esté compartiendo su pasión, su visión y su misión con la siguiente generación, porque ellos necesitan conocer a Cristo, y necesitan saber que Dios vive, que Él es poderoso y que podemos confiar en Él.

 

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey, predicado el día 02/02/1992

© Copyright 1992 Stephen Davey

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