Lección 3: Bien por la Ama de Casa

Lección 3: Bien por la Ama de Casa

Pasaje Bíblico: Jueces 4-5

¿Sabes por qué Dios nos ha dado una armadura para luchar? ¡Porque Él quiere que los creyentes luchen! ¡Dios quiere enseñarnos cómo librar la guerra espiritual! Hay un principio fundamental en esto; una verdad eterna: Dios está más interesado en desarrollar a su pueblo que en mostrar su poder. Encontremos estas y otras lecciones en este pasaje de la Escritura donde nos encontramos con la profetiza Débora y el guerrero Barac.

Introducción

Samuel Clemens, mejor conocido como Mark Twain, les dio un consejo a los padres de hijos indisciplinados. Él dijo que a los niños rebeldes había que ponerlos en un barril y alimentarlos a través de un agujero. Y luego, cuando llegaban a adolescentes, había que tapar el agujero.

Quizás este tentado a seguir su sugerencia, ¡pero no lo haga! Es nuestra naturaleza, sin embargo, reaccionar mal con niños o aun adultos indisciplinados; evitamos, o aun aislamos a la persona que miente o es molesta.

Mientras estudiamos el libro de Jueces, esperaríamos que Dios esté buscando ya un barril. Un barril lo suficientemente grande como para meter a todos los israelitas ya que constantemente estaban mintiendo, desobedeciéndole, y apartándose hacia otros dioses. Esperaríamos que Dios se hartara de ellos, los metiera en el barril, los tapara, y quizás los alimentara a través de un agujero, porque el ciclo de pecado está por comenzar devuelta.

Vayamos a Jueces capítulo 4, y veamos los versículos 1-3. Es como si el escritor estuviera diciendo, “y ahí van otra vez.”

Después de la muerte de Aod, los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová.

Y Jehová los vendió en mano de Jabín rey de Canaán, el cual reinó en Hazor; y el capitán de su ejército se llamaba Sísara, el cual habitaba en Haroset-goim.

Entonces los hijos de Israel clamaron a Jehová, porque aquél tenía novecientos carros herrados, y había oprimido con crueldad a los hijos de Israel por veinte años.

Así que Israel, otra vez por causa de su rebelión fue esclavizado por los cananeos. Los cananeos tenían más soldados, más armas, mejores estrategias. Humanamente hablando, ellos estaban en una situación desesperanzadora.

Recuerde, sin embargo, que, a pesar de las apariencias externas, el problema principal de Israel no era militar, sino espiritual. Su verdadera necesidad no eran carruajes y espadas sino una relación con el Dios que habían abandonado. Si ellos confiaban en él, él los libraría aún de esa situación humanamente imposible.

Para enseñarles esto, Dios hizo algo totalmente inusual. Él no los puso en un barril. El no levantó a un gran guerrero como Samgar, que podría enfrentar 600 filisteos con una aguijada de bueyes, como aprendimos en nuestro último estudio. El tampoco levantó a un juez como Otoniel, hombre de gran herencia familiar. Sin embargo, Dios levantó a una persona totalmente inesperada, un tipo de persona que nadie esperaría que guiara un ejército. Él levantó a alguien que le enseñaría a la nación que la batalla es del Señor y que de Él depende el protegerlos contra de los carruajes de hierro. Dios escogió una ama de casa llamada Débora.

Miremos Jueces 5:7. Este es parte del poema que Débora compuso después de la victoria que Dios le dio al ejército de Israel. Ella se describe a si misma aquí y dice.

Las aldeas quedaron abandonadas en Israel, habían decaído, hasta que yo Débora me levanté. Me levanté como madre en Israel.

Si le preguntáramos a Débora “¿cuan calificada está para liderar a millones de personas? ¿Como es que llegó a calificar para ser una jueza? Ella respondería, “la verdad es que Dios es quien califica. Ya sea una ama de casa o un abogado, él escoge y usa a quien quiere. En mi caso, yo soy solo una madre en Israel.”

Jueces capítulos 4 y 5 son realmente una historia de valentía; una historia de fe de parte de dos amas de casa que estaban dispuestas a arriesgarlo todo por su Señor.

La Condición de Israel

Comencemos nuestro estudio mirando la condición de Israel. Vayamos a Jueces 5 y a partir del poema de Débora, vamos a ver cuatro situaciones que describen condición de Israel en este tiempo en particular.

  1. Número uno, la comunicación entre las tribus era virtualmente inexistente.

Sabemos esto a partir de la última frase en Jueces 5:6. 

quedaron abandonados los caminos, y los que andaban por las sendas se apartaban por senderos torcidos.

La gente estaba tan amedrentada que ya no viajaba por caminos principales. El que viajaba, lo hacía de noche. Probablemente el sistema de correo ya no funcionaba. Las tribus estaban aisladas unas de los otras.

  1. Número dos, las ciudades estaban sobrepobladas con personas desarraigadas y desanimadas.

Se nos dice esto en la primera frase de Jueces 5:7. Las aldeas quedaron abandonadas en Israel, habían decaído…

En otras palabras, ya no habían más aldeanos. Sin protección, los granjeros y los pastores eran forzados a dejar sus tierras y mudarse a las ya sobrepobladas ciudades por protección. Es fácil imaginarse el desánimo que deben haber sentido.

  1. Número tres, las ciudades estaban bajo constante amenaza de guerra.

Note Jueces 5:8. Cuando escogían nuevos dioses, la guerra estaba a las puertas…

Esta es una referencia al hecho de que, para ese entonces, ellos estaban siendo sitiados.

  1. Número cuatro, las fuerzas militares en Israel eran pequeñas y los recursos eran escasos

Sabemos eso a partir de la segunda frase de Jueces 5:8. ¿Se veía escudo o lanza Entre cuarenta mil en Israel?

Esto nos dice dos cosas acerca del ejército de Israel

  • El ejército había sido reducido en tamaño a solo cuarenta mil.

Esto puede sonar como un gran número, pero la población de Israel era de millones. Por lo tanto, el número de soldados debía estar entre los cien miles, sin embargo, los guerreros eran solo unos cuarenta mil.

  • El ejército no tenía armas para pelear.

Este ejército, según Jueces 5:8, no tenía escudos ni lanzas.

¿Y contra quien debía pelear Israel? Contra Jabin rey de Canaán y Sísara quienes estaban armados con 900 carros herrados. Esto era, a todo esto, lo último en equipamiento de guerra en aquel día.

Así que los israelitas estaban desunidos, desanimados, y desarmados. ¿Por qué? Leemos la respuesta en Jueces 5:8. Leámoslo nuevamente.

Escogían nuevos dioses…

Estas tres palabras resumen la respuesta. Esta es la mentira de Satanás. Él dice que entrar en algún tipo de actividad pecaminosa es liberador. Él dice, “sácate esas cadenas morales y ven a pasar un buen tiempo. Vive la vida, eso es libertad.

No, eso es esclavitud.

Tengo un amigo creyente, con el que he llorado y he orado por un tiempo. Él está luchando con terminar una adicción de 20 años con la pornografía. Él se ha consagrado a Cristo, pero ahora está luchando duramente con esto que lo estuvo esclavizando por años y busca seguir esclavizándolo. Todo comenzó cuando era joven y pensaba, “es solo un momento de libertad.” No lo fue.

Ese pecado esclavizó su alma, como cualquier hábito pecaminoso lo hace. El pecado de la nación de Israel ha provocado ahora que estén esclavizados y aterrorizados por un hombre con 900 carruajes herrados.

Una Ama de Casa Llamada Débora es Escogida

Ahora, ¿a quién escoge Dios en esta situación tan difícil? El escoge a una ama de casa.

No sabemos mucho acerca de esta interesante mujer, Débora. No se nos dice nada de su familia ni aun de que tribu era ella. Jueces 4 nos entrega lo poco que sabemos acerca de ella. Sabemos lo siguiente.

  • Jueces 4:4 dice que el nombre de su esposo era Lapidot, y eso no dice mucho acerca de él tampoco.
  • Jueces 4:4 también nos dice cuál era su don. Ella es llamada una profetisa. Hay tres profetisas en el Antiguo Testamento – Miriam, Hulda, y Débora – quienes recibieron revelación de Dios.
  • Jueces 4:5 habla de que Débora se sentaba debajo de una palmera y juzgaba. Esto es probablemente lo más cercano a nuestro concepto de lo que es un juez. Esta madre, con el discernimiento divino que había recibido, se sentaba y daba su veredicto en los casos que le presentaban.

Es interesante que en lo que tiene que ver con guerra, Débora no sale a pelear. Dios va a levantar a un general con el nombre de Barac, quien va a liderar el ejército.

Sabemos aún menos acerca de Barac. No sabemos si él tenía experiencia en combate ni nada por el estilo. En Jueces 4:6, Débora manda a traer a Barac y tampoco se nos dice mucho acerca de este encuentro. No hay registro de un plan de ataque, nada. Débora simplemente dice, “ve a pelear contra Jabín.”

La respuesta de Barac es un poco vergonzosa, sin embargo. Leamos Jueces 4:8.

Barac le respondió: Si tú fueres conmigo, yo iré; pero si no fueres conmigo, no iré.

Esto no suena como un gran guerrero – suena más como un cobarde.

Débora responde, probablemente dándole una palmadita en su casco, en Jueces 4:9.

Iré contigo; mas no será tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque en mano de mujer venderá Jehová a Sísara…

No vamos a estudiar esa parte de la historia, pero sabemos que el nombre de esta otra mujer es Jael. Sísara huye de la batalla y se encuentra con la tienda de Jael. Ella le provee un lugar para refugiarse y él se va a dormir. Mientras Sísera está durmiendo, Jael le clava una estaca en la cabeza y lo mata; una forma bastante macabra de morir, pero fue la forma en que Jael manejó la situación (Jueces 4:17-22).

 

Razones por la que Israel tuvo Éxito

En estos capítulos de Jueces encontramos la historia del éxito de los israelitas en contra de sus enemigos, Jabín, el rey de Canaán, y su brillante general, Sísera. Se dan unas razones en el poema de Débora por las cuales Israel tuvo éxito. Permítame darle tres de ellas.

  1. Primero, la gente se ofreció sin titubear.

A todo esto, esa es la misma razón por la que todo creyente puede tener éxito en su caminar con Cristo. Así es como una iglesia puede permanecer fuerte y efectiva. Esto es cuando usted y yo, sin titubear respondemos al llamado de Dios diciendo, “aquí estoy; heme aquí, envíame a mí.”

Note Jueces 4:10.

Y juntó Barac a Zabulón y a Neftalí en Cedes, y subió con diez mil hombres a su mando; y Débora subió con él.

En caso de lo haya pasado por alto, este versículo está diciendo que 10 mil hombres se ofrecieron en el momento para pelear.

Las tribus que pelearon

Hubieron realmente tres tribus que pelearon con Barac. Volvamos a Jueces 5 para ver cuáles son.

  • La primera tribu es la tribu de Isacar

Note Jueces 5:15. Caudillos también de Isacar fueron con Débora; y como Barac, también Isacar. Se precipitó a pie en el valle.

Barac está liderando y este pequeño grupo de hombres va corriendo hacia el valle detrás de él.

  • La otra tribu es la tribu de Zabulón

Leamos Jueces 5:18.

El pueblo de Zabulón expuso su vida a la muerte…

Eso puede sonar a como si no se preocuparan mucho por sí mismos. Sin embargo, esta es una expresión idiomática en hebreo que significa literalmente, que estaban dispuestos a morir por esta causa.

  • La tercera tribu que peleo con Barac es la tribu de Neftalí

Continuemos en la última parte de Jueces 5:18. Y Neftalí en las alturas del campo.

La frase, “las alturas del campo” significa que los voluntarios de esta tribu estaban pidiendo el punto más difícil de la batalla.

¿Que motivó a estas tribus a hacer algo como eso? Débora nos dice cuál es el verdadero motivo en Jueces 5:31. Esto debería ser nuestro motivo para servir efectiva y diligentemente también.

Así perezcan todos tus enemigos, oh Jehová; más los que te aman, sean como el sol cuando sale en su fuerza…

¿Cuál era su motivo? Era su amor por Dios que los motivaba a ir a la batalla.

El apóstol Pablo dijo, “el amor de Cristo nos constriñe, es como que me fuerza a hacer lo que hago (2 Corintios 5:14) lo amo tanto.”

Pienso que la razón por la que muchos cristianos no se ofrecen para servir a Cristo es porque tienen un afecto religioso por Dios. O sea, les gusta venir a la iglesia el domingo y sienten cosas lindas por Dios, pero del lunes al sábado, Dios apenas pasa por su mente.

Estas tribus amaban a Dios.

Es maravilloso ver en las vidas de personas como el amor a Dios motiva al servicio. Recientemente recibí una carta de una anciana de 99 años que vive en Nueva York. Ella ora por nuestra iglesia cada día – ella ora por cada miembro de la iglesia y por mí, como pastor. Ella pronto va a cumplir 100 años y en su carta me escribió, “estoy a punto de cumplir cien años y espero traer a alguien más a Cristo antes de mi cumpleaños.”

Esta señora apenas puede moverse por su artritis y todos los dolores de su vejez. ¿Como es que va a poder servir a Cristo en esa condición? Eso no es lo que importa – todo lo que importa es que ella ama al Señor con todo su corazón. Las oportunidades de servicio se van a dar porque ella ama al Señor.

Cuantas veces vemos el servicio como una obligación, o algo que simplemente tenemos que hacer y nos olvidamos del motivo principal – que amamos a Jesucristo.

Miremos la segunda razón por la que los israelitas tuvieron éxito.

  1. En segundo lugar, los israelitas confiaron en Dios y no pidieron explicaciones.

La pelea toma lugar en el valle de Jezreel. Esto incluye la rivera de Cisón, la cual era una superficie seca y plana. Este era el lugar perfecto para los carruajes herrados de Sísera, pero el peor lugar posible para el pequeño ejército israelita. Sin embargo, Dios le reveló a Barac través de Débora que ahí era exactamente donde debían pelear.

Así que los soldados israelitas preguntan, “okay, Barac, aquí estamos los 10 mil soldados, listos para ir a la batalla. ¿Donde vamos a pelear? ¿Cuál es la estrategia?

 “Bueno, vamos a posicionarnos sobre la ladera de esta montaña. ¿quien tiene alguna espada? listo, vamos a repartirlas y compartirlas. Vamos a bajar de la ladera y vamos a ir de frente a enfrentar los carruajes herrados de Jabín. Ese es el plan”

Esto sería como ir con pistolas de agua en contra de un ejército de tanques o pelear con aviones de papel contra un grupo aviones F-16.

No tenía ningún sentido; no había ninguna explicación. Pero tampoco leemos de alguno que se fue a casa. 10 mil hombres dijeron, “Cuenta conmigo.”

Las tribus que no pelearon.

Notemos brevemente las cuatro tribus que no quisieron pelear. Una de las partes más tristes de la canción de Débora es cuando ella revela los nombres de las tribus que no quisieron ayudar en la guerra. Me tomé la libertad de agregarles un sobrenombre a cada una de estas tribus.

En primer lugar, tenemos a la tribu de,

  • Rubén – la tribu de 1º de enero.

Leamos Jueces 5:15-16.

Entre las familias de Rubén hubo grandes resoluciones del corazón.

¿Por qué te quedaste entre los rediles, para oír los balidos de los rebaños?

Entre las familias de Rubén hubo grandes propósitos del corazón.

Esta tribu oyó las noticias y entendió la necesidad que había de personas para que se unieran al ejército. Ellos tuvieron grandes propósitos en su corazón, dice la escritura; ellos pensaron acerca de lo que habían escuchado e incluso hicieron grandes resoluciones. Estoy seguro de que tuvieron resoluciones maravillosas, pero nunca la tradujeron en acciones.

Las resoluciones de nuevo año no siempre se transforman en acciones de año nuevo. Es un peligro constante para el cristiano el sentirse movido emocionales, de tener grandes resoluciones en el corazón, pero nunca traducirlos a la acción y dejar el rebaño para encabezar la batalla.

  • Galaad – tribu que no ve, corazón que no siente.

Note Jueces 5:17. Galaad se quedó al otro lado del Jordán;

Esta es una frase que dice muchísimo. Galaad no es el nombre de una tribu sino de dos. Es una combinación de la tribu de Gad y la media tribu de Manases. Estas tribus, como recordará a partir de nuestros estudios en el libro de Josué, habían escogido quedarse fuera de Canaán, del otro lado del rio Jordán.

También recordará que para estas tribus fue tan importante mantener la conexión entre ellos y el resto del pueblo que estaba del otro lado del río, que habían construido un enorme altar. Este altar representaba que, a pesar de la distancia, ellos siempre estarían ligados; que había un sentido de unidad; que ellos pertenecían al pueblo de Israel y que nunca se olvidarían el uno del otro (Josué 22). Este altar también debía servir para enseñar a la siguiente generación acerca de esta unión. Cuando sus hijos crecieran, ellos señalarían al altar y dirían, “¿ves ese altar? Esa es la prueba de que somos parte del pueblo de Dios que se encuentra del otro lado del río. Nuestro corazón está con ellos y vamos a ayudarlos en cualquier forma que podamos.

¿Qué pasó un par de generaciones más tarde? Una frase lo dice todo, “Galaad permaneció al otro lado del Jordán.”

Ellos estaban diciendo, “bueno, esa es su pelea. No nos vamos a meter. Si estuviéramos más cerca de la situación, quizás podríamos ayudar. Vamos a orar por ellos y esperar que todo salga bien.”

  • Dan – la tribu “ya intenté una vez y falle”

Débora continúa su canción, revelando su triste pregunta en la siguiente frase en Jueces 5:17. Y Dan, ¿por qué se estuvo junto a las naves?

La respuesta se encuentra en Jueces 1, que nos dice cómo esta tribu fracasó en un principio en su intento de sacar a los amorreos de su tierra. Como resultado, la tribu se fue a las montañas y eventualmente perdió toda esperanza de ganar el territorio que les pertenecía.

En este versículo leemos que los miembros de estas tribus están en botes y barcos. Un clásico. Es como si ya hubieran empacado y estuvieran listos para zarpar en caso de que la batalla no terminara bien.

Esto es como si un soldado fuera llamado para ir a una guerra y mientras esta empacando, su esposa está hablando con una funeraria acerca de arreglos florales.

No es muy alentador. Y Débora dice, “Porque, Dan, porque te quedaste en tus naves y no viniste a ayudar”

Su respuesta probablemente habría sido, “Intentamos al principio y no funcionó. Estamos contentos de calentar la banca por ahora. Vamos a preocuparnos de nuestros intereses y nos vamos a asegurar de permanecer seguros.”

Que forma más patética de vivir.

  • Aser – la tribu ocupada en sus negocios.

Mire la última parte de Jueces 5:16. Se mantuvo Aser a la ribera del mar, y se quedó en sus puertos.

Aser vivía en la costa de Fenicia y estaba enfocada completamente en su trabajo – sus tierras, sus naves, sus puertos, sus negocios. Ellos habrían dicho, “Dios nos dio esta tierra. Dios nos dio estas posesiones. Dios nos dio este negocio.”

Y Él realmente lo había hecho. Pero por el momento, Dios quería que dejaran todo a un lado y fueran a pelear. Cuando termine la guerra, vuelvan a sus negocios, pero ahora necesitan ir a ayudar a sus tribus hermanas.

Lo que sonaba razonable era en realidad, una falta de visión por la obra de Dios; una falta amor por la obra de Dios; un egoísmo que no les permitía ver la misión que Dios quería lograr. El resultado fue que de Aser no hubieron voluntarios para la batalla.

Es trágico que después de esto

  • Aser, excepto por una breve mención en la vida de Gedeón, desapareció de escena.
  • Dan se metió de narices en la apostasía
  • Galaad sufrió ataques repetidamente y perdió muchas batallas hasta llegar a ser una de las tribus más pequeñas e insignificantes de Israel.

Querido oyente, no podemos huir de la batalla. involucrémonos en la obra y la misión de Cristo, preocupémonos por otros creyentes; involucrémonos en la obra de Dios y la causa Cristo a través de su iglesia.

Las otras tribus tuvieron éxito, porque

  • Se ofrecieron sin titubear
  • Confiaron en Dios y no pidieron explicaciones

Permítame ahora darle una tercera razón por la que tuvieron éxito.

  1. Tercero, los israelitas le dieron todo crédito a Dios.

En el día de la victoria, Débora compuso un poema que expresaba el corazón de todos los israelitas que habían sido liberados ese día. Jueces capitulo 5 es ese poema, el cual expresa el gozo de haber ganado la batalla. Note quien recibe todo el crédito por la victoria. Mire, en el versículo 3, a quien atribuyen los Israelitas como el responsable de la victoria.

Oíd, reyes; escuchad, oh príncipes; Yo cantaré a Jehová, Cantaré salmos a Jehová, el Dios de Israel.

En otras palabras, “la batalla es del Señor”.

Ahora, aún nos preguntamos, “que paso ese día en el valle de Jezreel, en la seca ribera de Cisón.

No se nos dice nada en Jueces 4, más de lo que encontramos en el versículo 15.

Jehová quebrantó a Sísara, a todos sus carros y a todo su ejército, a filo de espada delante de Barac; y Sísara descendió del carro, y huyó a pie.

Jueces 5:19-21 provee la respuesta. Esta es la explicación de Débora, y es la única descripción del evento que tenemos, así que leámosla cuidadosamente.

Vinieron reyes y pelearon;
Entonces pelearon los reyes de Canaán,
En Taanac, junto a las aguas de Meguido,
Mas no llevaron ganancia alguna de dinero.
Desde los cielos pelearon las estrellas;
Desde sus órbitas pelearon contra Sísara.

Esta es una referencia a una intervención sobrenatural. Como fue exactamente esta intervención se nos dice en el versículo 21.

Los barrió el torrente de Cisón,
El antiguo torrente, el torrente de Cisón.
Marcha, oh alma mía, con poder.

En otras palabras, Cisón, que era la rivera de un rio seco, experimentó una tormenta repentina, justo en el momento indicado.

Josefo, un historiador judío que vivió y escribió durante el tiempo de Cristo, dijo que esta tormenta tuvo granizo, lluvia y truenos. Esta no era una tormenta común, sino una tormenta fuerte y violenta.

Esa rivera llana y seca que había sido perfecta para los carruajes herrados, ahora se había convertido en el peor lugar para ellos. Sin embargo, este se convirtió en el lugar perfecto para estos soldados livianos, sin muchas armas y a pie. Lo que parecía un plan de batalla suicida – un ejército ligero, apenas armado contra un ejército con muchas armas pesadas y carruajes – se convirtió en un plan brillante.

Rob Roy escribió,

Algunos tramos de la superficie de esta explanada eran como barro pegajoso. Cuando los caballos pasaban por esos lugares, Generalmente quedaban atrapados porque no podían sacar sus patas del barro. Si un caballo metía su pata, el tiempo suficiente como para que el barro se le pegara, le sería prácticamente imposible volver a sacar la pata. El caballo empezaría a entrar en pánico. Saltaría, haría movimientos cortos, rápidos y bruscos. Empezaría a resoplar con terror y a jadear salvajemente.

Lo que hace que esta intervención divina sea aún más interesante, es que Baal, el dios de los cananeos, supuestamente era el dios de la tormenta. Y sin embargo vemos como una tormenta fue la que derrotó al ejército cananeo. Dios dejo en claro que él era el verdadero Dios y que Él estaba en control de la lluvia.

Esta tormenta derrotó a los soldados enemigos y a Sísara, el gran general. Ellos tuvieron que dejar sus famosos carruajes y correr por sus vidas. Mientras huía, Sísara buscó refugio en la tienda de una ama de casa llamada Jael, y mientras el dormía, ella lo mató.

La batalla había sido ganada.

Conclusión

Antes de concluir, me gustaría volver a un pasaje muy importante en Jueces capítulo 3. Allí vamos a tener la respuesta a una pregunta que quizás haya tenido en mente durante todo este estudio.

La pregunta es, ¿porque Dios no arrasó con Jabín y Sísara, y los cananeos en el momento en que Israel pidió ayuda? ¿Porque Dios pidió personas para que dieran un paso al frente y corrieran por la montaña para enfrentar a los cananeos con sus carruajes? ¿porque Dios no simplemente se deshizo de estos enemigos, en vez de pedirle a los israelitas que se enlistaran en esta misión aparentemente suicida? ¿Porque Dios no simplemente se encargó de los enemigos de Israel, tan pronto como vio a los israelitas arrodillarse y pidiendo perdón por sus pecados? ¿porque esperó hasta el último segundo? ¿Porque hizo que su pueblo atravesara todo ese problema?

Descubrimos la razón en Jueces 3. Los versículos 1 al 2 dicen así.

Éstas, pues, son las naciones que dejó Jehová para probar con ellas a Israel, a todos aquellos que no habían conocido todas las guerras de Canaán; solamente para que el linaje de los hijos de Israel conociese la guerra, para que la enseñasen a los que antes no la habían conocido.

¿Sabe porque Dios dejo a los enemigos en la tierra?  ¿sabe porque Dios deja enemigos que vencer, y problemas que superar en su vida?

Dios quiere enseñarnos como se pelean las batallas.Dios quiere que como creyentes no nos quedemos en nuestros barcos o en el puerto, o del otro lado del Jordán. Dios quiere enseñarnos como se pelea una batalla espiritual. Como permanecer firme.

Y hay un principio fundamental que debemos aprender acerca de esto, y es que,

Dios está más interesado en desarrollar a su gente que en desplegar su poder.

Dios quiere que nos preparemos en la ladera de la montaña y que le echemos un buen vistazo a los carruajes de hierro. A veces, Él permite que el enemigo sobrepase nuestras fuerzas para así dejar de confiar en nosotros mismos, y caer de rodillas en oración. Dios quiere que aprendamos a como permanecer firme y como pelear nuestras batallas.

Quizás usted se ha rendido ya y piensa, “ya trate antes y no gane. Voy a seguir yendo a la iglesia, voy a tratar de ser un buen padre, una buena persona, pero no me gusta cómo se ven esos enemigos; no me gusta esta batalla espiritual y esta vida de confiar en Dios, así que simplemente me voy a quedar en mi barco.”

Entienda que Dios quiere que aprenda como se pelean las batallas, y tiene la gracia suficiente como para enseñarle.

Hay un libro que leí hace un tiempo atrás y realmente me gustó. Es titulado, Un vistazo al interior del Zoológico. Fue escrito por Gary Richmond, un miembro del cuerpo pastoral en la iglesia de Chuck Swindoll. Gary solía trabajar en el Zoológico de Los Ángeles y en este libro escribió bastantes historias acerca de sus experiencias con los animales.

Una historia que me fascinó fue la de una mama jirafa que estaba a punto de dar a luz. Gary dijo que fue algo que él nunca había visto antes, y que todo el personal del zoológico estaba ahí para mirar. Este iba a ser un nacimiento algo inusual porque las mamas jirafa dan a luz paradas. Lo que significa que él bebe cae unos 2 metros hacia el suelo. No la mejor forma de ser recibido en este mundo.

El personal del zoológico miraba este acontecimiento. El bebé jirafa cayó y luego miró algo confundido hacia su alrededor. Los bebes jirafa, a todo esto, son capaces de caminar, casi inmediatamente después de nacer. Todos estaban aplaudiendo y el bebé jirafa estaba ahí mirando alrededor.

Y de repente, la mama jirafa simplemente le pegó una patada. Y después le pegó otra y otra más así que pregunté en voz alta “¿que está pasando? ¡que madre más cruel! El cuidador me dijo, “no, eso es normal. Ese bebe tiene que ponerse de pie y tiene que aprender a hacerlo rápido; porque en su hábitat natural, ellos son la presa.”

Ese bebe jirafa estiró sus patas y se levantó. Tambaleó un poco y todos aplaudieron. Pero de repente, la mamá jirafa le pegó otra patada a su bebe y lo tiró suelo. Gary dijo, “okey, es tiempo de hacer algo y detener a esa madre jirafa”. El cuidador dijo, “no, no, esto es normal. La madre quiere que el bebé recuerde como fue que se levantó.”

Quizás ahora se encuentre tirado en el suelo y Dios este tratado de enseñarle como levantarse y permanecer de pie y pelear sus batallas confiando en Él. Nunca lo olvide… sin importar como se vean las circunstancias, la batalla es siempre del Señor, y Él siempre está al control.

 

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey, predicado el día 16/02/1992

© Copyright 1992 Stephen Davey

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