Lección Travesía Bíblica

Lección 361: Cuando la Voluntad de Dios Pone la Vida de Cabeza

Pasaje Bíblico: Lucas 1:1-38.
A menudo, podemos pasar por alto algunas de las obras más grandes de Dios porque Él está obrando a través de creyentes comunes y humildes como Zacarías, Elisabet y María. Ellos nos demuestran que Dios no nos llama a ser grandes personas en este mundo, sino a ser personas de gran fe.

Transcripción

En nuestra Travesía Bíblica a través de los Evangelios, hemos estudiado las realidades de la vida de Jesús antes de nacer; notamos la inusual declaración de gracia en las mujeres que Mateo incluyó en la genealogía de Jesús. Ahora es momento de pasar al comienzo del Evangelio de Lucas y escuchar dos anuncios angélicos diferentes. Y, le digo, estos ángeles y sus anuncios van a poner unas vidas de cabeza.

Lucas 1, versículo 3 dice que está presentando un “relato ordenado” de la vida y obra de Cristo. Lucas no es un testigo de los eventos, pero ha investigado, ha entrevistado a diferentes personas y apóstoles; y en el proceso, el Espíritu de Dios lo ha guiado, inspirado, al escribir este relato. Y lo está escribiendo para un gentil llamado Teófilo.

En el versículo 4, Lucas le dice a Teófilo que su propósito fue que “conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido.” (Lucas 1:4). Por cierto, Teófilo es el recipiente del libro de los Hechos también. Por lo tanto, el Evangelio de Lucas es el volumen 1, y el libro de Hechos el volumen 2. Ambos escritos por el Dr. Lucas.

Primera Visitación Angélica: Zacarías

A continuación, Lucas escribe la primera visitación. Un ángel va a aparecerse a un sacerdote llamado Zacarías. Se nos dice en el versículo 5, que sirvió “en los días de Herodes, rey de Judea”. Este era Herodes el Grande, un gobernante malvado y loco que estaba muy celoso de su poder. Su título favorito era, “Rey de los judíos”.

Para ganar la aprobación judía, Herodes amplió y embelleció el templo de Jerusalén. Escribiendo en el primer siglo, el historiador Josefo, describió el templo como un magnífico edificio hecho de piedra, gran parte cubierto con “grandes placas de oro macizo”. Josefo escribió que al salir el sol se reflejaba la luz en el oro con tal brillo que debía cubrirse los ojos.[1]

Bueno, en esos tiempos, el versículo 5 dice: “Hubo un sacerdote llamado Zacarías… y su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet.” Lucas describe a esta pareja piadosa en el versículo 6:

Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. No tenían hijos, porque Elisabet era estéril, y ambos eran de edad avanzada. (Lucas 1:6-7)

Es importante entender, que no tener un hijo se veía en esos días como un juicio de Dios, tal vez por un pecado sin confesar – algún pecado secreto. Pero su esterilidad claramente no era por un pecado; eran piadosos. Era el resultado del plan de Dios.

Mientras Zacarías sirve en el templo, se nos dice en el versículo 9 que “fue escogido por sorteo para entrar al templo del Señor y quemar incienso” (Lucas 1:9). Muchos sacerdotes no lograban entrar en el Lugar Santo en toda su vida, ahí estaba el pan, los candelabros y el altar del incienso. Y podían hacerlo solo una vez si eran sorteados. Así que esta es una oportunidad única para Zacarías.

El versículo 10 dice: ” Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso.” Zacarías entra en el Lugar Santo, justo afuera del Lugar Santísimo, y puedo imaginarlo, con manos temblorosas, rociando incienso sobre las brasas del altar mientras el humo perfumado comienza a subir. Y, de repente, Zacarías se da cuenta de que no está solo allí.

El versículo 11 dice: Y se le apareció un ángel del Señor… Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor. ¡Me lo imagino! El ángel habla en el versículo 13:

Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan“. (Lucas 1:13)

 ¿Puede imaginárselo? Zacarías, tú y tu esposa tendrán un bebé, y su ministerio cuando crezca será – versículo 17 – “preparar al Señor un pueblo bien dispuesto”.

La respuesta de Zacarías no es “Aleluya” como podría pensar, sino “¿Cómo?” “¿Cómo podré saber esto?” (LBLA), pregunta en el versículo 18. O sea, “¡Esto es increíble! No puedo creerlo ¿Puedes darme una prueba de que Dios hará esto?”

Y así, tal como Abraham y Sara dudaron de que Dios podía hacerles concebir al antepasado del Mesías, Zacarías no cree que Dios puede hacerles concebir al precursor del Mesías.

El ángel responde en el versículo 19: “Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios”. Él está diciendo: “¿Qué más necesitas para creerle a Dios? Tienes a un ángel parado frente a ti que viene de estar con Dios. Bueno, si quieres más prueba, aquí está”:

“[Zacarías,] quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el día en que esto se haga, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo.(Lucas 1:20)

Nos cuenta la historia que era costumbre del sacerdote ofrecer incienso, después salir y pararse en el pórtico del templo, y bendecir a la gente. Pero Zacarías no puede hablar. De hecho, no podrá hablar por los próximos nueve meses.[2]

¿Se imagina su frustración? Hay tanto que contar. Un ángel lo visitó. Y no puede decir nada. Bueno, esto llama la atención de Zacarías y la de su esposa también, y va a desarrollar su fe estos meses, para confiar en la voz de Dios.

Segunda Visitación Angélica: María

Ahora bien, el ángel Gabriel está por poner de cabeza la vida de otra pareja. Leemos en el versículo 26:

Al sexto mes [es decir, del embarazo de Elisabet], el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. (Lucas 1:26-27)

Gabriel va y saluda a María en nombre de Dios y va directo al grano – versículo 31:

Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. (Lucas 1:31-33)

No puede haber duda para María de que el niño es el Mesías prometido. Cumplirá el pacto davídico (2 Samuel 7) Va a ser el rey por siempre. Él único Hijo de Dios se llamará Jesús, que significa: “Jehová salva”.

María tambalea bajo el peso de esta noticia. Versículo 34: ” María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón.” Y el ángel responde en el versículo 35:

El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.

La palabra griega para “cubrir” se usa en la traducción griega del Antiguo Testamento para la gloria de la presencia de Dios en el Lugar Santísimo. Gabriel ahora le dice a María que su pariente Elisabet también está embarazada en su vejez. Gabriel dice en el versículo 37: “nada hay imposible para Dios” (versículo 37).

María responde con gran fe y confianza en el versículo 38, y dice con entrega: “He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra.”

Esta no era una sumisión cualquiera. María y, más tarde, José van a tener que revelar que, ahora está embarazada, y no es de José. No están casados oficialmente aún. Al rendirse a la voluntad de Dios, ambos comienzan una vida que sufrirá calumnia y burlas y sufrimiento.

Tal vez ahora por seguir la voluntad de Dios sufre dificultades y sufrimiento, tal vez burlas y difamación. Quiero que todos digamos al Señor, incluso hoy, el mismo testimonio de entrega: “Yo soy tu siervo, Dios. Haz en mi lo que quieras. Yo me entrego a Ti hoy”.

 

[1] Citado en Warren Wiersbe, Be Compassionate (Victor Books, 1988), pág. 14.

[2] R. Kent Hughes, Luke, Volumen Uno (Crossway Books, 1998), pág. 26.