Lección Travesía Bíblica

Navegando por los Evangelios

Lección 377: Demostrando Autoridad Divina

Pasajes Bíblicos Estudiados: Mateo 9:1-17; Marcos 2:1-22; Lucas 5:17-39

Jesucristo se centró en la verdad y en las necesidades espirituales de las personas. Nunca permitió que estas prioridades fueran desviadas por doctrinas, opiniones y costumbres humanas. Haríamos bien en seguir su ejemplo.

Las “Leyes” de los Escribas y Fariseos

Al zarpar hoy en nuestra Travesía Bíblica, Jesús está llegando a su hogar en Capernaúm. Las noticias de que esta en el pueblo se propagan por todos lados. De hecho, esta es la primera vez registrada que líderes religiosos aparecen para escuchar la predicación de Jesús.

Lucas capítulo 5 retoma la historia, mientras estudiamos cronológicamente, y el próximo evento que vemos aquí, está en el versículo 17. Nos dice que los fariseos están allí. Los escribas, que eran expertos en la ley mosaica. Probablemente están escribiendo todo lo que Jesús dice para poder encontrar algún error legal en su enseñanza.

Por cierto, el nombre fariseo significa “el que está separado”. Durante los 400 años entre Malaquías y Mateo – esos años de silencio cuando Dios no había hablado este grupo creció en prominencia entre hombres muy comprometidos con la ley de Moisés. El problema es que agregaron a la ley miles de normas y reglamentos. Déjeme darle un ejemplo: la ley requería que no se debía trabajar el sábado. Pero surgió la pregunta de ¿qué se considera exactamente como trabajo? Así, los fariseos definieron el trabajo en treinta y nueve categorías, y cada categoría se subdividía en miles de reglas inventadas.[1]

Por ejemplo, llevar una carga, obviamente, era un trabajo, pero había que definir lo que significa una carga. Así que debatían si debían levantar a un niño o levantar y mover una silla. Y, a todo esto, ¿cuánta comida sería una carga? Entonces, decidieron si puede creerlo que podía llevar a su boca suficiente leche para un trago y no sería carga. O la comida en su cuchara debía pesar menos de un higo seco.[2]

Déjeme decirle, un higo seco probablemente pesaba menos que una dona cubierta con chocolate, así que no habría sido un buen fariseo especialmente los sábados.

Bueno, aquí están todos estos fariseos y escribas sentados en esta casa, esperando atrapar a Jesús en alguna pequeña infracción de la ley. Bueno, Jesús está a por darles lo que buscan.

Jesús Sana y Salva a un Paralítico el Sábado

El versículo 18 dice

Unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico, procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él. Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho, poniéndole en medio, delante de Jesús. Lucas 5:18-19

Según los fariseos, la enfermedad física era una señal del enojo de Dios. Así que, cuando bajan a este hombre por el techo y llega hasta el suelo a los fariseos y escribas, bueno, francamente no les preocupa en lo más mínimo. Pero Jesús se va a enfocar en su fe y la fe de sus amigos y dice en el versículo 20: “Hombre, tus pecados te son perdonados” (versículo 20).

Los fariseos y escribas casi se caen de espaldas, y se dicen unos a otros en el versículo 21: “¿Quién es éste que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?”

No lo dicen en voz alta, sino que lo piensan. Imagine su sorpresa cuando Jesús demuestra que el conoce lo que piensan. Versículo 22:

¿Por qué razonan en sus corazones? ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y anda”? Lucas 5:22-23 NBLA

Obviamente, es más fácil decir que sus pecados son perdonados, O sea, ¿quién puede probar si lo son o no? Jesús continúa en el versículo 24

Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. Al instante, levantándose en presencia de ellos, y tomando el lecho en que estaba acostado, se fue a su casa, glorificando a Dios. (Lucas 5:24-25)

¡Que le pueden decir!

¡Como le pueden responder!

¡Jesús obviamente tiene la autoridad divina para perdonar pecados! Y esta sanidad física aquí es prueba de la afirmación de que puede – perdonar pecados.

Jesús Llama a Mateo

El siguiente incidente que vemos, registrado en Mateo, Marcos y Lucas, demuestra su autoridad para transformar nuestras vidas. Luego de sanar a este hombre paralítico, Jesús continúa andando por la región de Galilea. Y se encuentra con un hombre llamado Leví, que también se llama Mateo un recaudador de impuestos.

Él básicamente había vendido su lealtad a roma para trabajar para ellos y cobrarles impuestos a sus compatriotas

El gobierno romano determinaría la cantidad de ingresos para recaudar en un distrito; el recaudador de impuestos aumentaría los precios sacaría ganancias cobrando más de lo que pedía Roma.

Así que, a costa del pueblo, vivía en prosperidad.

Entonces, el pueblo consideraba a esta persona como un codicioso, ladrón, un traidor que había abandonado a su pueblo y obviamente también abandonado a su Dios.

Pero los tres Evangelios muestran que Jesús simplemente le dijo: “Sígueme”. Eso es. Jesús sabía todo acerca de Mateo, y aun así lo invitó a seguirlo. 

Lucas 5, versículo 28 lo expresa de esta manera: “Y dejándolo todo, [Mateo] se levantó y lo siguió”. Imagine. Jesús le está diciendo: “Mateo, yo sé quién tu eres, y sé lo que has hecho; pero también sé lo que puedes ser, si tú me sigues”. Y Mateo hace eso mismo.

El evangelio es la misma invitación hoy en día. Jesús sabe quién eres; Él sabe qué has hecho; pero Él también sabe lo que puedes ser, si tú lo sigues.

Ahora, aquí, en el versículo 29, Mateo organiza una gran fiesta. Él hace un “gran banquete” para Jesús. Y leemos que invita a un montón de cobradores de impuestos al banquete. Los fariseos no pueden creerlo. Y es que, ellos estarían pensando: “Si Jesús fuera lo que él dice que él es, habría buscado nuestra compañía en lugar de la compañía de cobradores de impuestos”.[3] Esto es como invitar al cártel de drogas. Esto es como invitar a la mafia para la cena. ¡Estas no son personas de bien!

Jesús escucha su queja y responde en el versículo 31:

Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento. (Lucas 5:31-32)

La salvación de Mateo tiene dos lecciones para nosotros. Primero, todo incrédulo puede hallar redención. Mateo era esencialmente un criminal despiadado. Hoy lo podríamos comparar, como mencioné a un, a un corrupto miembro de la mafia, extorsionando a su propia gente. Pero no estaba fuera del alcance del evangelio. Así que, no quite a esa persona de su lista de oración. Todo incrédulo puede hallar redención.

Segundo, aquí hay otra lección: todo creyente tiene una gran responsabilidad. Es nuestra responsabilidad invitar a otros a conocer a Jesús. Mire a Mateo llenando su casa con incrédulos. ¿No debería primero ir a una clase de evangelismo? ¿Sabe él todas las respuestas? ¿acaso ahora sabe de apologética? No, él solo sabe que Jesús lo salvó. Eso lo puede compartir.

Jesús Demuestra su Autoridad sobre las Tradiciones Religiosas

El siguiente evento cronológicamente en el ministerio de Jesús, que es la forma en que estudiamos los Evangelios en esta Travesía, lo encontramos en el evangelio de Marcos 2:18. Aquí Jesús está a punto de demostrar su autoridad sobre las tradiciones religiosas. Algunas personas le preguntan a Jesús: ¿Por qué los discípulos de Juan [el bautista] y los de los fariseos ayunan, y tus discípulos no ayunan? ” (Marcos 2:18).

De acuerdo con la ley de Moisés, se requería que uno ayunara solo un día al año, en el Día de la Expiación. Se podía ayunar voluntariamente para enfocarse en la oración pasar tiempo con el Señor pero ahora, cada semana los fariseos ayunaban dos veces.[4]

Y responde en el versículo 19: “¿Acaso pueden ayunar los acompañantes del novio mientras el novio está con ellos? Mientras tienen al novio con ellos, no pueden ayunar.” O sea, Jesús dice: “Soy el Novio. Mientras yo esté aquí, estamos celebrando. Celebramos una boda por así decir. No vamos a ayunar.”.

Jesús aclara lo que dice con una ilustración en el versículo 21:

Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera, el mismo remiendo nuevo tira de lo viejo, y se hace peor la rotura.

O sea, tratar de coser algo nuevo sobre algo viejo lo va a terminar rompiendo cuando el nuevo material se encoja. Y este es el punto: Tratar de unir el nuevo evangelio a la vieja tela de la tradición religiosa no va a funcionar.[5]

Jesús ilustra este principio en el versículo 22, diciendo que no se echa vino nuevo en unos odres viejos porque el vino nuevo se expande cuando fermenta y va a romper esos odres viejos.

Aquí, Jesús dice: estoy trayendo este fresco evangelio de la gracia que no se puede mezclar con sus viejas leyes y regulaciones religiosas. Y no está hablando de la ley de Moisés sino de sus reglas inventadas.

Jesús no vino aquí para disfrazar todas sus tradiciones y reglas humanas.

Sino que, Jesús – introdujo una nueva dispensación de gracia. No venimos a Dios con sacrificios y ceremonias hoy en día ¿o sí?; ahora venimos a Él por fe solamente, con la obra terminada de Cristo solamente.

[1] William Barclay, The Gospel of Luke (Westminster Press, 1975), pág. 60.

[2] Ibídem.

[3] J. Dwight Pentecost, The Words and Works of Jesus Christ (Zondervan, 1981), pág. 155.

[4] John D. Grassmick, “Mark” en The Bible Knowledge Commentary, Nuevo Testamento (Victor Books, 1983), pág. 114.

[5] Ibídem.