Lección Travesía Bíblica

Lección 363: La Boda Que Nunca Ocurrió

Pasaje Bíblico: Mateo 1:18-25.

Los planes de Dios a veces interrumpen los nuestros. Simplemente necesitamos obedecerle y aprender a reajustar nuestro pensamiento. El gran plan de Dios para la venida del Mesías de Israel al mundo creó algunos desafíos para José, pero el carácter de este hombre piadoso estaba preparado para el desafío.

Transcripción

Para la persona promedio, mencionar el nombre de José al hablar del nacimiento de Jesús generalmente provoca sentimientos de lástima. El pobre hombre comprometido con la chica que amaba. Planeó casarse y tener hijos, expandir su negocio y ¡zas! De la nada llegan noticias que pondrán su mundo de cabeza. Nunca va a haber una boda ¿lo había pensado? Ya sea, para José o María.

La persona promedio piensa en José como un hombre que está apenas dispuesto a participar en el terrible desarrollo de eventos desafortunados. Ahora es el centro de atención por un breve momento, y luego se va.

¿Se ha fijado en la típica obrita de Navidad? Donde el niño que actúa de José sale al escenario, guiando a unos niños disfrazados de animales. José llama a la puerta de la posada y dice: “¿Le queda lugar?” Y quizás tenga un par de líneas en el establo, y eso es todo.

El Ejemplo de José

La verdad es que José fue un hombre piadoso y muy fiel. El aún aceptó la encarnación de Jesucristo con toda su vida. Él es, de hecho, un enorme modelo de humildad e integridad que vale la pena estudiar en nuestra Travesía Bíblica.

Si María y José tenían la edad promedio para casarse en la comunidad judía del primer siglo, José tendría entre dieciocho y unos veinte años, y María habría tenido dieciséis o diecisiete años.[1] Por cierto, no crea que Dios no puede usar jóvenes para hacer grandes cosas para Él.

Los siguientes eventos que ocurren cronológicamente se encuentran en Mateo 1:

El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. (Mateo 1:18)

 Aunque fue sobrenatural, para entender lo devastador que fue el embarazo de María para José, debemos entender algo sobre las tres etapas de una típica boda judía.

Las Etapas de una Boda Judía

Primero era el compromiso. Lo acordaban los padres cuando los niños eran pequeños. Los padres elegían normalmente las esposas de sus hijos. Entre más pasan los años, mejor me parece esa idea.

Por lo general, la pareja no se conocía hasta la segunda etapa, que se llamaba desposorio o kidushín. Esta etapa duraba un año, dando tiempo al novio para construir su hogar, que generalmente era una extensión en la propiedad del padre. Y en ese tiempo, la novia preparaba y juntaba lo necesario para convertirse en ama de casa.

Durante el kidushin la pareja estaba legalmente casada pero no vivían juntos. La única forma de salir del desposorio era la muerte o el divorcio. De hecho, si José hubiera muerto durante el desposorio, María habría sido considerada una viuda en aquellos días. Por supuesto, pureza sexual durante este período de tiempo era absolutamente crucial.

José estaba anticipando la tercera y última etapa, llamada jupá, que era la ceremonia de la boda. La ceremonia implicaba varios días de banquete, celebrando la bondad de Dios al establecer otro hogar de fe en la comunidad judía. Al finalizar la celebración de la boda, el novio llevaría a su novia a su hogar.

Ahora, trate de entender lo devastado que estaría José en Mateo capítulo 1, versículo 18 donde leemos: “se halló que había concebido”. Él sabe que el hijo no es suyo. Está sorprendido por lo que esto implica sobre la chica que creía conocer. ¿Qué se supone que debe hacer?

El Precio de Seguir la Voluntad de Dios

El versículo 19 nos dice: “José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente.” Note aquíel recordatorio de que esta es una relación legalmente vinculante. José es llamado “su marido“. La infidelidad durante el tiempo de desposorio se consideraba adulterio.

Se nos dice que José es un “hombre justo”; él trata de hacer lo correcto, y si María es culpable de adulterio, sería perfectamente correcto acusarla públicamente y ponerle fin a su desposorio. Pero él también ama a María. Así que, decide terminar en secreto el desposorio salvándole a María de una humillación o pena pública, aunque el hacerlo público habría reivindicado su propia reputación.

Aquí José está renunciando a su orgullo personal. Pero José no solo va a tener que renunciar a su orgullo; sino también a su privacidad. El versículo 20 dice:

Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. (Mateo 1:20)

Con este anuncio de una concepción sobrenatural, José sabe que está a punto de ser arrojado al centro de atención pública. Él planeó poner todo a un lado en secreto; pero sabiendo que María ha concebido milagrosamente por esta misteriosa obra del Espíritu Santo al tan esperado Mesías de Israel, y que él ahora va a ser su padre terrenal… bueno, adiós a una vida tranquila.

Piense en esto: después del nacimiento de su Hijo adoptivo, ángeles iluminarán el cielo anunciándolo, pastores luego inesperadamente vendrán a ver al bebé y los magos de Persia llegarán para adorarlo. José y María tendrán que huir por sus vidas, ya que Herodes trata de encontrar a este bebé que recibió el título de Herodes, “Rey de los judíos”.

José nunca imaginó todo eso, pero al menos sabe en este momento que criar al Mesías lo va a sacar de las sombras del anonimato. Si el obedece este mensaje de Dios y toma a su novia embarazada como su esposa, habiéndose saltado la ceremonia de bodas, él sabe que su vida nunca volverá a ser igual.

Él pagó un alto costo por su obediencia. Sacrificó su orgullo y privacidad. Y yo me pregunto, qué le puede estar pidiendo hoy Dios que sacrifique, por causa de Su Hijo.

José también renuncia a una cosa más. Lo llamo sus prioridades personales. En el versículo 21, el ángel le dice a José: “[María] dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados“. El nacimiento de este Niño, el ángel dice, es el cumplimiento de esa gran profecía de Isaías de que la virgen concebirá y daría a luz un hijo (Isaías 7:14)

Dios llama a José a cambiar sus prioridades, como un típico hogar y un matrimonio normal, por las de Dios. Hay un bebé que necesita a un padre; y no cualquier bebé, el Mesías.

Aplicación

A medida que nos sumergimos en la escena y en la vida de José, dos cosas llaman mi atención. Primero someterse a Dios va a requerir unos cambios en nuestras vidas. No sabemos cuáles son porque no podemos ver más adelante, y la vida está llena giros inesperados ¿o no?

Segundo, someter nuestra vida a Dios no requiere experiencia, sino obediencia. Piense en esto ¿Cuántos gigantes mató el pequeño David antes de enfrentar a Goliat? Ni uno. ¿Cuántos Mesías había criado José antes del nacimiento de Jesús en Belén? Ninguno. Mire, Dios no está buscando personas con experiencia. Él busca personas dispuestas, ¡listas!

El momento más significativo en Mateo capítulo 1, al menos en la vida de este hombre, José, lo encontramos en el versículo 24: ” Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado”.

Vaya, lo hizo. Lo hizo. José obedeció al Señor. Y no lo olvide, aplastará su orgullo, le costará una vida de tranquilidad y va a cambiarle sus prioridades. La típica y esperada boda y la celebración nunca ocurrieron.

La respuesta de José a Dios fue esencialmente decir lo mismo que su Hijo adoptivo, Jesús, dirá un día: “no se haga mi voluntad, [Padre], sino la tuya ” (Lucas 22:42).

 

[1] Craig S. Keener, The IVP Bible Background Commentary: New Testament (Comentario de Antecedentes Bíblicos de IVP: Nuevo Testamento)  (InterVarsity Press, 1993), pág. 48.