Lección Travesía Bíblica

Lección 369: Resistiendo la Tentación como Jesús

Pasaje Bíblico: Mateo 3:13-4:11; Marcos 1:9-13; Lucas 3:21-4:13.

No hay un camino rápido y fácil para servir al Señor. Cada experiencia, cada día, nos prepara para seguir y servir a Dios el día siguiente. Los desafíos e incluso las tentaciones son los medios que Dios usa para enseñarnos, fortalecernos y prepararnos. Este es el dificil camino que siguió Jesús y hoy le enseña a transitar.

Transcripción

Los Evangelios nos dan cuatro eventos importantes que ocurren a continuación en la vida de Jesús. Vimos que, del desierto ha salido Juan el Bautista, este único y valiente profeta del Antiguo Testamento, vistiendo una túnica de pelo de camello y, me imagino, un poco de langosta y miel pegada a su barba. Juan ha predicado un mensaje de arrepentimiento para preparar a la nación para la venida del Mesías. Jesús está listo para comenzar su ministerio público. Pero antes de hacerlo, estos cuatro eventos toman lugar.

Evento 1: Identificación

Llamaré al primer evento: Identificación. Vamos al Evangelio de Marcos para verlo. “Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán.” (Marcos 1:9). Mateo nos dice que inicialmente Juan se resistió a bautizar a Jesús, pero Jesús insistió (Mateo 3:15).

Tal vez se pregunte por qué Jesús se bautizó si no tenía de qué arrepentirse. Bueno, recuerde que la idea básica del bautismo aquí es la identificación. La persona que se bautizaba no solo testificaba de su arrepentimiento; también se identificaba con el mensaje del Mesías venidero. Cuando Jesús se bautiza aquí, también se identifica con el remanente creyente en Israel que esperaba el reino venidero del Mesías.[1]

Evento 2: Unción

Pasamos ahora el evento número dos que es la unción.

Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. (Mateo 3:16)

Cuando el Hijo de Dios dejó el cielo y se hizo hombre, no renunció a su naturaleza divina; él asumió naturaleza humana. Él es Dios y también hombre. Y con esta unción, Jesús, como hombre, va a mostrarnos cómo se somete al poder y guía del Espíritu Santo para poder completar Su misión mesiánica.

Por cierto, cada creyente hasta hoy ha sido ungido. Si es un hijo de Dios, ha recibido al Espíritu Santo que ahora reside en usted. El apóstol Pablo escribe en Romanos 5:5, que el Espíritu Santo nos ha sido dado. 1 Corintios 6:19 dice que “nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo”. Eso significa que tenemos el mismo recurso que Jesús tuvo para vivir una vida santa: el poder del Espíritu Santo.

Evento 3: Aprobación

Ahora encontramos el tercer evento, y a este lo vamos a llamar: aprobación. Leamos Mateo 3:17: “Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (véanse también Marcos 1:11; Lucas 3:22).

Esto hace alusión a las palabras proféticas de David en el Salmo 2:7, donde leemos: “Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy”. Jesús está recibiendo aprobación de manera pública de Dios el Padre.

Evento 4: Tentación

Después de estos tres eventos, llegamos al cuarto que es muy significativo y se convierte en el primer evento del ministerio de Cristo. Lo llamamos, la tentación.

Mateo, Marcos y Lucas nos dan su propio punto de vista y, al juntarlos, los tres relatos entregan la imagen completa de la tentación. Leemos que Jesús es guiado por el Espíritu Santo al desierto, donde ayuna por cuarenta días. Satanás aprovecha esta oportunidad y aparece para tentar al Señor a pecar.

Tentación 1: Sírvete a Ti Mismo

Mateo 4:3 registra las palabras de Satanás a Jesús: “Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan”. Él sabe que Jesús es capaz terminar su ayuno con un festín de pan fresco. Pero Jesús dice en el versículo 4, citando Deuteronomio 8:3, “Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.

Satanás tienta a Jesús a servirse a sí mismo. Lo tienta a usar su divino poder para satisfacer una necesidad humana. Note que Jesús nunca usó Su poder divino para hacer Su vida humana más cómoda.

Tentación 2: Pone a Dios a Prueba

Mateo y Lucas concuerdan en los detalles de las tres tentaciones, pero invierten el orden de las últimas dos. Mateo lo ordena cronológicamente, Lucas lo hace temáticamente. Como estamos avanzando en orden cronológico, vamos a Mateo donde escribe en el versículo 5:

Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra.” (Mateo 5:5-6)

Satanás puede citarle las Escrituras a Jesús; pero, como siempre, la tergiversa para que diga lo que él quiera. Así, tienta a Jesús a experimentar con la promesa de Dios de que va a cuidarlo. Satanás le está diciendo: “Jesús, ¿por qué no pruebas a Dios en vez de confiar en Él?”

Jesús responde en el versículo 7: “Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios”.  Jesús está citando Deuteronomio 6:16. Él contraataca y dice básicamente: “Mi confianza en Dios el Padre es tan grande que no necesito experimentar. No lo tengo que probar. En lugar de probarlo; voy a confiar en Él”.

Tentación 3: Toma el Camino más Fácil

Ahora, la tercera y última tentación se encuentra en Mateo 4:8.

Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. (Mateo 4:8-9)

Es decir: “Escucha, Jesús, ¿para qué sentir el rechazo? ¿para qué soportar el sufrimiento de la crucifixión y la separación de tu Padre? A mí me han otorgado autoridad sobre los reinos del mundo. ¿Por qué esperar? ¡Puedo dártelo todo ahora! Y quizás le mostró a Jesús una vista panorámica del mundo. No lo sabemos. Satanás dice básicamente: Jesús, puedes tener la corona ahora y evitar la cruz”.

Me encanta la respuesta de Jesús en el versículo 10. Él dice: “Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás”. Jesús está citando Deuteronomio 6:13. Él está echando al diablo con su autoridad. Durante todo el tiempo Jesús ha tenido el control, y Satanás lo sabía. Por eso, Mateo dice en el versículo 11: “El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían [a Jesús]”.

Note que cada respuesta de Jesús viene directamente de Deuteronomio. A veces me pregunto qué tan bien me iría si el diablo me tentara, y todo lo que tuviera es el libro de Deuteronomio. Bueno, eso es todo lo que Jesús necesitó para vencer el ataque de la tentación.

Estrategias para Vencer la Tentación

¿Ha notado que Satanás sigue tentando a la gente hoy con la misma estrategia? La primera tentación fue: “Si lo necesitas… si es una necesidad legítima como el hambre, ¡satisfácela! ¡Te lo mereces!” Jesús tenía necesidad de alimento y el poder para crearlo. Pero Satanás lo estaba tentando a cumplir sus deseos a su manera desobedeciendo a Dios el Padre. Tenemos que ir al Padre tal como Jesucristo lo hizo y preguntarle: “¿Quieres que yo tenga este deseo? ¿Es esto algo que te agradaría?”

La segunda tentación es: “Mira, ¿realmente crees que Dios se preocupa por ti? ¿Sabe Él de los problemas que enfrentas en la vida?” Debemos recordar que Dios los conoce, y nos dio la promesa: “No te desampararé ni te dejaré” (Hebreos 13:5).

La tercera tentación es asumir que la voluntad de Dios no es complicada, ni va a ser difícil. Satanás quiere que piense que puede tener la corona sin llevar la cruz. Pero Jesús promete enseñarnos y refinarnos a través de las pruebas ardientes de la vida que no se pueden evitar (vea Santiago 1:2-4; 1 Pedro 1:6-7).

Así que, cuando el tentador se acerque – y va a visitarlo hoy – quiero que piense en dos palabras: Uno, ¡corra! Corra a las Escrituras. Use la verdad de Dios para vencer las mentiras de Satanás.

Y número dos: ¡recuerde! Recuerde que, en cualquier situación, el Señor Jesús puede compadecerse de sus debilidades porque “fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (Hebreos 4:15). Él experimentó la tentación. Él sabe lo que siente hoy.

 

[1] J. Dwight Pentecost, The Words and Works of Jesus Christ (Zondervan, 1981), pág. 94.