Lección Travesía Bíblica

Navegando por los Evangelios

Lección 373: Eliminando la Competencia del Ministerio

Pasaje Bíblico: Juan 3:19-36.

Si conocemos a Jesucristo por fe y estamos creciendo en nuestra comprensión de quién es Él, lo que ha hecho y lo que está haciendo, no podemos dejar de reconocer humildemente que Él debe crecer y nosotros debemos disminuir. Juan el Bautista nos proporciona un maravilloso ejemplo de tal humildad.

Transcripción

En nuestra Travesía Bíblica hemos escuchado la conversación que Jesús está teniendo con un hombre muy religioso, que es bastante curioso también. Su nombre es Nicodemo, y Jesús le dijo que debía nacer de nuevo para entrar en el reino de los cielos. El nacer de nuevo es un nacimiento espiritual, como le explicó el Señor. Y eso ocurre cuando confía en Jesús como su Salvador personal.

La nueva naturaleza diferente del Creyente

Ahora, el Señor continúa y le dice a Nicodemo, en el versículo 18, que los que rechazan este mensaje de salvación son condenados. Y le dice por qué en el versículo 19: la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. En otras palabras, la gente rechaza la luz de la salvación porque ama las tinieblas del pecado.

Sabe que puede traer un corderito a su casa y a un cerdito junto con él. Puede bañarlos a ambos y restregarlos hasta relucir y atarles un collar bonito. Pero tan pronto como los suelte, ese cerdo irá a buscar un charco, y ese corderito se va a ir a acostar en la hierba verde. ¿por qué? Bueno, ellos tienen diferentes deseos. Ellos tienen diferentes naturalezas.

El Señor está comparando la naturaleza de un incrédulo con la naturaleza de alguien que nació de nuevo. Él explica en el versículo 20: Porque todo el que hace lo malo odia la luz, y no viene a la luz para que sus acciones no sean expuestas.”(LBLA) O sea, Ama el charco del pecado.

Ahora, No lo malinterprete; Incluso el creyente puede caer en ese charco. Pero Jesús describe la diferencia entre alguien que tropieza y cae en ese charco de lodo con alguien que, de hecho, quiere vivir allí.

No sabemos cómo Nicodemo respondió aquí. De hecho, él desaparece, por así decirlo, de esta escena. Pero no se olvide de él. Lo vamos a ver otra vez un poco después.

El Bautismo de Jesús

Mientras tanto, leamos el versículo 22: Después de esto, vino Jesús con sus discípulos a la tierra de Judea, y estuvo allí con ellos, y bautizaba“. Luego el evangelio de Juan aclara que los discípulos de Jesús eran los que bautizaban a la gente mientras Jesús sin duda estaba enseñando. Tenga en cuenta que este bautismo era idéntico al de Juan el Bautista. Consistía en sumergir a la persona arrepentida en agua, mientras se preparaba para la venida del Mesías.  Tenía connotaciones proféticas. Era un bautismo del Antiguo Testamento.

No se olvide que, a pesar de que estamos en los Evangelios, estamos técnicamente en el Antiguo Testamento. El antiguo sistema con el sacerdocio y los sacrificios. Todo eso estaba vigente – aún el guardar el sábado. No es hasta que el Señor asciende al cielo y el Espíritu Santo desciende y crea la iglesia en Hechos capítulo 2 que el Nuevo Testamento (la dispensación del Nuevo Testamento) oficialmente comienza.

Volviendo a Juan 3:26 encontramos a Juan el Bautista y sus discípulos bautizando a personas también. Cierto hombre anónimo aparece y les informa que los discípulos de Jesús también están bautizando, ¡y están atrayendo a mucha más gente!

Este informe pone algo celosos a los discípulos de Juan. Tienen un poco de competencia aquí, ¡y no están contentos de que Jesús y Sus discípulos evidentemente están ganando más puntos que ellos!

Pero note cómo es que Juan el Bautista responde. Él les dice a sus discípulos en el versículo 30: “Es necesario que él [Jesús] crezca, pero que yo mengüe (o disminuya)”. O sea, “No estamos compitiendo; estamos cooperando con el mensaje de Jesús”.

Permítanme señalar en este punto de nuestro estudio cronológico por los evangelios un par de características de humildad en la respuesta de Juan; Y le digo que necesitamos más de este tipo de humildad hoy.

La humildad se niega a promover los logros personales.

La primera característica de la humildad es esta: la humildad se niega a promover los logros personales.

Juan el bautista les responde a sus discípulos en el versículo 27: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo“. En otras palabras, ¿De qué se están preocupando? El ministerio, sin importar el que sea, es de Dios. No somos nada más que lo que Dios nos ha hecho, y nada podemos recibir a menos que Dios nos lo dé, y eso incluye- los resultados del ministerio.

A menudo he pensado que el campo más competitivo no es el baloncesto, o el béisbol, o el fútbol. Es la iglesia, el ministerio. Comparamos la asistencia. Comparamos los presupuestos. También comparamos bautismos y aún el programa de navidad. Y eso es lo que los discípulos de Juan están haciendo aquí: comparan el número de personas que los siguen con los que siguen a Jesús.

Escuche: el impacto y el crecimiento del ministerio de una persona lo determina Dios. Es un regalo que el Señor le da a su siervo. El versículo 27 lo enfatiza: No puede recibir ni una sola cosa a menos que Dios se la de del cielo.

Eso no significa que podamos ser perezosos o descuidados en el ministerio y culpar a Dios cuando no hay resultados. Pero sí significa que mientras trabajamos duro con lo que tenemos – lo que Dios nos ha dado – le damos a Dios el crédito por lo que suceda.

Dios no nos ha dado a todos las mismas habilidades o dones. ¿o sí? La mayoría no vamos a poder predicar con la elocuencia de Charles Spurgeon. Ciertamente no tengo su memoria fotográfica tampoco. A veces, no recuerdo dónde estacioné el auto. Pero si nos quejamos de que no tenemos lo que él tuvo, estaremos cediendo a la tentación del orgullo, y más que eso, despreciamos la sabiduría de Dios, quien nos formó y nos equipó para el papel que Él nos quiso dar. Así que, en lugar de comparar, deberíamos cooperar con el plan que Dios nos dio.

La humildad se niega a enfatizar la importancia personal.

La segunda característica de la humildad que podemos ver en Juan el Bautista es esta:  la humildad se niega a enfatizar la importancia personal.

En el versículo 28 Juan dice: Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él“. Como verá, sus discípulos querían elevar su importancia. Juan está queriendo restarle importancia.

Él les dice en el versículo 29:

El que tiene la esposa, es el esposo; más el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido.

Juan se compara a sí mismo con el amigo del novio. En esta cultura, era algo así como el padrino de bodas. Ayudaría a hacer los arreglos para la ceremonia de bodas y serviría como el maestro de ceremonias. Por un tiempo, sería el centro de atención. Todos seguirían sus instrucciones. Pero cuando el novio entra en el salón, el amigo del novio se hace a un lado ¡y con gran gozo!

Eso es lo que dice Juan aquí: Por un tiempo, todos me han prestado atención. He estado haciendo preparativos para que la nación se encuentre con el novio, su Mesías. Pero Él ya está aquí y ha entrado en escena, así que es hora de que me haga a un lado ¡y lo hago con gozo!

Jesús es el Testigo Definitivo

En los siguientes versículos, Juan el bautista cuenta dos verdades sobre Jesús. Primero, deja en claro que Jesús es el testigo definitivo. Él dice en el versículo 31: el que viene del cielo, es sobre todos. Versículo 32: Y lo que vio y oyó, esto testifica”

Es como si Juan les dijera: “Miren, yo les puedo decir algunas cosas sobre Dios el Padre y sobre la gloria del cielo, pero Jesús vino de allí, ¡lo ha visto todo! Él es el testigo definitivo”.

Jesús es la Autoridad Eterna

Segundo, Juan declara aquí que Jesús es la autoridad eterna. Él dice en el versículo 35: El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano“. Es decir, solo a través de Jesús, el Hijo de Dios, podemos tener vida eterna.

Y con estas bellas palabras, y esta perspectiva, las cortinas están por cerrarse sobre este humilde y tan fiel ministerio de este hombre, Juan el Bautista. Y de su respuesta de humildad puedo decirle que Juan nunca se va a arrepentir en su vida o ministerio

Comprometámonos a vivir de esta manera. Y Pensemos de esta forma. Expresemos la misma actitud de Juan: “Yo debo menguar, pero Jesús debe crecer”. Así podemos exaltar a Cristo hoy.