Lección Travesía Bíblica

Navegando por los Evangelios

Lección 382: Pasos Sorprendentes hacia la Verdadera Felicidad

Pasajes Bíblicos Estudiados: Mateo 5:1-6; Lucas 6:17-21.

Descubre las claves para una vida plena mientras Jesús revela las Bienaventuranzas, ofreciendo un nuevo paradigma de felicidad. Desde la humildad hasta el anhelo por la justicia, cada palabra resuena con una promesa de consuelo y renovación.

Las Bienaventuranzas del Sermón del Monte

Continuamos hoy en nuestro estudio por los Evangelios. Estamos a punto de escuchar el sermón más famoso de todos los tiempos. Se llama el Sermón del Monte. Lucas 6:17 dice: “[Jesús] se detuvo en un lugar llano, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud de gente…”

La ubicación aquí es incierta, pero se ha identificado con una ladera en el norte del Mar de Galilea. He tenido el privilegio de estar allí en esa ladera que proporcionaba un hermoso anfiteatro natural al aire libre. Miles de personas podían sentarse en esa ladera y escuchar fácilmente al Señor predicar.

Ahora, el relato más detallado del sermón de Jesús se registra en Mateo capítulos 5, 6 y 7. El Señor comienza entregando lo que llamamos las Bienaventuranzas. Ahora, Esta palabra es proveniente del latín. Significa dicha o gozo, o también puede traducirla: genuina felicidad. Y Jesús está por captar la atención de la multitud diciéndoles, básicamente, cómo encontrar ese elemento tan esquivo de la vida que la humanidad ha buscado a lo largo de la historia: verdadera felicidad.

Bienaventurados los Pobres en Espíritu

Pero Jesús debe haber sorprendido a esta multitud cuando dijo, aquí en Mateo 5:3, “[Felices o] Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”. Estas personas habían escuchado de sus rabinos por generaciones la siguiente frase: “Bienaventurados los perfectos en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”. Pero Jesús dice: “No. Bienaventurados son aquellos que reconocen que no son perfectos en espíritu”.

Pero, ¿qué significa “pobre en espíritu” aquí? La palabra traducida “pobre” describe a personas que se encuentran tan afectadas por la pobreza que tienen que depender completamente de otra persona para vivir.[1] La pobreza en espíritu es la conciencia de que dependemos completa y absolutamente de Cristo.

Podrías parafrasear a Jesús diciendo: “Felices son los indefensos, porque ellos son los que le confían solamente a Cristo su eternidad “.

Bienaventurados los que lloran

Ahora Jesús nos da la segunda clave para la verdadera felicidad: “Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación” (versículo 4). Parece haber una progresión en estas Bienaventuranzas que voy señalar. Después que descubrimos la bancarrota de nuestro corazón en el versículo 3, nos lamentamos por nuestro pecado en el versículo 4, lo que finalmente trae perdón y consuelo del Señor. Eso lo lleva a la felicidad.

Él está hablando aquí de lamentarse por el pecado. De hecho, Él usa la palabra griega para un duelo. Está describiendo el dolor del duelo, el nivel de dolor que siente al llorar la partida de un ser querido.

Jesús nos dice que los que lloran descubren la felicidad porque son los que están afligidos por sus pecados y su pecaminosidad. Y cuando lo hacen, ¿a dónde van? acuden al Salvador pidiendo perdón y lo reciben en Cristo al poner su fe en Él.

Podríamos parafrasear las palabras de Jesús aquí: “Bienaventurados los quebrantados de corazón”. Bendición viene a aquellos que confiesan su pecado a Cristo. 

Permítame señalar que este verbo “llorar” está hablando de acción continua. O sea, el haber sido redimido, no significa que ya no sientes la necesidad del perdón de Dios. Entre más pasan los años, más cuenta se da uno de cuánto peca. Creo que el cristiano maduro no es necesariamente alguien que peca menos, aunque queremos eso y nos esforzamos. El cristiano maduro es alguien que confiesa prontamente. Entonces, ¿cuán pronto eres tú hoy para lamentarte y confesar aquel pecado que cometiste? Bueno, esta actitud de confesar rápidamente el pecado, según Jesús, es el camino que continuamente te conducirá a una felicidad genuina.

Jesús está diciendo en este pasaje: “¿Saben quiénes son las personas felices de verdad? Ellos son los que admiten sus pecados. Son los que me traen sus pecados siempre. Son los que momento tras momento confiesan. Bienaventurados los quebrantados de corazón, porque serán consolados, no solo ahora, sino para siempre en el cielo un día”.

Bienaventurados los Mansos

Ahora Jesús va a sorprender a su audiencia otra vez, con otro paso clave para la felicidad en el versículo 5: “Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra”.

Y uno piensa ¿es broma? Los mansos no son los que poseen la tierra, los pisotean en la tierra. Esto me hace acordar al niño que era acosado por el matón de la escuela. Todos los días, el matón le exigía al niño que le diera el dinero de su almuerzo: un dólar por día, $5.00 por semana. Ese era niño débil y no podía defenderse.

Pero luego, él vio un anuncio sobre unas clases de karate y él supo: eso es lo que necesito aprender para enfrentarme a ese matón. Estaba tan emocionado hasta que se enteró de que las lecciones costaban $5.00 por semana. Entonces, simplemente volvió a pagarle al matón. Era menos complicado.

Mire, Cuando pensamos en la mansedumbre, naturalmente pensamos en servidumbre, ¿o no? A los mansos les quitan el dinero del almuerzo. Los mansos no heredan la tierra; los arrojan y pisan en la tierra.

Déjeme decirle que, a pesar de que algunos diccionarios definen la mansedumbre como una forma de cobardía, en la Biblia, la mansedumbre no es debilidad. Mansedumbre es poder bajo control. De hecho, la palabra “manso” que se usa aquí describe a un caballo que se monta con un freno.[2] La mansedumbre es fuerza bajo control; es ser lo suficientemente fuerte para devolverle el golpe a ese matón pero elegir no desquitarse.

Jesús está diciendo que los mansos son lo que tienen su fuerza bajo control. Y ¿sabe que pasa? ellos “heredarán la tierra”. La palabra “Heredar”, a todo esto, es un verbo en tiempo futuro. Pasará en el futuro. Él está diciendo: ustedes no están a cargo por ahora, pero un día ustedes, los redimidos, lo estarán. Ustedes van a reinar sobre el planeta tierra; van a reinar con el Señor Jesucristo en Su reino venidero, según Apocalipsis 20:4.

Bienaventurados los Hambrientos y Sedientos de Justicia

Ahora, aquí en el versículo 6, de Mateo capítulo 5, Jesús entrega otra impactante declaración. Él dice: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”.

Tenemos que aclarar algo primero ¿Se refiere el Señor a una justicia objetiva? Que es esa justicia que Dios acreditó a nuestra cuenta cuando fuimos salvos. Eso no puede ser, porque nosotros ahora poseemos esta justicia de Cristo como un regalo de Dios por fe en Su Hijo (Romanos 3:21-22). Ya hemos sido declarados justos, eso significa que estamos bien con Dios. O sea, somos justos delante de Dios.

El Señor no está hablando acerca de estar bien con Dios, está hablando de vivir bien para Dios. El hambre y la sed de tener justicia significa que tiene apasionado anhelo apasionado de estar bien con Dios, de agradar a Dios por la forma en que vive para Él.

Escuche, la persona más feliz del planeta no la más adinerada y tampoco es la más sana; es la persona que tiene hambre de conocer al Señor y agradarle. La pregunta entonces es esta: ¿De qué cosas tiene hambre hoy?

He leído que un joven estudiante de Sócrates se le acercó un día para preguntarle: “¿Cómo puedo tener la sabiduría que tú tienes?” Sócrates dijo: “Sígueme” y lo llevó a la orilla del mar y luego se metió de lleno. El joven vaciló, pero luego, bueno, se metió con él. El agua les llegaba a la cintura cuando Sócrates se dio la vuelta y agarró al joven por el cuello y con fuerza le metió la cabeza bajo el agua; y luego lo sostuvo mientras el joven luchaba desesperado por respirar.

En el último momento, Sócrates lo levantó, lo llevó a la orilla y le preguntó: “Cuando te metí la cabeza bajo el agua, ¿qué querías más que nada?” El joven dijo tosiendo: “¡Aire, señor, aire!” Sócrates le dijo: “Cuando quieras sabiduría tanto como querías aire, la encontrarás”.

Entonces, ¿Cuánto hambre tiene este día de vivir una vida que agrade al Señor? Pregúntele al cristiano promedio: “¿Quieres agradar a Dios con tu vida?” y probablemente le diga: “y Claro que si, pero también quiero que Dios haga cosas que me agraden a mi… que me dé esto o lo otro”.

Muchos cristianos no tienen suficientemente hambre de Él – de una vida santa. Y esta falta de hambre se convierte en su mayor obstáculo para encontrar la verdadera y genuina felicidad.

Así que, oremos de esta manera hoy: “Señor, dame hambre de tener más de Ti; dame una sed que sea profunda por Ti, de estar bien con Dios, justo delante de ti. Dame hambre y sed de una vida que te agrade a ti”.

Sepa que, según el mejor sermón del mejor predicador, ese es el camino a la verdadera felicidad. Jesús lo prometió aquí: Felices, bienaventurados son aquellos que tienen hambre y sed de estar bien con Dios, porque ellos van a ser saciados.

 

[1] R. Kent Hughes, The Sermon on the Mount (Crossway, 2001), pág. 19.

[2] Warren W. Wiersbe, Meet Your King (Victor Books, 1980), pág. 34.